La escritora Christine Petré, radicada en Túnez, analiza los resultados de encuestas recientes que sugieren que las actitudes hacia la democracia están cambiando.
En 2010, justo antes de la primavera árabe, la Encuesta sobre la Juventud Árabe (i) de ASDA'A Burson-Marsteller* identificó un descontento social altísimo entre la juventud de la región. La democracia era entonces la prioridad máxima. El 92 % de los encuestados respondió que “vivir en una democracia” era su mayor deseo. El mismo sondeo realizado hace unos meses muestra una baja notoria en las aspiraciones de democracia.
Cuatro años después de que la ola de demostraciones se propagó en el mundo árabe, generando inmensas esperanzas de cambio, la juventud parece escéptica de que un sistema democrático vaya a funcionar alguna vez en la región. Solo el 15 % de los jóvenes árabes entrevistados en 2015 identificó la falta de democracia como el obstáculo más grande de la región.
“El optimismo de la primavera árabe de 2011 disminuyó cuando las esperanzas y aspiraciones de la juventud árabe no llegaron a buen término de manera oportuna”, señaló Holly Dagres, escritora iraní-estadounidense radicada en Egipto. “Muchos asumieron que la democracia les proporcionaría mejores estándares de vida (pan), justicia social (dignidad) y libertad”.
“Creo que esta decepción es absolutamente normal”, comentó Afef Abrougui, una bloguera tunecina, añadiendo que: “había expectativas y esperanzas muy altas entre la juventud, pero tan pronto como las fuerzas contrarrevolucionarias, los hombres mayores, asumieron el control aumentó la decepción y muchos sintieron que habían sido excluidos del mismo proceso revolucionario que habían iniciado por grupos que no tenían ninguna relación con él”.
El resultado ha sido un descontento cada vez mayor con los frutos de la revolución. En 2015, según la encuesta, solamente el 38 % de los jóvenes sostiene que la región está mejor después de la revolución; dicha cifra en 2012 llegaba al 72 %. “Observé el empeoramiento en Libia el año pasado”, explicó la estudiante libia Asma Khalifa, actualmente radicada en Turquía. “A pesar de nuestros esfuerzos por aumentar la conciencia acerca de la importancia de votar, muchos jóvenes me dijeron que no tenía sentido”.
Según la encuesta, el 81 % (la mayoría) también expresó “preocupación” por la tasa de desempleo. “Muchos están ahora financieramente peor que antes”, explicó Dagres, quien no está sorprendida con los últimos resultados. “En 2015, la estabilidad es más prioritaria que la democracia porque con ella viene una economía estable y más —así como mejores— oportunidades”.
La inestabilidad actual en la región parece haber producido un alto nivel de incertidumbre sobre si la democracia podría funcionar alguna vez. En la reciente encuesta, el 39 % está de acuerdo con la declaración de que la “democracia nunca va a funcionar en la región”; el 36 % piensa que sí va a funcionar, mientras que el 25 % restante no está seguro. “Estos resultados me enojan”, dijo Abrougui. “Creo que los problemas que la región enfrenta hoy se deben a la falta de democracia”, sostuvo la bloguera tunecina. “Para mí, los que están de acuerdo con la declaración anterior están diciendo: ‘Está bien, intentamos la democracia y no funcionó’. ¿De verdad? ¿Hemos intentado realmente tener una democracia? ¡Como si cuatro años fueran suficientes para tratar de construir una democracia!”.
Sin embargo, para Bassam Aoun, un colaborador libanés del blog Your Middle East (Tu Oriente Medio), (i) quien vive en los Emiratos Árabes Unidos, no son sorprendentes las respuestas a la declaración. “La noción de que la democracia es una solución única para todo ha desaparecido hace tiempo en la región”, explicó. Aoun continuó describiendo cuántos de sus amigos se encuentran ahora discutiendo si estaban realmente mejor bajo una dictadura. “Es un indicio de hasta qué punto las expectativas de la primavera árabe no se han cumplido”, observó.
