Impulsar la revolución de la energía renovable en África

|

Disponible en:

También disponible en: English | Français | العربية
 

El presidente Obama y su gabinete se reunirán con los presidentes, primeros ministros y líderes empresariales africanos durante la primera Cumbre de Estados Unidos y África, que se realiza en la ciudad de Washington. Uno de los temas más importantes que se debatirá es cómo los Gobiernos y los ciudadanos pueden tener acceso a energía eléctrica asequible en todo ese continente.

Veamos los hechos: 1 de cada 3 africanos (unos 600 millones de personas) y, aproximadamente, 10 millones de pequeñas y medianas empresas no tienen acceso a electricidad. Aquellos hogares y empresas que tienen la suerte de contar con servicio de luz eléctrica pagan tres veces más que sus pares en Estados Unidos y Europa; es más tienen que soportar cortes de energía habituales que generan pérdidas a sus países de entre 1 % y 4 % del producto interno bruto (PIB) cada año.

A pesar de que África es uno de los continentes más ricos en recursos hidroeléctricos y geotérmicos —entre 10 y 15 gigavatios (GW) de potencial en energía geotérmica solo en el Valle del Rift—, tiene abundante energía solar, recursos eólicos y una cantidad significativa de reservas de gas natural, su capacidad total de producción de electricidad es de cerca de 80 000 megavatios (MW) (incluyendo a Sudáfrica), es decir alrededor de la misma cantidad que España o Corea del Sur.

A medida que África ingresa en su vigésimo año consecutivo de expansión económica, y el Banco Mundial proyecta que el crecimiento del PIB del continente se mantendrá estable en 4,7 % en 2014 y aumentará a 5,1 % en 2015 y 2016, el continente precisa más electricidad. En términos específicos, necesita agregar 7000 MW de capacidad de generación cada año para satisfacer el crecimiento de la demanda que ha sido proyectado, pero solo ha conseguido 1000 MW adicionales de generación de electricidad anualmente.

La semana pasada, visité Camerún y la República Democrática del Congo, dos de los llamados "Estados manantiales" de África. Con los recursos en estos dos países –junto con Guinea, Etiopía y Uganda– se puede generar suficiente energía hidroeléctrica para responder a la creciente demanda en el continente. Vi que existe una variedad de áreas donde esa energía se necesita y también observé que hay soluciones claras a la vista.

En la zona oriental de Camerún, fui a las obras del proyecto de energía hidroeléctrica llamado Lom Pangar. Una vez que se finalice la construcción y se llene el embalse en los próximos dos años, esta nueva represa en el río Sanaga mejorará la fiabilidad del suministro de energía y bajará los costos para unos cinco millones de cameruneses. El proyecto Lom Pangar también sentará las bases para explotar todo el potencial hidroeléctrico del río Sanaga, que llega a 6000 MW, mediante la regulación del caudal del río.
 
La semana pasada en la República Democrática del Congo visité la central hidroeléctrica de Inga ubicada en el inmenso río Congo. Se estima que el potencial hidroeléctrico total de este país es de 100 000 MW, el tercero de mayor volumen a nivel mundial después de China y Rusia, pero solo se aprovecha el 2,5 % de este recurso clave. Con un potencial de generación de energía de 40 000 MW, la central hidroeléctrica de Inga es la más grande del mundo. Si se desarrolla de manera apropiada, esta podría convertirse en la fuente de energía renovable más rentable del continente africano, con un costo de producción de electricidad estimado de US$0,03 por kilovatio-hora y una huella de carbono mínima o inexistente, lo que es una significativa ventaja adicional.
 
Como sin lugar a dudas los líderes africanos les dirán a sus anfitriones estadounidenses en los próximos días, durante la Cumbre de Estados Unidos y África, este continente tiene un gran potencial hidroeléctrico pero solo está usando el 8 % de su fuerza hidráulica desaprovechada. Comparemos esa cifra con la de Europa occidental, que utiliza el 85 % de su potencial hidroeléctrico disponible. ¡Qué contraste impresionante: 8 % contra 85 %!
 
La abundante energía hidroeléctrica en Europa occidental dio a muchos países el impulso económico que necesitaban para aumentar progresivamente las condiciones de vida y comenzar nuevos capítulos en su esfuerzo por desarrollar la economía, y entregó a Europa una ventaja poderosa para generar riqueza y progreso. Como Europa y el resto del mundo, África merece tener la misma oportunidad de explotar este recurso energético ecológico para mejorar las vidas y las perspectivas económicas de sus habitantes.

Más allá de desarrollar estos activos de generación de energía, ellos deben conectarse al mercado, lo cual requiere la cooperación regional para construir la red de transmisión. Estamos trabajando con líderes africanos y sus asociados en la tarea del desarrollo —como parte de nuestra iniciativa más amplia de integración regional—, a fin de crear sistemas regionales de intercambio de energía en las zonas oriental, occidental, central y meridional del continente. Estos países, con una abundante cantidad de recursos de energía geotérmica, hidroeléctrica, solar y eólica además de gas, pueden transferir el exceso de suministro energético a una reserva común, de modo que los Estados vecinos, que cuentan con menor dotación de recursos de energía y capacidad de generación, puedan beneficiarse de este enfoque integrado para suministrar más energía a sus habitantes. Recae en los propios países la responsabilidad de eliminar todos los obstáculos a estas inversiones transnacionales. Como lo han señalado tanto el Banco Mundial como la iniciativa “Energía para África”, los beneficios de estas inversiones en producción de energía pueden ser solo obtenidos y traspasados a los consumidores africanos si la empresas de distribución cumplen con los niveles mínimos de eficiencia, viabilidad financiera y buena gestión. Las empresas de suministro de electricidad de la región —ya sean públicas o privadas— necesitan operar a plena capacidad y realizar las reformas necesarias de manera de abastecer de electricidad a la población del continente.

