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Los sistemas resilientes e inclusivos de gestión de las finanzas públicas permiten a los Gobiernos responder mejor a los desastres

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Cuando el huracán María azotó Dominica en 2017, destruyó más del 90 % de la infraestructura del país. Las redes eléctricas y de comunicaciones dejaron de funcionar durante meses. Las pérdidas y los daños ascendieron al 226 % del PIB de Dominica.

El personal del Ministerio de Hacienda informó más tarde que sus prácticas de gestión de las finanzas públicas (GFP), si bien eran adecuadas durante el tiempo de funcionamiento normal, no lo eran en caso de desastres. Los procesos de control estándar estaban reñidos con la necesidad de agilizar el gasto. La falta de registros completos y precisos (vehículos, equipos, edificios) hacía difícil determinar qué activos se habían perdido o dañado y cuáles eran las consecuencias en los costos. La falta de un mecanismo adecuado para financiar desastres, ya sea con las reservas o programas de seguros, retrasó la respuesta de emergencia. 

Para comprender de qué manera los países pueden prepararse, responder y recuperarse mejor de los desastres, identificamos los siguientes ocho aspectos en una reciente evaluación (i) para ayudar a mejorar la capacidad de los Gobiernos de gestionar los riesgos relacionados con los desastres y mantener las funciones de la GFP posteriormente (vea la ilustración a continuación).

 

Gráfico sobre la gestión de finanzas públicas resilientes y con capacidad de respuesta a los desastres

 

  1. Disponer de los arreglos institucionales adecuados: si bien los peligros naturales son inevitables, disponer de mecanismos regulatorios e institucionales adecuados para la GFP resiliente y con capacidad de respuesta a los desastres puede ayudar a mitigar los impactos de estos. Una estrecha colaboración entre los organismos financieros centrales y los organismos nacionales de la gestión del riesgo de desastres garantiza una preparación adecuada, eficiente e inclusiva para responder a los desastres y recuperarse tras ellos.
     
  2. Crear sistemas de información y registros resilientes: las instituciones de GFP pueden preparar sistemas de información y de registros digitales para responder y continuar operando después de los desastres. Disponer de procedimientos de respaldo sólidos y mecanismos adecuados para la continuidad de los centros de datos es fundamental para mejorar la resiliencia ante desastres.
     
  3. Planificar y elaborar presupuestos: los ministerios de Finanzas deben evaluar los riesgos de manera proactiva y ayudar a asegurar que los mecanismos de financiamiento estén disponibles para abordar los impactos previsibles de los desastres. La planificación y presupuestación eficaces pueden reducir la exposición de las personas y los activos a los desastres y mejorar la resiliencia.
     
  4. Organizar una gestión de activos fundamentada ante los desastres: el diseño del proyecto, la ubicación física y la construcción deben considerar la vulnerabilidad a los peligros naturales usando proyecciones de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos durante la vida útil prevista de los activos. Los países pueden utilizar diversos mecanismos para hacer el seguimiento de los activos físicos, incluidas las plataformas de georreferenciación que se pueden usar como una herramienta para gestionar el riesgo de desastres.
     
  5. Garantizar la transparencia y la rendición de cuentas: cuando ocurren desastres, los Gobiernos deben actuar con rapidez para brindar ayuda a las poblaciones afectadas y restablecer los servicios. Sin embargo, la urgencia no es incompatible con un control y rendición de cuentas apropiados. Los Gobiernos deben demostrar que los fondos se asignan de manera justa y apoyan a los más necesitados.
     
  6. Preparar planes de adquisiciones con anticipación: los Gobiernos pueden preparar planes de adquisiciones durante condiciones normales de funcionamiento para estar listos cuando se produzcan desastres. Esto incluye estudios de mercado, estrategias de abastecimiento, acuerdos marco y memorandos de entendimiento. Los Gobiernos pueden además usar procedimientos de adquisición acelerados y programas de capacitación para implementarlos de manera eficaz cuando sea necesario.
     
  7. Implementar una auditoría y supervisión con capacidad de respuesta a los desastres: las entidades fiscalizadoras superiores, la legislatura y el público tienen una función que desempeñar en el examen de los gastos relacionados con los desastres para garantizar el cumplimiento de la legislación y las reglamentaciones, y desincentivar el fraude, el despilfarro y el abuso.
     
  8. Ser inclusivos: los Gobiernos pueden identificar las necesidades de los diferentes segmentos de la población y abordar estas necesidades en los planes, los presupuestos y la implementación de programas para responder a los desastres. La recopilación y análisis de datos desglosados son esenciales para comprender las brechas en la inclusión social y aportar información para el diseño de políticas.

La evaluación de la GFP resiliente y con capacidad de respuesta a los desastres se centra en las catástrofes repentinas causadas por peligros naturales  (vea el cuadro a continuación). Es probable que la frecuencia y la gravedad de los peligros meteorológicos e hidrológicos aumenten con el tiempo como resultado del cambio climático. Sin embargo, los elementos de la mencionada evaluación también son importantes para desarrollar resiliencia institucional y capacidad de respuesta ante epidemias.
 

Evaluación rápida de los peligros abordados en la evaluación de la GFP-RCDC


Los ministerios de Finanzas cumplen una función única ayudando a los Gobiernos a anticipar y gestionar los riesgos de desastres. Al implementar políticas y procedimientos de manera anticipada que pueden activarse en caso de un desastre, los ministerios de Finanzas ayudan a los Gobiernos a ser más resilientes y a tener una mayor capacidad de soportar los impactos fiscales y sociales que puedan surgir. Dado que aumenta la intensidad y la frecuencia de los desastres relacionados con el clima, es el momento de invertir en una GFP resiliente, con capacidad de respuesta e inclusiva.

El desarrollo de la herramienta de evaluación fue posible gracias al Programa de Integración del Cambio Climático en la Gobernanza, una iniciativa del Banco Mundial, con el apoyo de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos de Suiza y el Fondo de Resiliencia de Canadá y el Caribe (i) en asociación con el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR). Descargue la herramienta de evaluación de la GFP-RCRD (i).


Autores

Bernard Myers

Especialista sénior en Gestión de las Finanzas Públicas

Urška Zrinski

Especialista en Sector Público

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