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Con las políticas adecuadas, el comercio puede reasumir su papel de motor de la reducción de la pobreza

Con las políticas adecuadas, el comercio puede reasumir su papel de motor de la reducción de la pobreza Foto de Duangporn, Getty Images

El comercio internacional se disparó a medida que el mundo se recuperó de la crisis económica provocada por la COVID-19. En 2022, el valor de los bienes y servicios comercializados fue un 24 % más alto que en 2019, antes del inicio de la pandemia. Pero en 2023, el comercio se topó con un obstáculo, y aumentó apenas un 0,1 % en comparación con el año anterior, como se señaló en la publicación Trade Watch (i) (Panorama comercial) del Banco Mundial. Fue necesario un fuerte crecimiento del comercio de servicios para compensar la primera caída del comercio de bienes en 20 años fuera de una recesión.

¿Hacia dónde vamos? En la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial se predice que el comercio se recuperará ligeramente en 2024 y 2025 a medida que se reafirman los patrones de antes de la pandemia. Según las proyecciones, el comercio será un reflejo del débil crecimiento previsto de la producción y la inversión mundiales.

Por otro lado, los pesimistas podrían afirmar que 2023 marca el comienzo de una nueva normalidad en el comercio en un mundo que se ve afectado por tensiones geopolíticas, conmociones relacionadas con el clima y un mayor proteccionismo en las economías grandes y avanzadas. Ese escenario sombrío significa problemas para los países en desarrollo, que necesitan el comercio, la inversión extranjera y la participación en las cadenas de valor mundiales para eliminar la pobreza y garantizar su transición verde.  

Sin embargo, existen razones para el optimismo. Tres factores sugieren que el comercio internacional podría reasumir su papel como un poderoso motor de la creación de empleo y la reducción de la pobreza.

El primer factor es la resiliencia observada de las cadenas de valor mundiales y regionales, que cumplió una función fundamental (i): ayudar a muchos países en desarrollo a promover el comercio al servicio del desarrollo en las últimas décadas. Si bien las sanciones impuestas a Rusia y los esfuerzos de Estados Unidos por desvincularse de China redujeron el comercio directo entre estos bloques, el comercio indirecto y regional a menudo compensó la disminución (gráfico 1), y los países en desarrollo siguieron comerciando con los distintos bloques. Esta resiliencia muestra que no es fácil desplegar completamente las cadenas de suministro mundiales construidas a lo largo de décadas para servir mejor a las empresas y los clientes de todo el mundo en medio de diversas conmociones..

Gráfico 1: El comercio intrarregional e indirecto ha ayudado a compensar las disminuciones en el comercio directo entre los principales bloques.

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Gráfico A) Fuente: Cálculos del personal del Banco Mundial basados en las bases de datos BACI y Trade Watch del Banco Mundial. 
Nota: El último año disponible para la región de Oriente Medio y Norte de África es 2022, y 2023 para las otras regiones. 
Gráfico B) Fuente: Cálculos del personal del Banco Mundial basados en Haver Analytics. 
Nota: El gráfico indica el crecimiento adicional estimado de las exportaciones a EE. UU. asociado con el aumento de las importaciones procedentes de China en comparación con el período comprendido entre enero de 2015 y febrero de 2018.

El segundo factor es el fuerte crecimiento del comercio de servicios, especialmente de aquellos prestados por vía digital, a pesar de los altos niveles de restricción (gráfico 2). El comercio de servicios (i) brinda grandes oportunidades de crear más y mejores empleos en los países en desarrollo y aumenta la competitividad de las exportaciones a través de las importaciones de servicios empresariales eficaces que, a su vez, sirven como insumos para otros bienes y servicios.

Gráfico 2: El comercio de servicios ha crecido rápidamente, a pesar de las restricciones.

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Gráfico A)  Fuentes: FMI, OCDE, UNCTAD, Banco Mundial y OMC (2023), Digital Trade for Development, Organización Mundial del Comercio, Ginebra. 
Notas: El gráfico ilustra las tasas de crecimiento de las exportaciones de bienes, los servicios prestados a través de medios digitales, y otros servicios. El año base para estas tasas de crecimiento es 2005 (con 2005 fijado como 100). 
Gráfico B)  Fuente: Cálculos del personal del Banco Mundial basados en la base de datos sobre políticas del comercio de servicios del Banco Mundial y la OMC. 
Notas: Los servicios prestados a través de medios digitales incluyen los servicios profesionales, informáticos, comunicacionales y financieros. Los servicios prestados físicamente incluyen la construcción, la distribución, la salud, el turismo y el transporte.

