Un refugio para las abejas productoras de miel en el Chaco

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Según la FAO, la Argentina está entre los tres principales exportadores de miel en el mundo. Según la FAO, la Argentina está entre los tres principales exportadores de miel en el mundo.

Silvia Godoy ama las abejas. Todos los días , ella y sus colegas de la Cooperativa Apícola en la región del Chaco, en el norte de la Argentina, promueven una actividad muy especial: aumentar la producción de miel de una especie nativa de abeja, que se encuentra únicamente en los bosques de América Latina.

Como mujer de la etnia Qom, Silvia ha alentado una mayor participación de las comunidades locales indígenas y de criollos, al facilitar la comunicación y ayudar a establecer talleres para ampliar el alcance de la Cooperativa, que tiene por objetivo lograr que los pequeños productores puedan acceder a mercados nuevos.

Según la FAO, la Argentina está entre los tres principales exportadores de miel en el mundo.  Sin embargo, las abejas están sucumbiendo a las prácticas no sostenibles del uso de la tierra, que producen pérdidas del hábitat, y fomentan el uso de agroquímicos nocivos, entre otras amenazas como el cambio climático y las invasiones de especies exóticas. Esto altera el trabajo crítico que realizan las abejas como polinizadoras. La disminución constante en las poblaciones de polinizadores afecta los medios de subsistencia en el ámbito rural, la seguridad alimentaria y la conservación de la naturaleza.

A fin de promover actividades ecológicas en los paisajes que rodean a algunas de las áreas naturales protegidas de la Argentina, el Proyecto Corredores Rurales y Biodiversidad apoya la apicultura como parte de los Subproyectos de Desarrollo Sostenible, financiados por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM/GEF) y ejecutado por la Administración de Parques Nacionales de Argentina.

En el marco del proyecto, la iniciativa de “Mieles para Conservar” promueve la apicultura y, más específicamente, la cría de las abejas nativas. La Melipona, una abeja reconocida ancestralmente por los pueblos indígenas y que no pica, es una fuente de esperanza tanto económica como biológica.  Esta abeja más pequeña y resistente que la abeja europea produce una miel de alta calidad, que tiene el potencial de brindar fuentes alternativas de ingresos para los pueblos criollos y Qom de la región.

El propósito de “Mieles para Conservar” es generar un mercado para este tipo de miel poco común, mediante la capacitación de las comunidades en dos áreas principales: el sustento biológico y los aspectos técnicos de la producción de miel.  Con el cofinanciamiento de la provincia del Chaco, el proyecto busca entregar más de 400 colmenas o “cajones” a los beneficiarios (que se estima en 120 individuos, con un 50% de mujeres), y la construcción de un centro de exposiciones donde los pequeños productores podrán vender la miel y sus derivados.

La iniciativa de “Mieles para Conservar” promueve la apicultura y, más específicamente, la cría de las abejas nativas.

Foto: Carlos Javier Balcazas 

En tanto la producción de miel en sí misma no es algo nuevo para el área, la abeja nativa (Melipona) se encuentra en los hogares en colmenas o “cajones” más compactos, que son más fáciles de trasladar y, por ende, facilitan el trabajo. Estas características han llamado la atención de muchas mujeres en las comunidades, como es el caso de Silvia, que se ven atraídas por esta mayor “maleabilidad” de las colmenas.

Hasta el momento, se ha logrado un objetivo clave: la miel de Melipona ha sido autorizada por la ANMAT (el organismo regulador de alimentos y medicamentos en Argentina). Ello significa que la miel, que algunos cotizan a AR$8.5 el kilo, ha sido declarada como un producto apto para su venta y consumo. Las comunidades locales que son una mezcla de criollos y Qom (población indígena) ya saben que la apicultura es importante para la biodiversidad y han asumido una responsabilidad en este proceso.

Para la población local, con opciones de ingreso limitadas, esta nueva posibilidad reduce la presión sobre los bosques, ya que reemplaza –en parte- la necesidad de ganarse la vida sobre la base del carbón, una práctica que puede agotar los bosques y producir efectos secundarios nocivos para la salud de los productores. Y al mismo tiempo fortalece la biodiversidad local mediante el cuidado de los bosques que son hábitat de las abejas.

En tanto queda aún por explorar el verdadero potencial de la abeja Melipona nativa, no puede negarse su importante papel económico como polinizadora. Esta “mensajera” clave, junto con las comunidades locales que buscan hacer crecer este producto tradicional tan valioso, es un componente esencial del Proyecto de Corredores del FMAM/GEF. La miel de Melipona puede resultar una fuente viable para un nuevo flujo de fondos sostenibles para algunas de las comunidades más pobres de la Argentina.  Si “Mieles para Conservar” resulta una iniciativa exitosa, se podrá extender y replicar su experiencia a otras comunidades, ampliando así su impacto, a fin de mejorar los medios de subsistencia y proteger la biodiversidad.


Autores

Erin Conner

Analista de operaciones

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