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Satisfacer las necesidades sanitarias de las personas con discapacidad durante la crisis de COVID-19 (coronavirus)

Crédito de la fotografía © WaterAid / Anindito Mukherjee Crédito de la fotografía © WaterAid / Anindito Mukherjee

Personas de todo el mundo están experimentando desafíos sin precedentes por la COVID-19 (coronavirus), ya que la pandemia tiene graves repercusiones en nuestra salud y bienestar. Si bien el virus puede afectar a cualquiera, sabemos por emergencias sanitarias mundiales ocurridas en el pasado que las crisis perjudican más gravemente a los pobres y a los más vulnerables, incluidas las personas con discapacidad. 

Las personas con discapacidad suelen tener necesidades de salud subyacentes que pueden aumentar la gravedad de los síntomas si contraen la COVID-19. También tienen un mayor riesgo de contagiarse con el virus debido a la falta de información sobre la propagación de la enfermedad y sus síntomas. Esta información básica no se proporciona con frecuencia en los formatos a los que pueden acceder las personas con discapacidad, como el lenguaje braille, las letras grandes, el lenguaje de señas, los subtítulos, los audios y las gráficas.

El distanciamiento social también puede poner en peligro la prestación de cuidado esencial en el hogar. Mientras tanto, las personas con discapacidad en establecimientos asistenciales enfrentan un mayor riesgo de contraer el virus de parte de otros residentes o del personal.

La COVID-19 es simplemente otro ejemplo de las desigualdades sanitarias de larga data a las que se enfrentan las personas con discapacidad.  Aunque todavía no conocemos todos los impactos, sabemos bien dónde estábamos antes de la pandemia.

Los 1000 millones que faltan

En un informe reciente de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres titulado The Missing Billion: Access to Health Services for 1 Billion People with Disabilities (Los 1000 millones que faltan: El acceso a servicios de salud para 1000 millones de personas con discapacidad) (i) se indica cómo los sistemas sanitarios están fallando a este grupo marginado. Se concluye que los objetivos de salud mundiales, como la cobertura sanitaria universal, son inalcanzables a menos que se mejore drásticamente el acceso a la atención de salud para estas personas.

En el informe se describen las tres necesidades sanitarias de las personas con discapacidad: las necesidades estándar, las necesidades derivadas de una mayor vulnerabilidad a la mala salud y las necesidades de tratamiento médico especializado o servicios de rehabilitación.

Las personas con discapacidad se enfrentan a barreras importantes incluso para acceder a los servicios estándar, y en consecuencia tienen peores resultados de salud que las que no tienen discapacidad.  Por ejemplo, en el informe se revela que las personas con discapacidad tienen el doble de probabilidades de contraer VIH/sida, tres veces más probabilidades de tener diabetes y un 50 % más de probabilidades de sufrir gastos sanitarios catastróficos. Además, el 40 % de ellas tiene una menor expectativa de vida debido a su acceso restringido a cuidado médico.

Instalaciones inaccesibles, obstáculos financieros, falta de transporte accesible y experiencias negativas previas con el sistema de atención de salud son solo algunas de las formas en que las personas con discapacidad luchan para acceder al cuidado que necesitan. Incluso cuando pueden acceder al sistema de atención de salud, con frecuencia se enfrentan a la estigmatización, la falta de tecnologías de apoyo o la capacitación insuficiente de los trabajadores sanitarios, recibiendo un servicio de menor calidad.

El camino hacia la inclusión

La creación de sistemas sanitarios que incluyan las discapacidades es una parte fundamental para garantizar una atención médica de calidad para todos.  En el Banco Mundial, entendemos que la inclusión de las personas con discapacidad es vital para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y nuestros dos objetivos de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida.

Para alcanzar el ODS 3 (i), los sistemas sanitarios deben abordar las necesidades de los grupos vulnerables y marginados, incluidas las personas con discapacidad. Reconocemos que la inclusión de la discapacidad es una parte importante de la creación del capital humano (PDF, en inglés), y la hemos considerado un aspecto fundamental de nuestro trabajo. La hemos incorporado en nuestros compromisos de la AIF-19 para proyectos en los países más pobres, así como en el marco ambiental y social que estamos aplicando a todo nuestro nuevo financiamiento de proyectos.

En el Marco sobre Inclusión de la Discapacidad y Rendición de Cuentas (PDF, en inglés) del Banco Mundial se proponen los siguientes pasos para conseguir que los sistemas sanitarios sean más accesibles e inclusivos:

  1. Recopilar datos desagregados por discapacidad para realizar un seguimiento del logro de la cobertura sanitaria universal.
  2. Aplicar enfoques de diseño y acceso universal en los proyectos de infraestructura sanitaria, incluidos los servicios de transporte, que representen las opiniones de los usuarios con discapacidad.
  3. Promover la cobertura sanitaria universal que incluya la discapacidad, mejorando la disponibilidad de servicios específicos para las personas con discapacidad y asegurando que estas puedan acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva.
  4. Desarrollar programas de capacitación para profesionales de la salud sobre las necesidades específicas en materia de atención y derechos de las personas con discapacidad. Los programas deben abordar también la estigmatización, incluso contra personas con problemas de salud mental y discapacidades psicosociales.
  5. Desarrollar enfoques basados en la comunidad en el área de la salud mental, que integren los servicios de prevención, tratamiento y atención. Promover la desinstitucionalización y alternativas a las prácticas de cuidado coercitivo en el sistema de salud mental.

En las últimas décadas, el Banco Mundial ha ayudado a los Gobiernos a mejorar los resultados de salud para las personas con discapacidad.  Por ejemplo, en la República Kirguisa, el Banco apoyó la creación de clínicas y escuelas de salud basadas en la comunidad enfocándose en la accesibilidad para personas con discapacidad.

En Burundi y Rwanda, el Proyecto de Emergencia para la Desmovilización y la Reintegración durante el Período de Transición (i) y el Proyecto de Emergencia para la Desmovilización y Reintegración (i)brindaron apoyo específico a grupos vulnerables, incluido alojamiento para excombatientes con discapacidades graves y actividades de capacitación. para mejorar su salud y aumentar su autonomía.

La COVID-19 ha dejado de manifiesto la existencia de diferencias generalizadas en el acceso a la atención de personas con discapacidad, subrayando la necesidad de sistemas sanitarios eficaces.  A medida que trabajan para frenar la propagación del virus, los países pueden aprovechar numerosas prácticas, lecciones y recomendaciones sobre las necesidades específicas de salud de las personas con discapacidad. La inversión en estas esferas demuestra el compromiso de ayudar a todas las personas a tener vidas saludables y vibrantes, incluidas las más vulnerable. Ofrecer atención de calidad a las personas con discapacidad mejorará los sistemas sanitarios para todos. 


Autores

Charlotte McClain-Nhlapo

Asesora mundial en temas relacionados con la discapacidad del Banco Mundial

Phyllis Heydt

Directora de la Oficina del Embajador de la OMS para la Estrategia Mundial

Hannah Kuper

Directora del Centro Internacional de Recopilación de Evidencia sobre la Discapacidad de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres

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