El tercer factor es el crecimiento del comercio relacionado con el clima. El cambio climático y las políticas para contrarrestarlo ya están redistribuyendo las ventajas comparativas, y los beneficios inducidos por la especialización que puede generar contribuirán significativamente a la necesaria reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se podrían crear nuevos flujos comerciales con inversiones implementadas adecuadamente en países que ofrezcan estas nuevas ventajas comparativas verdes. Además, el auge anticipado en la demanda de bienes ambientales, como los paneles solares, generará amplias oportunidades comerciales y potencial para desarrollar nuevas cadenas de valor verdes mundiales y regionales, que incluyen desde la extracción de litio hasta el ensamblaje de vehículos eléctricos.

Gráfico 3: El cambio climático y las políticas de mitigación redistribuyen las ventajas comparativas.

Escenario 2C con respecto al escenario de referencia

Fuente: Brenton, P., V. Chemutai, M. Maliszewska e I. Sikora, Trade and the Climate Emergency: Policy Priorities for Developing Countries (de próxima publicación), Grupo Banco Mundial, Washington, DC. 
Notas: Escenario 2C: Metas regionales específicas de reducción de emisiones para 2030 basadas en las CDN y un aumento de los objetivos de mitigación posteriores a 2030 con una armonización de los precios mundiales del carbono consistente con limitar el calentamiento global a 2,0 °C, para 2050. Las variaciones en el porcentaje de las exportaciones sectoriales en las exportaciones totales se miden en relación con el escenario de referencia (sin ninguna acción) y se muestran en puntos porcentuales utilizando barras apiladas en el eje vertical izquierdo. Las variaciones en el comercio total se muestran en el eje vertical derecho.

Sin embargo, estos factores no deberían volvernos complacientes. La aplicación de estos requerirá la acción decidida de todos los actores involucrados en el comercio.

Los países en desarrollo deberán mejorar su infraestructura comercial —carreteras, procedimientos aduaneros, y similares— y sistemas logísticos para poder satisfacer las normas de fiabilidad exigidas en la mayoría de los mercados de exportación. Y para mantener el acceso a esos mercados, también tendrán que cumplir con nuevos y estrictos estándares de sostenibilidad ambiental.

En materia de políticas, los países en desarrollo pueden mejorar la competitividad e incorporarse a las nuevas cadenas de valor verdes reduciendo los obstáculos a las importaciones de las tecnologías y los servicios ambientales. Deberían abstenerse de tomar represalias contra las medidas proteccionistas de las economías más avanzadas, que solo servirían para desalentar la inversión privada, nacional y extranjera. Por el contrario, podrían profundizar la integración regional abordando cuestiones transfronterizas relacionadas, sobre todo, con la competencia y la inversión y garantizado, al mismo tiempo, que los acuerdos comerciales preferenciales sean compatibles con las reglas mundiales. También pueden considerar la posibilidad de fortalecer su entorno regulatorio propicio (por ej., la protección de datos personales y las normas sobre flujos transfronterizos de datos) para fomentar un comercio digital más seguro.

Por su parte, las economías avanzadas deberían asegurarse de que las medidas cada vez más ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de las cadenas de valor —como los gravámenes a la importación de bienes con un contenido relativamente alto de carbono o las políticas contra la deforestación— no restrinjan de manera excesiva el acceso al mercado de las empresas de los países en desarrollo. Fundamentalmente, las economías avanzadas deben garantizar la armonización de las normas ambientales y los mecanismos de cumplimiento para evitar crear una maraña de regulaciones complejas y contradictorias. De lo contrario, existen riesgos elevados de que el comercio se polarice entre un bloque verde y uno marrón, con consecuencias inciertas para la reducción de las emisiones de GEI.

En conjunto, tanto los países desarrollados como los países en desarrollo deben incorporar bienes públicos en la arquitectura comercial mundial, como los subsidios a las tecnologías verdes y un comercio más libre de bienes y servicios ambientales, al tiempo que se sigue impidiendo el uso de subvenciones solo para aumentar la competitividad. También será necesaria una mayor cooperación entre las autoridades reguladoras en los servicios y la aceleración de la ayuda para el comercio con el fin de hacer frente a los obstáculos a la actividad comercial en los países en desarrollo.

Por último, revitalizar el comercio exige renovar las funciones básicas de un sistema comercial basado en normas, teniendo en cuenta al mismo tiempo las preocupaciones que están surgiendo en las economías tanto desarrolladas como en desarrollo. Esto garantizará la igualdad de condiciones y permitirá a los países en desarrollo plasmar sus compromisos de reforma normativa en acuerdos comerciales creíbles y atraer inversión extranjera directa.


Sebastien Dessus

Gerente, Unidad de Comercio Mundial e Integración Regional, Banco Mundial

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