Para poner fin a la tuberculosis se necesita un liderazgo firme, políticas adecuadas, más financiamiento e intervenciones originales

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Imagen de una aplicación móvil para servicios de cibersalud junto a una imagen de una voluntaria de la comunidad mostrando cómo usar el sistema electrónico.

En la última Cumbre para poner fin a la tuberculosis (TB) realizada en Nueva Delhi, Sudeshwar Singh, un sobreviviente de la enfermedad de 40 años, subió al escenario para compartir su historia. En su relato no solo habló sobre los problemas físicos causados por el mal, sino también sobre el estigma y el miedo que sufrió su familia y que amenazó con quebrantar su espíritu. No obstante, la historia de Sudeshwar tiene un buen final y constituye un llamado a ser optimistas frente a la lucha contra la TB, ya que él completó su tratamiento y se convirtió en un activista, dedicándose a crear conciencia sobre la TB en su estado natal de Bihar.

Su travesía es solo uno de los ejemplos que nos permiten estar optimistas hoy en día respecto de los esfuerzos mundiales para abordar la epidemia de TB. De hecho, hace un año con ocasión del Día Mundial de la Tuberculosis, nosotros escribimos un blog acerca del control de la enfermedad, estando a casi 10 000 kilómetros de distancia: uno en Nueva Delhi (i) y el otro en la ciudad de Washington. (i) Y aunque todavía existen desafíos y hay mucho por hacer, ambos sentimos que se generó un nuevo ímpetu en torno a los esfuerzos mundiales para enfrentar la epidemia de TB. Hace unos años, cuando aumentó la complejidad y la magnitud de la epidemia, era difícil sentirse optimista porque la TB había sobrepasado al VIH/sida como la principal causa de muerte por enfermedades infecciosas.
 
Aun así, la tuberculosis es un importante problema de salud pública y de desarrollo económico, en particular porque afecta desproporcionadamente a los adultos en su mejor época productiva. En el mundo, solo en 2016, 10,4 millones de personas contrajeron TB y 1,7 millones murieron a causa de la enfermedad, incluidas 374 000 personas que padecían tanto TB como VIH. Además, hay muchos otros casos que no son diagnosticados o informados.

India (i) tiene la incidencia más alta de TB en el mundo, con unos 2,79 millones de casos (i) en 2016. Y en África meridional se registra el mayor número de personas que sufren tanto tuberculosis como VIH/sida. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a agrupar a los países con alta carga de TB, TB/VIH y TB multirresistente; casi todos los países de África meridional pertenecen a uno o más de estos tres grupos.
 

Respuesta enérgica a la tuberculosis

Los componentes críticos de una respuesta enérgica a la TB deben incluir políticas estratégicas, un liderazgo firme, financiamiento adecuado e intervenciones innovadoras para el control de la enfermedad. El ministro de Finanzas de India anunció en 2007 un plan para eliminar la tuberculosis a más tardar en 2025, y desde entonces en el país se han implementado políticas y programas y se ha destinado financiamiento que, de mantenerse, reducirán la epidemia de TB no solo en India, sino en todo el mundo. En la Cumbre para poner fin a la tuberculosis de Nueva Delhi, el primer ministro Modi pronunció un apasionado discurso inaugural en que expresó una visión multisectorial e instó a formar alianzas entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil en India, Asia sudoriental y en todo el mundo. Subrayó que se necesita dedicación y liderazgo para controlar la epidemia de TB.
 
En el país, se está poniendo en marcha un ambicioso Plan Estratégico Nacional para el periodo 2017-2025 que incluye intervenciones originales. El plan, por ejemplo, incorpora esfuerzos para ampliar las alianzas entre los sectores público y privado, una opción adecuada debido a que el 46 % de los casos de TB en India recibe tratamiento en el sector privado. Los primeros proyectos piloto en India mostraron la eficacia de este modelo, y extender este trabajo será fundamental para el país.

India respaldó además su objetivo con recursos financieros, casi duplicando su presupuesto de 2016 para TB a USD 525 millones en 2017. Para abordar las deficiencias en materia de diagnóstico de la enfermedad, se instalaron máquinas Gene Xpert/CBNAAT en 624 distritos, las que se usan para detectar la presencia de bacterias de TB y la resistencia a los medicamentos. Los esfuerzos en curso para aplicar de manera universal las pruebas de sensibilidad a los fármacos para tratar la enfermedad tendrán un efecto importante en el control de la TB.

