Nuestro sistema agroalimentario necesita información adecuada – ¿Cómo asegurar que eso suceda?
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La disponibilidad y la calidad de dicha información de riesgos agrícolas son altamente importantes para los agricultores y el posible impacto de información puede resultar muy costosa, lo que resulta en decisiones erróneas y pérdidas de ingresos por parte del agricultor. Los sistemas de información que no tienen fuentes confiables y/o tienen malos protocolos de procesamiento de datos, producen resultados en los cuales no se puede confiar. En otras palabras, “basura que entra, basura que sale”. La información es una parte integral de la gestión de riesgos agropecuarios, no solamente en el corto plazo para cubrirse contra eventos adversos, sino también en el mediano y largo plazo para adaptarse al cambio climático y poder adoptar prácticas resilientes. Los programas de gestión de riesgos agropecuarios y de agricultura climáticamente inteligente (Climate Smart Agriculture en inglés) no tendrán mucho impacto a no ser que los agricultores puedan tener acceso a información confiable para la implementación de los cambios necesarios en el campo.
Invertir en sistemas de información de riesgos agropecuarios es una forma costo-efectiva de asegurarse que los agricultores – y otros actores de la cadena agroalimentaria – tomen las decisiones correctas. Pero en una gran parte de los países, los sistemas de información de riesgos agropecuarios evidencian una gran falta de capacidad y escasez de financiamiento. Por ejemplo, México, un país con un sector agropecuario importante, no tiene información de precios del mercado local de productos agrícolas como el maíz, y es por esto que un nuevo proyecto financiado por el Banco Mundial tiene como objetivo ayudar a resolver este problema. Pero México no es el único. Argentina acaba de resolver este problema, también con apoyo del Banco Mundial, con la creación de un Sistema de Información de Precios de Mercado para los 7 granos básicos.