Desarrollar paisajes forestales con capacidad de adaptación al cambio climático

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Togo. Andrea Borgarello for World Bank TerrAfrica

Esta semana y la próxima semana tendrá lugar en París un “partido de alto riesgo” entre la ciencia y la voluntad política.
 
La parte que corresponde a la ciencia es muy clara: se ha establecido que 2015 es el año más cálido que se haya registrado, llegando la temperatura a estar un grado por encima de los promedios preindustriales. El cambio climático ya afecta a los países. A esto se añade el fenómeno de El Niño, que causa estragos en muchas partes del mundo. Y el calor va a aumentar.
 
El análisis político es más complicado. Por un lado, si los planes nacionales -las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés)-, elaborados por los países para luchar contra el cambio climático se implementaran, incluyendo las acciones condicionadas por el financiamiento disponible, esto pondría probablemente al planeta en una trayectoria de unos 2,7 °C, que sería catastrófica para los sistemas económicos, sociales y naturales de los que dependemos. Es evidente que aún queda mucho por hacer. Por otra parte, es una señal de avances que es bienvenida. El hecho de que casi todos los países del mundo (Carbon Brief contabiliza 184 compromisos climáticos hasta la fecha) (i) hayan presentado sus INDC es un logro notable que muchos habrían considerado imposible hace apenas unos años. De modo que hay progresos, pero no son suficientemente rápidos.
 
París debe ser visto como un hito importante en un arduo viaje: una plataforma para generar una espiral siempre ascendente de metas en muchos campos de medidas relativas al clima.
 
Un área que promete innumerables beneficios para las personas y el planeta es el cambio en el uso del suelo, la agricultura y la silvicultura. En conjunto, estos sectores representan un 24 % de las emisiones mundiales, pero contribuyen con un porcentaje mucho mayor de emisiones en muchos países en desarrollo. Un análisis preliminar de las INDC muestra un fuerte compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la deforestación, la degradación forestal, el cambio del uso del suelo y la agricultura. Y hay pruebas de un mayor deseo de medidas de recuperación del paisaje en muchos de esos países.
 
Hemos visto un enorme progreso a través de programas piloto y acciones comunitarias. El Banco Mundial y los fondos para el clima relacionados con los bosques que administra ya trabajan en la reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+) en más de 50 países. Estamos dispuestos a aumentar este apoyo después de París. En México, por ejemplo, el Proyecto de Bosques y Cambio Climático aprovecha unos USD 500 millones (dólares estadounidenses) provenientes de múltiples fuentes de financiamiento forestal, administradas por el Banco Mundial, para avanzar en la gestión sostenible de los bosques y las medidas relacionadas con el clima, mediante la reducción de la deforestación y la degradación forestal a nivel nacional. Gracias a su componente sobre carbono de los bosques, que se encuentra en preparación, se reducirían alrededor de 8,7 millones de toneladas de emisiones de carbono a través de iniciativas encaminadas a evitar la deforestación.
 
Es importante frenar el cambio climático, y también ayudar a desarrollar capacidad de adaptación de las personas que viven en paisajes forestales y se benefician de los productos y servicios forestales para obtener medios de subsistencia y para su bienestar. Más del 75 % de los habitantes que viven en extrema pobreza en el mundo reside en zonas rurales. Ellos dependen de manera desproporcionada de los recursos naturales como los bosques, los pastizales y los arroyos. Es por eso que es vital mantener o restablecer la salud de los paisajes en los que viven y trabajan. También es crucial si nos hemos propuesto seriamente poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030. Como lo mostró de manera clara nuestro reciente informe “Ondas de choque”, (i) la falta de políticas de desarrollo adecuadas sensibles a los factores climáticos y no reducir las emisiones podría sumir en la pobreza a otros 100 millones de personas para 2030. El documento también reconoce que, junto con otras medidas, la protección de los ecosistemas y la gestión sostenible de la tierra pueden facilitar la protección de las personas y los sistemas completos de fenómenos climáticos negativos, como las inundaciones y las sequías.
 
Apoyar los paisajes con capacidad de adaptación y el desarrollo “respetuoso con los bosques” puede poner en marcha un círculo virtuoso de metas con amplios impactos. Recuperar los manglares, por ejemplo, no es solo hacer lo correcto por el carbono o incluso por el bien de la biodiversidad, sino que es un enfoque sensato para la capacidad de adaptación. Actuando como un área natural de amortiguamiento, que atenúa el impacto del viento y las olas, los manglares son una manera eficaz en función del costo de aumentar la capacidad de adaptación de las ciudades y la infraestructura costeras. Invertir en árboles y protección forestal es vital para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de los recursos hídricos y los suelos que sustentan la agricultura. Y combatir la erosión del suelo es una de las principales preocupaciones de los países que dependen de las represas sin sedimentos para la generación de energía hidroeléctrica.
 
El Grupo Banco Mundial se encuentra en una posición ideal para proporcionar tanto la asistencia técnica como las inversiones que fundamentan las decisiones de los países en desarrollo en este momento decisivo de la historia. También actúa como una incubadora de financiamiento innovador: hemos apoyado el desarrollo de nuevos mercados para los servicios ambientales que proporcionan los bosques, incluida la protección de la biodiversidad, la captura de carbono y la gestión de las cuencas hidrográficas, y estamos extendiendo el pensamiento creativo y la innovación financiera a un ámbito más amplio.
 
En Mozambique, por ejemplo, un programa gubernamental exitoso, apoyado por el Banco, para conservar la biodiversidad y promover el crecimiento económico será fortalecido con financiamiento del carbono proporcionado por el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques en la provincia de Zambezia. (PDF, en inglés) Más allá de la reducción de emisiones de carbono, el programa tratará de impulsar el empleo, rehabilitar las tierras degradadas mediante la reforestación, y mejorar la capacidad de adaptación en una provincia pobre y densamente poblada, vulnerable a la variabilidad del clima y el cambio climático.
Así que nos enorgullece ser asociados del Foro Global sobre Paisajes, (i) que se celebra este fin de semana en París, donde se reunirán expertos en los temas de los bosques, la agricultura, el agua y la energía; autoridades; líderes empresariales, y representantes de la sociedad civil para analizar de qué maneras contribuye el uso del suelo a las metas relacionadas con el desarrollo y el clima. Debemos trabajar juntos urgentemente para conducir al planeta a una trayectoria con bajos niveles de emisiones de carbono y una mayor capacidad de adaptación. Proteger y recuperar los paisajes forestales es una gran manera de comenzar.

Autores

Paula Caballero

Former Senior Director, Environment and Natural Resources Global Practice

John Roome

Director, South Asia

María Lourdes Martínez
11 de Diciembre de 2015

MI PROPUESTA ES QUE EN CADA PAIS FORMEN UN GRUPO TECNICO DEPENDIENTE DEL MINISTERIO DE AGRICULTURA QUE FOMENTE EL CULTIVO DE BOSQUES COMESTIBLES COMO LO ENTIENDE EL AUSTRALIANO GEOFF LAWTON....YO MISMA QUISIERA HACERLO Y ME FALTAN LOS MEDIOS PARA CONTRATAR UN AGRONOMO...