Brasil y África Sub-Sahariana: socios transatlánticos

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Brasil y Africa, nuevos socios

Brasil y África Sub-Sahariana estuvieron unidos una vez por la trata de esclavos y otros lazos comerciales transatlánticos. Más de dos siglos después, como si trataran de paliar ese oscuro episodio, las dos regiones vuelven a mirarse, esta vez para intercambiar conocimiento e impulsar sus economías y el desarrollo de sus países.

Siguiendo las huellas del crecimiento que ha llevado a Brasil a convertirse en un actor clave internacional, los países del África Sub-Sahariana buscan conocimientos sobre exportaciones agrícolas –el clima de ambas regiones es similar-, a la vez que establecer nuevos vínculos comerciales y explorar las inversiones privadas.

En el informe Un Puente sobre el Atlántico. Brasil y África Sub-Sahariana, una Alianza Sur-Sur para el Crecimiento (i), muestramos cómo las relaciones Sur-Sur se están desarrollando de manera efectiva entre los dos lados del Atlántico, que una vez hace más de doscientos años estuvieron unidos por el tráfico transatlántico de esclavos.

Ahora, los países del África Sub-Sahariana se acercan a Brasil para obtener parte de sus conocimientos, establecer vínculos comerciales y explorar las inversiones privadas. La emergencia de Brasil como una de las más grandes economías del mundo y su éxito en aspectos de desarrollo social y económico atraen cada vez más la atención de países Africanos.

En menos de 10 años, Brasil logró disminuir la inequidad social, aumentando el nivel de vida de 20 millones de personas, que salieron de la pobreza y que ahora tienen acceso a un trabajo formal, servicios de educación y salud. Brasil es uno de los mayores exportadores mundiales de productos agrícolas y de alimentación como soya, café, azúcar, pollo y carne.

En el área de medicina tropical, Brasil es reconocido mundialmente por sus avances en la producción de medicinas genéricas para la cura del SIDA y de otras enfermedades tropicales. Brasil y una gran parte del África Sub-Sahariana comparten clima y geología similares.

Esto hace que las tecnologías Brasileñas sean de fácil adaptación en países Africanos, quienes esperan que Brasil comparta sus conocimientos y experiencias. Brasil está totalmente dispuesto a compartirlas, y esto se refleja en los acuerdos de cooperación con 25 países de África Sub-Sahariana. El comercio entre Brasil y África aumentó de US$2,000 millones a US$10,000 millones entre los años 2000 y 2010.

La presencia de empresas privadas brasileñas en África también creció. Existe ahora presencia en las áreas de minería, energía, construcción, infraestructura y agricultura. Tradicionalmente las empresas operaban en países lusófonos, pero ahora están también activas en países del África anglófona y francófona. Se están realizando iniciativas en Brasil, en coordinación con gobiernos Africanos, para aumentar la presencia de pequeñas y medianas empresas en África.

Sin embargo, existen todavía desafíos importantes que deben de ser atendidos para que las inversiones puedan crecer. Por ejemplo, la información sobre Brasil en África es limitada y viceversa; los costos de comunicación son elevados comparados con Europa y Estados Unidos; no existen rutas de transportes marítimo y aéreo directas y los vuelos son poco frecuentes.

Un barco debería tardar 10 días en llegar a Guinea Bissau desde uno de los  mayores puertos del Brasil, como Río de Janeiro o Santos, pero en realidad tarda 80 días debido a rutas indirectas y trámites burocráticos. Un vuelo de Brasil hacia África vía Europa demora normalmente unas 30 horas. Sin embargo, un vuelo directo de Dakar (Senegal) a Recife en el norte de Brasil, debería tomaría solamente 3 horas, y 5 a Rio de Janeiro.

Está previsto que en el 2013, un cable submarino de fibra óptica de aproximadamente 12, 800 gigabytes conecte el cono sur del África con el norte del Brasil. Esto debería ayudar a mejorar las conexiones de internet y el flujo de información entre los dos lados del Atlántico, favoreciendo la comunicación entre empresarios.

La presidenta Dilma Rousseff ha confirmado que su gobierno continuará dando prioridad a América Latina y a África. Esto, acompañado de las perspectivas positivas de crecimiento económico, el incremento de regímenes democráticos y la disminución de conflictos en África, pueden influir para que el futuro de las alianzas Afro-Brasileñas continúe floreciendo.


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