Khalifa estuvo de acuerdo. “Existen obstáculos culturales y sociales subyacentes que impiden el proceso democrático”, agregando que “la energía siempre parece girar alrededor de hombres de terno mayores que continúan controlando los recursos”. Según Khalifa, existe una enorme brecha generacional entre la juventud y estos “hombres viejos”. A pesar de la enorme población juvenil que existe en la región, los “Gobiernos y las políticas continúan marginando a la juventud”.
Para la escritora y estudiante libanesa Bayan Itani, los resultados de la encuesta también revelan una carencia de la comprensión del significado de la democracia. “La democracia no es una conspiración, ni un intento de asumir el control de la cultura, las tradiciones y la religión”, como ella dice que algunos afirman. “Con el aumento de las divisiones sectarias y el extremismo, necesitamos ahora más que nunca a las instituciones de la sociedad civil”.
Sin embargo, a pesar del pesimismo expresado en la reciente encuesta, no todos están dispuestos a renunciar a la democracia. “El poscolonialismo, las dictaduras y el aumento del extremismo islámico juegan un rol en hacer que el camino hacia la democracia sea mucho más complicado”, admitió Dagres, “pero no significa que no va a funcionar nunca. Túnez es un ejemplo perfecto”. Según la escritora es demasiado pronto para descartar los resultados de la primavera árabe. “Tomará otros 20 años aproximadamente determinar si las revueltas realmente tuvieron éxito o no”.
Aoun sostuvo que las condiciones no están todavía maduras para la democracia. Requiere un cierto conjunto armonioso de instituciones y la voluntad de diversos grupos para trabajar juntos, dijo. “¿Cuándo funcionará la democracia?”, preguntó Aoun retóricamente; “cuando nos demos cuenta de que tenemos que coexistir más bien que dominarnos los unos a los otros”, concluyó.
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*La encuesta, realizada por la empresa internacional de sondeos PSB, se basa en 3500 entrevistas presenciales entre el 20 de enero y el 12 de febrero a hombres y mujeres de entre 18 y 24 años de 16 países de Oriente Medio y Norte de África.
En 2010, justo antes de la primavera árabe, la Encuesta sobre la Juventud Árabe (i) de ASDA'A Burson-Marsteller* identificó un descontento social altísimo entre la juventud de la región. La democracia era entonces la prioridad máxima. El 92 % de los encuestados respondió que “vivir en una democracia” era su mayor deseo. El mismo sondeo realizado hace unos meses muestra una baja notoria en las aspiraciones de democracia.
Cuatro años después de que la ola de demostraciones se propagó en el mundo árabe, generando inmensas esperanzas de cambio, la juventud parece escéptica de que un sistema democrático vaya a funcionar alguna vez en la región. Solo el 15 % de los jóvenes árabes entrevistados en 2015 identificó la falta de democracia como el obstáculo más grande de la región.
“El optimismo de la primavera árabe de 2011 disminuyó cuando las esperanzas y aspiraciones de la juventud árabe no llegaron a buen término de manera oportuna”, señaló Holly Dagres, escritora iraní-estadounidense radicada en Egipto. “Muchos asumieron que la democracia les proporcionaría mejores estándares de vida (pan), justicia social (dignidad) y libertad”.
“Creo que esta decepción es absolutamente normal”, comentó Afef Abrougui, una bloguera tunecina, añadiendo que: “había expectativas y esperanzas muy altas entre la juventud, pero tan pronto como las fuerzas contrarrevolucionarias, los hombres mayores, asumieron el control aumentó la decepción y muchos sintieron que habían sido excluidos del mismo proceso revolucionario que habían iniciado por grupos que no tenían ninguna relación con él”.
El resultado ha sido un descontento cada vez mayor con los frutos de la revolución. En 2015, según la encuesta, solamente el 38 % de los jóvenes sostiene que la región está mejor después de la revolución; dicha cifra en 2012 llegaba al 72 %. “Observé el empeoramiento en Libia el año pasado”, explicó la estudiante libia Asma Khalifa, actualmente radicada en Turquía. “A pesar de nuestros esfuerzos por aumentar la conciencia acerca de la importancia de votar, muchos jóvenes me dijeron que no tenía sentido”.
