Imagine que vive en un país donde los servicios básicos son un lujo, el Gobierno está al borde del colapso y la estabilidad económica parece un sueño lejano. Esta es la realidad de casi 1000 millones de personas en los llamados Estados frágiles y afectados por conflictos —naciones que luchan por satisfacer incluso las necesidades más fundamentales de sus ciudadanos— que suelen verse devastados por guerras y conflictos civiles. La fragilidad de los Estados crea un círculo vicioso de crisis políticas y económicas.
Dado que el crecimiento y la creación de empleo han reducido la pobreza en todo el mundo, el Banco Mundial se concentra cada vez más en la difícil tarea de respaldar el desarrollo en los Estados frágiles y afectados por conflictos. Nuestra experiencia ha demostrado que garantizar el funcionamiento de los servicios financieros básicos —con el apoyo de los avances en las tecnologías digitales— puede ayudar a las personas a mejorar sus condiciones de vida, así como a disponer de recursos para los bienes públicos, lo que fortalece la legitimidad del Estado y aumenta la capacidad de las instituciones públicas.
En un documento publicado recientemente, Financial Sector Policy in Fragile States (i) (Las políticas del sector financiero en los Estados frágiles) se analiza la experiencia del Banco Mundial al apoyar las reformas del sector financiero en los Estados frágiles y se extraen algunas enseñanzas para orientar a los encargados de la formulación de políticas. A continuación se presentan las principales conclusiones:
La anatomía de la fragilidad del Estado
La fragilidad del Estado es como un castillo de naipes: con una ráfaga de viento se desmorona completamente. Los Estados frágiles están atrapados en un ciclo de inestabilidad, y son incapaces de respaldar el desarrollo del sector privado debido a la debilidad de sus instituciones y marcos regulatorios. La falta de infraestructura y de mano de obra calificada agrava estos desafíos y hace que el sistema financiero sea poco desarrollado e ineficaz, y con frecuencia se convierta en un vehículo de actividades delictivas. Los problemas de seguridad y la inestabilidad del Gobierno en todo momento hacen que la implementación de reformas se transforme en una tarea titánica.
No hay soluciones universales
Para hacer frente a este complejo panorama, las reformas financieras deben ser tan únicas como los propios Estados. Los responsables de formular políticas tienen que realizar evaluaciones exhaustivas para comprender las causas específicas de la fragilidad en cada país. Este enfoque personalizado debe ser flexible y estar listo para adaptarse a la evolución de las situaciones. La paciencia y los esfuerzos sostenidos son clave: fortalecer la capacidad institucional y lograr la estabilidad financiera es una maratón, no una carrera corta. La colaboración internacional es crucial. Al asociarse con organizaciones internacionales, los Estados frágiles pueden aprovechar los conocimientos especializados y los recursos compartidos, y maximizar el impacto de sus reformas. De manera conjunta, pueden abordar las causas fundamentales de la fragilidad de manera más eficaz y evitar la duplicación de esfuerzos.
Sentar las bases financieras
El primer paso hacia la estabilidad y la resiliencia es sentar bases sólidas para la banca y el financiamiento basados en el mercado. Esto implica crear un marco jurídico moderno para las actividades comerciales y simplificar los procedimientos judiciales. Estas reformas fundamentales son críticas; sin ellas, es probable que otras intervenciones fracasen. Las primeras prioridades deberían incluir: frenar las pérdidas bancarias, restablecer el control monetario y reactivar el flujo de crédito hacia la economía. Reforzar la supervisión del sector financiero es también esencial, aunque tarde en dar resultados. El éxito a largo plazo depende de la entrega de asistencia técnica práctica y el fortalecimiento de la capacidad. Si bien la profundización financiera es una meta importante, es crucial restablecer primero la salud y las funciones básicas del sector financiero antes de perseguir objetivos más avanzados.
Fortalecer la integridad financiera
Los Estados frágiles a menudo deben lidiar con delitos financieros sin control, que abarcan desde el lavado de dinero hasta la corrupción. Estos problemas pueden penalizar la economía y obstaculizar los avances hacia la estabilidad. Es necesario fortalecer las capacidades de los organismos que participan en la lucha contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Al mejorar la integridad financiera, los Estados pueden crear un entorno económico más confiable y estable.
Establecer (o restablecer) sistemas de pago sólidos
Los sistemas de pago eficaces son el elemento vital de toda economía, permitiendo el flujo expedito de las transacciones, la asistencia humanitaria, la asistencia para el desarrollo y las remesas. En contextos frágiles, establecer o restablecer estos sistemas plantea desafíos particulares. Los responsables de formular políticas deben realizar diagnósticos específicos, fijar objetivos claros y no limitarse a copiar modelos de mercados más estables. La gestión ágil de proyectos y las tecnologías de rápida implementación, como la computación en la nube, pueden ayudar a superar las deficiencias institucionales y de gobernanza.
Empoderar a las pequeñas empresas: El pilar de la estabilidad
Las microempresas y las pymes son el pilar de toda economía, y las economías frágiles no son una excepción. Estas impulsan la estabilidad social y la resiliencia, pero a menudo enfrentan importantes obstáculos para acceder al financiamiento. Los responsables de formular políticas deben centrarse en desarrollar infraestructura financiera y digital básica, abordar las limitaciones de capacidad y desbloquear el financiamiento bancario. Aprovechar los intermediarios financieros no bancarios y examinar cuidadosamente la necesidad de financiamiento en condiciones concesionarias son también estrategias esenciales. Los programas de asistencia técnica pueden mejorar aún más la gobernanza, la gestión de riesgos y el desarrollo de productos tanto para los prestamistas como para las microempresas y las pymes.
El camino a seguir
Reformar el sector financiero en los Estados frágiles no solo es una necesidad económica: es algo esencial. Estos cambios pueden ayudar a romper el ciclo de inestabilidad y allanar el camino hacia un futuro más seguro y próspero. Con la implementación de estrategias de políticas del sector financiero específicas, flexibles y sostenidas, los Estados frágiles pueden sentar las bases de la estabilidad y el crecimiento. La colaboración internacional, la sólida integridad financiera y el apoyo a las microempresas y las pymes son componentes críticos de esta travesía transformadora. El camino hacia la estabilidad puede ser largo y difícil, pero con reformas financieras estratégicas, los Estados frágiles pueden resurgir de las cenizas y crear un futuro más prometedor para sus ciudadanos.
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