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Cómo el Banco Mundial analiza la COVID-19 (coronavirus) y las alianzas público-privadas, ahora y después de la crisis

Calle vacía de Nairobi, Kenia Calle vacía de Nairobi, Kenia

El mes pasado, el Banco Mundial inició una serie de sesiones de lluvia de ideas con unidades nacionales de alianzas público-privadas (APP) y representantes gubernamentales de todo el mundo para entender cómo la COVID-19 (coronavirus) está afectando sus programas de APP. Queríamos promover un intercambio franco de opiniones entre pares, que orientarán el diálogo de un Foro Virtual de la Comunidad de APP dirigido a los Gobiernos que lanzaremos este mes.

Nuestra intención es apoyar proactivamente a los países a medida que implementan estrategias de gestión y recuperación de la crisis para prevenir, mitigar y respaldar proyectos de APP en dificultades. Si bien nos estamos esforzando por enfrentar el tema de la COVID-19, esto es parte de nuestro enfoque integrado para ayudar a movilizar el financiamiento y conocimiento del sector privado para desarrollar infraestructura en general, con el fin de que los países puedan obtener más recursos de manera económicamente accesible, y de forma que optimicen el uso de dichos recursos.

Sabemos que una cooperación saludable con el sector privado será más importante que nunca a medida que los países salgan de esta crisis con aún más restricciones fiscales.  También sabemos, a partir de crisis pasadas, que muchos gobiernos utilizarán la inversión en infraestructura como una medida para estimular la economía. Nuestra función es muy clara: estamos aquí para ayudar a los países a optimizar soluciones del sector privado en infraestructura que sean sustentables y resilientes, y que se basen en las mejores prácticas, buena gobernanza, transparencia y sustentabilidad fiscal. También queremos ayudarlos a asegurar que sus inversiones en infraestructura —tanto públicas como a través del sector privado— respalden las trayectorias de bajo nivel de emisiones de carbono, aumenten la resiliencia al cambio climático y otros tipos de crisis, como la pandemia de COVID-19.

Permítame presentarle una perspectiva de cómo estamos viendo esto a corto y largo plazo.

En este momento, las interrupciones temporales de la demanda y operaciones están provocando pérdidas de ingresos a las APP. Esto no es una sorpresa, y estamos siguiendo de cerca la situación. Lo mismo ocurre con los retrasos en los cronogramas de construcción debido a problemas relacionados con los insumos, como la mano de obra, equipos y la escasez de materias primas para proyectos.

En el mediano plazo, anticipamos una tendencia descendente en los ingresos de los proyectos en funcionamiento,  efectos adversos en el acceso al financiamiento para aquellos que aún no han concretado el cierre financiero y la interrupción de los cronogramas de construcción de los proyectos que ya están en marcha.

¿Cuánto deberíamos preocuparnos? Esta es la pregunta clave. Las pérdidas a corto plazo se pueden recuperar si los operadores privados cuentan con reservas de ingresos, el componente fijo de sus pagos en los contratos de servicio y de venta a largo plazo y frenando las inversiones no esenciales.  De hecho, cuando los cronogramas de los proyectos han incorporado retrasos por eventos de riesgo, estos se pueden recuperar sin un impacto duradero en los aspectos fundamentales del proyecto. Se pueden aplicar cláusulas de fuerza mayor, compensación y cambio de ley dependiendo de las circunstancias de cada caso.

Estos impactos se pueden mitigar con resultados modestos a través de cláusulas de fuerza mayor y compensación, utilizando financiamiento "puente", inyecciones de capital, renegociación de parámetros claves del proyecto y la introducción de flexibilidad en las regulaciones sobre indicadores de desempeño, entre otras medidas. Si se limitan los efectos de la pandemia a corto o mediano plazo, el riesgo crediticio y el acceso a financiamiento del proyecto pueden no cambiar sustancialmente.