El país también se está centrando en proporcionar incentivos a los pacientes para seguir y completar el tratamiento de la TB. Si se diseñan bien, se implementan y se monitorean a escala, los incentivos para los pacientes podrían provocar un gran cambio en India y generar lecciones importantes para los 30 países con alta incidencia de TB. El diseño y la implementación de dicho esquema a escala no son asuntos sencillos, pero se pueden basar en diversas experiencias de América Latina, donde se han aplicado, por ejemplo, incentivos individuales y para los hogares con el fin de influir en la salud y otros comportamientos positivos.

En África meridional, más allá de los esfuerzos nacionales contra la TB, los Gobiernos continúan organizando una respuesta regional coordinada a la enfermedad, que tiene dimensiones transfronterizas y un impacto económico asombroso en la región. Además del diagnóstico y la cobertura de servicios de tratamiento para la población general, el Proyecto de Apoyo a los Sistemas de Salud y de Lucha contra la TB en África meridional, (i) aprobado por el Banco Mundial en mayo de 2016, ayuda a los países participantes a implementar y ampliar las intervenciones dirigidas a grupos vulnerables, como comunidades mineras, distritos fronterizos con altos niveles de movimiento de personas y bienes, y zonas de alta incidencia de pobreza. El enfoque regional del proyecto permite a los países lograr economías de escala mediante la armonización de esfuerzos, la coordinación de intervenciones de alto impacto y la mancomunación de recursos. El proyecto trabaja en coordinación con otras iniciativas y asociaciones regionales, entre ellas los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
 
Una característica especial del proyecto regional es que brinda apoyo a los países para establecer centros de excelencia en el tratamiento de la tuberculosis. Cada país participante —Malawi, Zambia, Mozambique y Lesotho— tiene una ventaja técnica comparativa, y cada uno está creando ahora un centro regional de excelencia en el tratamiento de la TB y enfermedades pulmonares ocupacionales. Si bien el liderazgo de cada país ha priorizado un área específica y sus propias prioridades de políticas en materia de salud pública, las innovaciones servirán a la región en general y generarán oportunidades sustanciales de aprendizaje para todos los países.

Por ejemplo, el centro de excelencia de Malawi pone énfasis en fortalecer el tratamiento de casos de TB e incluye el seguimiento de muestras y pacientes, y la gestión de medicamentos. Ha desarrollado una intervención de cibersalud para el seguimiento y tratamiento de pacientes con tuberculosis. El sistema basado en la web tiene una aplicación móvil que los voluntarios de la comunidad usan para registrar a los enfermos.

El sistema electrónico rastrea las muestras de esputo de los pacientes y reduce al mínimo el tiempo de respuesta desde la recolección de la muestra hasta la notificación de los resultados y, posteriormente, el inicio del tratamiento. Los enfermos reciben notificaciones por mensajes de texto una vez que los resultados están listos y avisos recordatorios de cuando retirar los medicamentos en el centro de salud. Si un paciente deja de realizar el tratamiento, el sistema envía alertas al paciente y lo coloca en la lista de “incumplidores”, una información destinada al proveedor encargado del seguimiento de los enfermos.

El centro de excelencia de Mozambique se encuentra en su fase final de desarrollo y se centrará en la gestión de los programas de TB, TB/VIH y TB multirresistente y tuberculosis infantil, dos áreas en las que África meridional no cuenta con conocimientos especializados y experiencia.

De cara al futuro

Hoy más que nunca existen oportunidades para avanzar en la respuesta a la tuberculosis y para que los países aprendan de las innovaciones —y los errores— que los demás han hecho en sus esfuerzos por ampliar sus programas. Con investigación basada en intervenciones y evaluaciones ágiles se pueden analizar nuevos enfoques sobre la prevención y atención de la tuberculosis, así como la eficacia de estos en función de los costos y las probabilidades de una implementación exitosa a gran escala.
 
Ampliar los programas innovadores exige recursos financieros, técnicos y humanos, cuya movilización debe formar parte de los planes a largo plazo para alcanzar los objetivos de 2030 a nivel mundial. La atención en el plano normativo que recibe hoy la TB debe mantenerse después de la Reunión de Alto Nivel sobre la TB de la Asamblea General de las Naciones Unidas, prevista para finales de este año. La tuberculosis debe seguir siendo un tema central del debate sobre políticas de la cobertura sanitaria universal y todos debemos asumir los desafíos financieros nacionales y externos.

Poner fin a la TB generará un bien público mundial con un inmenso valor económico y social. “Meri Jeeth, Meri Anubhav” (Mi victoria, mi experiencia) son las palabras de esperanza de Sudeshwar después de haberse curado de la tuberculosis. Esperamos que millones más vivan para hacerse eco de sus sentimientos.

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Autores

Ronald Upenyu Mutasa

Practice Manager, Health, Nutrition and Population, EAP.