Según la encuesta, el 81 % (la mayoría) también expresó “preocupación” por la tasa de desempleo. “Muchos están ahora financieramente peor que antes”, explicó Dagres, quien no está sorprendida con los últimos resultados. “En 2015, la estabilidad es más prioritaria que la democracia porque con ella viene una economía estable y más —así como mejores— oportunidades”.
La inestabilidad actual en la región parece haber producido un alto nivel de incertidumbre sobre si la democracia podría funcionar alguna vez. En la reciente encuesta, el 39 % está de acuerdo con la declaración de que la “democracia nunca va a funcionar en la región”; el 36 % piensa que sí va a funcionar, mientras que el 25 % restante no está seguro. “Estos resultados me enojan”, dijo Abrougui. “Creo que los problemas que la región enfrenta hoy se deben a la falta de democracia”, sostuvo la bloguera tunecina. “Para mí, los que están de acuerdo con la declaración anterior están diciendo: ‘Está bien, intentamos la democracia y no funcionó’. ¿De verdad? ¿Hemos intentado realmente tener una democracia? ¡Como si cuatro años fueran suficientes para tratar de construir una democracia!”.
Sin embargo, para Bassam Aoun, un colaborador libanés del blog Your Middle East (Tu Oriente Medio), (i) quien vive en los Emiratos Árabes Unidos, no son sorprendentes las respuestas a la declaración. “La noción de que la democracia es una solución única para todo ha desaparecido hace tiempo en la región”, explicó. Aoun continuó describiendo cuántos de sus amigos se encuentran ahora discutiendo si estaban realmente mejor bajo una dictadura. “Es un indicio de hasta qué punto las expectativas de la primavera árabe no se han cumplido”, observó.
Khalifa estuvo de acuerdo. “Existen obstáculos culturales y sociales subyacentes que impiden el proceso democrático”, agregando que “la energía siempre parece girar alrededor de hombres de terno mayores que continúan controlando los recursos”. Según Khalifa, existe una enorme brecha generacional entre la juventud y estos “hombres viejos”. A pesar de la enorme población juvenil que existe en la región, los “Gobiernos y las políticas continúan marginando a la juventud”.
Para la escritora y estudiante libanesa Bayan Itani, los resultados de la encuesta también revelan una carencia de la comprensión del significado de la democracia. “La democracia no es una conspiración, ni un intento de asumir el control de la cultura, las tradiciones y la religión”, como ella dice que algunos afirman. “Con el aumento de las divisiones sectarias y el extremismo, necesitamos ahora más que nunca a las instituciones de la sociedad civil”.
Sin embargo, a pesar del pesimismo expresado en la reciente encuesta, no todos están dispuestos a renunciar a la democracia. “El poscolonialismo, las dictaduras y el aumento del extremismo islámico juegan un rol en hacer que el camino hacia la democracia sea mucho más complicado”, admitió Dagres, “pero no significa que no va a funcionar nunca. Túnez es un ejemplo perfecto”. Según la escritora es demasiado pronto para descartar los resultados de la primavera árabe. “Tomará otros 20 años aproximadamente determinar si las revueltas realmente tuvieron éxito o no”.
Aoun sostuvo que las condiciones no están todavía maduras para la democracia. Requiere un cierto conjunto armonioso de instituciones y la voluntad de diversos grupos para trabajar juntos, dijo. “¿Cuándo funcionará la democracia?”, preguntó Aoun retóricamente; “cuando nos demos cuenta de que tenemos que coexistir más bien que dominarnos los unos a los otros”, concluyó.
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*La encuesta, realizada por la empresa internacional de sondeos PSB, se basa en 3500 entrevistas presenciales entre el 20 de enero y el 12 de febrero a hombres y mujeres de entre 18 y 24 años de 16 países de Oriente Medio y Norte de África.
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