Más adelante, los ajustes en los contratos de APP existentes simplemente no serán posibles sin medidas proactivas por parte de los Gobiernos, los socios privados y los financistas, ya que los contratos tienen una flexibilidad limitada para adaptarse a cambios drásticos. Las rescisiones y recompras de contratos iniciadas por cualquiera de las partes se podrían hacer realidad si los Gobiernos eligen o se ven obligados a operar y mantener proyectos en dificultades. Esto parece menos probable; sin embargo, los responsables de formular políticas deberían ser cautelosos y evaluar los riesgos a nivel sectorial y de los proyectos a medida que evoluciona la situación.

En este sentido, tengo el siguiente consejo para los Gobiernos: sigan alerta. Recomendamos que examinen sus carteras de infraestructura de APP y de empresas estatales para determinar dónde existen los mayores riesgos financieros y qué está en juego en términos de prestación de servicios si los proyectos no cumplen sus objetivos o empiezan a tener dificultades financieras. Deberían identificar las opciones para salvaguardar la operación continua de servicios de infraestructura crítica mientras gestionan los impactos fiscales.  A partir de ahí, las respuestas normativas varían: desde el uso de la flexibilidad contractual, la reestructuración financiera, el otorgamiento de liquidez a corto y mediano plazo, los instrumentos apropiados de mejoramiento del riesgo crediticio, el reciclaje de activos o la monetización de los activos existentes.

Idealmente, los Gobiernos ya están haciendo esto y colaborando con sus socios privados y otras partes interesadas, como los financistas y los reguladores.  El Banco Mundial tiene la experiencia y los recursos para apoyar este trabajo según sea necesario. Las iniciativas financiadas por fondos fiduciarios que administramos también están listas para prestar asistencia:

La Plataforma de Asesoramiento para APP (PPIAF) ha puesto en marcha un programa mediante el cual los Gobiernos pueden solicitar apoyo para hacer un balance de las repercusiones dla COVID-19 en las carteras de APP; evaluación de la resiliencia de las estructuras de las APP; revisión contractual de alto nivel; ayuda y cláusulas en caso de interrupciones, y el suministro de ejemplos de mejores prácticas internacionales para mitigar los impactos, prevenir el fracaso de los proyectos y acelerar el desarrollo de las APP.

La Plataforma Global de Infraestructura  trabajando con sus asociados de los bancos multilaterales de desarrollo, está respondiendo con recursos específicos para ayudar con estudios adicionales, el reajuste de los precios, el reequilibrio y el sondeo del mercado con representantes del sector privado para proyectos en la etapa previa de la licitación afectados por la COVID-19. Esta plataforma también puede asesorar a las empresas estatales para enfrentar problemas de liquidez y ayudar a los Gobiernos a diseñar y preparar programas de inversión como parte de paquetes ecológicos de estímulo que sean asequibles, sostenibles y que se adecuen a los fines previstos.

 

¿Qué se puede esperar a largo plazo?

La realidad es que necesitamos APP y marcos contractuales más resilientes en el futuro. Las APP, como un medio para proveer infraestructura, están en constante evolución, al igual que la capacidad de los Gobiernos para contratarlas y utilizarlas eficazmente. La continua atención en el desarrollo de infraestructura como una clase de activos ayudará a avanzar en esto.

Pero, tomando prestado un concepto de la biología, sabemos también que hay momentos de evolución rápida. Estamos ahora experimentando la aparición de una nueva normalidad en muchos aspectos de nuestras vidas: algunos serán difíciles; algunos, esperemos, mejores.

No rehuyamos el desafío de avanzar aún más hacia el logro de APP en infraestructura más sustentables y resiliente. Especialmente en momentos como este, sabemos que el desarrollo de infraestructura de calidad ayuda a proteger vidas, medios de subsistencia y el futuro mismo de los países.

Ha llegado el momento de que el mundo encuentre maneras de aprovechar la tecnología y la infraestructura (infratech) a través de la integración de materiales, maquinarias e innovaciones digitales en todo el ciclo de vida de la infraestructura y, por supuesto, en las futuras APP.

Sí, es absolutamente posible crear un nuevo tipo de APP y un mejor marco de referencia que la respalde firmemente y que se sustente en todo lo que hemos atravesado una vez que finalice la crisis provocada por la COVID-19. Y espero con ansias ver que esto ocurra.

 

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