En África oriental, por ejemplo, el Banco Mundial ha movilizado US$684 millones para llevar a cabo el Proyecto de la Carretera de la Energía del Este (EEHP, por sus siglas en inglés) que busca conectar la red eléctrica de Etiopía con Kenya, y así reducir los costos energéticos y proteger el medio ambiente, mientras se sientan las bases para una cooperación regional más dinámica entre los países de dicha área.
 
En el resto de África, a medida que los precios mundiales del equipamiento de la energía fotovoltaica han caído, la energía solar se está convirtiendo cada vez más en una alternativa asequible para incluir en la combinación de fuentes de energía del continente. En Mauritania, que está a la vanguardia del movimiento de energía renovable en África, hoy en día la energía solar constituye el 30 % del uso energético de Nuakchot, con probabilidades de que en los próximos años, el 50 % de las necesidades energéticas de la capital del país sea cubierto con energía solar. Existe también un importante potencial para instalaciones de energía solar concentrada a gran escala tal como ya se han estado construyendo en Marruecos.

Además de la electricidad que brindan las dos centrales hidroeléctricas regionales en Manantali y Felou, Mauritania pondrá en servicio un parque eólico de 30 MW en los próximos 24 meses que aumentará la porción total de energía renovable, incluyendo energía hidroeléctrica, a aproximadamente un 45 % de la demanda total de energía del país. La cantidad restante será abastecida por el Proyecto Banda cuyo objetivo es generar electricidad a partir del gas y que fue aprobado recientemente por el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial. A través de este proyecto se producirá gas natural y se convertirá el ya existente en los yacimientos en las costas de Mauritania en unos 300 MW de capacidad de electricidad. Además, se exportará el superávit de energía eléctrica a Malí y Senegal, lo cual beneficiará a toda la región.

El proyecto Banda es importante no solo porque contribuye a satisfacer las necesidades energéticas en el Sahel sino también porque ayuda a demostrar que el Grupo del Banco Mundial cuenta con una variedad de instrumentos que pueden ser desplegados para llevar a cabo este proyecto de alta rentabilidad. Una combinación de hasta US$261 millones en garantías parciales contra riesgos y US$585 millones en garantías de inversiones ha sido movilizada para atraer la participación de inversores regionales y extranjeros en este innovador proyecto energético regional.
 
En el futuro, solo será posible atraer a estos inversionistas —fondos de capital internacionales, empresas de seguros, fondos de pensiones (tanto de África como mundiales)— si los proyectos de energía son financiables y están bien estructurados. Las instituciones como el Grupo del Banco Mundial pueden ayudar a diseñar la arquitectura financiera mediante instrumentos, tales como mecanismos de preparación de proyectos, garantías y seguros.
 
Los instrumentos de garantías son esenciales debido a que la percepción del riesgo asociado con las inversiones en proyectos de energía en África continúa siendo distorsionada y excesiva, y no refleja la sólida realidad macroeconómica en terreno. Además, las inversiones a gran escala en infraestructura requieren capital a largo plazo, pero están comúnmente sujetas a un desajuste tanto en términos de la composición de las monedas como de los vencimientos.  Los países están endeudándose en los mercados de bonos mundiales, a cinco años o siete años, cuando los proyectos energéticos se demoran mucho más en ser construidos y generar flujos de ingresos. De manera similar, como el crecimiento sostenido en África se refleja también en los crecientes ahorros internos, es imperativo aprovechar estos recursos y canalizarlos hacia inversiones productivas y de alta rentabilidad. Al ofrecer garantías y seguros contra riesgos políticos, el Grupo del Banco Mundial puede ayudar a gestionar estos riesgos y, con el tiempo, corregir el perfil de riesgo de los proyectos de energía en África.
 
La expansión del acceso a la electricidad a través de sistemas de redes, minirredes y sin conexión a una red es un elemento fundamental de nuestros esfuerzos para alcanzar el doble objetivo del Grupo del Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida de manera de beneficiar a toda la población del continente.  Además, al satisfacer la demanda de electricidad con los abundantes recursos renovables —energía hidroeléctrica, geotérmica, solar y eólica— África puede crecer de una manera ambientalmente sostenible, y realizar aportes mínimos a las emisiones  globales de carbono.  El continente está preparado para lograr un crecimiento ecológico —un bien público mundial— y al mismo tiempo responder a las necesidades de energía y las  aspiraciones de progreso de sus habitantes. 
 
Estos serán los mensajes que probablemente resonarán en la Cumbre de Estados Unidos y África aquí en la ciudad de Washington esta semana. Espero con ansias los debates sobre cómo podemos resolver el desafío energético de África. Desde ya podemos asegurar que el Grupo del Banco Mundial, encabezado por el presidente Jim Yong Kim, movilizará nuevos compromisos para impulsar el presente y el futuro del continente, en estrecha alianza con el Gobierno de Estados Unidos y los líderes políticos y empresariales africanos.
 
Makhtar Diop es el vicepresidente de la Oficina Regional de África del Banco Mundial.

Autores

Makhtar Diop

Director gerente y vicepresidente ejecutivo de la Corporación Financiera Internacional (IFC)