Desarrollo en la primera infancia: Una inversión inteligente para toda la vida

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Photo Aisha Faquir / World Bank.

Desarrollo en la primera infancia: Un comienzo inteligente para las economías en crecimiento es el título de uno de los eventos que se realizarán durante las Reuniones de Primavera de 2016 del Fondo Monetario Internacional y el Grupo Banco Mundial, y que se transmitirá por Internet el 14 de abril desde las 16.30 hasta las 18.00, hora del este de Estados Unidos.

¿Escucharon alguna vez la frase “La desigualdad comienza en el nacimiento”? Es una de las afirmaciones más serias del ámbito del desarrollo, pero plantea un problema que ya tiene respuesta: el desarrollo en la primera infancia (DPI). No hay ninguna otra inversión en el desarrollo que genere tantos beneficios para las personas y para las economías como el DPI.

Diversos descubrimientos recientes de las neurociencias y pruebas empíricas recogidas en todo el mundo muestran que las experiencias de la primera infancia tienen un impacto profundo en el desarrollo del cerebro y en el éxito que la persona tendrá posteriormente en la vida. Los primeros cinco años, que se inician aun antes del comienzo del embarazo, hacen mucho más que formar el cerebro y el cuerpo. Allí se determina la capacidad que tendrá cada niño durante el resto de su vida para crecer, aprender, preservar la salud e interactuar adecuadamente con otros.

Lamentablemente, los primeros años también pueden retrasar a generaciones enteras y repetir el círculo vicioso de la pobreza y la desigualdad. Sabemos que los niños que durante los primeros años no reciben nutrición, estimulación y cuidados adecuados sufrirán las consecuencias durante el resto de su vida. Serán más proclives a aprender menos en la escuela, a ganar menos dinero de adultos y a permanecer en la trampa de la pobreza.

Por este motivo, el DPI es una de las inversiones más inteligentes que un país puede hacer por su futuro.

Si una niña recibe la atención médica, la nutrición, el afecto, la estimulación y la educación que necesita (y que todo niño merece), los avances que logre en esos primeros años le servirán para toda la vida. No importa qué le ocurra en los años sucesivos, no perderá sus aptitudes avanzadas para el aprendizaje ni olvidará las habilidades sociales que ha adquirido.

Durante la generación pasada, la economía ha ilustrado algunos de los enormes beneficios de largo plazo que se derivan de la inversión en los niños. El DPI tiene también la ventaja adicional de llevar incorporada la sostenibilidad.

Los datos empíricos recogidos tanto en países desarrollados como en desarrollo sugieren una posible tasa de retorno de entre el 7 % y el 16 % anual para los programas preescolares de calidad destinados a grupos vulnerables. Los niños que escapan al retraso en el crecimiento permanecen más tiempo en la escuela, generan ingresos entre un 5 %y un 50 % más altos cuando son adultos y tienen 33 % más de probabilidades de salir de la pobreza.

Los beneficios también se vinculan con una serie de impactos positivos en la educación y en la salud, con la disminución de las conductas riesgosas durante la adolescencia y con mayor productividad entre los adultos. Como vemos, el DPI es una inversión que genera beneficios extraordinarios.

Muchas de las inversiones en el ámbito del desarrollo exigen un mantenimiento constante, están sujetas a rápidos cambios en las políticas o corren el riesgo de volverse obsoletas a medida que los tiempos o las condiciones cambian. Pero el DPI perdura.

A pesar de lo que indican las investigaciones, la mayoría de los países en desarrollo no invierte lo suficiente en los primeros años de vida de los niños. La pregunta es: ¿Cómo hacemos para propulsar este esfuerzo? ¿De qué manera ayudamos a los países a dar prioridad al DPI en vista de su importancia clave como base para un desarrollo y un crecimiento económico equitativos?

En todo el mundo se llevan adelante numerosos esfuerzos difusos en el campo del DPI, y los programas no siempre están alineados. Una de las formas más eficaces y eficientes de ampliar iniciativas de calidad consiste en abordarlo como un tema multisectorial que involucra mucho más que solo un sistema de algún sector específico, y que permite empoderar a los padres, a las personas que cuidan a los niños, a los maestros y a los trabajadores de la salud.

Debemos garantizar una adecuada nutrición que evite el retraso en el desarrollo; una estimulación, cuidados y aprendizaje tempranos que promuevan el desarrollo socioemocional, cognitivo y lingüístico, y el acceso al agua potable y al saneamiento que garantice una salud adecuada.

En respuesta a las pruebas contundentes acerca de los beneficios de invertir en los niños pequeños, y como consecuencia de la creciente demanda de los países, el Grupo Banco Mundial respalda cada vez más las iniciativas de DPI. Esto incluye la estimulación temprana, la nutrición, la protección social y la salud, así como inversiones en agricultura dirigidas a garantizar la diversidad de alimentos y en el suministro de agua y el saneamiento para generar entornos limpios. Mejorar las oportunidades de los niños pequeños es crucial para alcanzar los objetivos del Grupo Banco Mundial de impulsar la prosperidad compartida y poner fin a la pobreza extrema.

Nuestras inversiones en el DPI se han incrementado notablemente: durante los últimos 15 años, destinamos USD 6000 millones a salud, nutrición, protección social y educación, y casi la mitad de ese monto correspondió tan solo a los últimos dos años.

Además de financiar proyectos e investigaciones, estamos acrecentando los conocimientos mundiales. Las evaluaciones de impacto de programas de DPI de países de ingreso bajo y mediano ya están influyendo en los diálogos sobre políticas. La investigación más famosa sobre este tema es un trabajo en el que se estudió un grupo de niños de Jamaica durante 20 años, y en el que se determinó que la estimulación temprana en la infancia incrementaba las ganancias futuras en un 25 %.

Trabajamos directamente con los Gobiernos, pero también colaboramos de manera estrecha con un amplio abanico de asociados, entre los que figuran otros organismos multilaterales de desarrollo, entidades bilaterales, fundaciones y organizaciones no gubernamentales.

Con esto, los invito a sumarse a Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial; a Tony Lake, director ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y a un panel de expertos EN VIVO a las 16.30, hora del este de Estados Unidos, del jueves 14 de abril para poner en marcha un movimiento mundial que busca garantizar que los niños de todas partes del mundo puedan tener una vida próspera.

Obtenga más información sobre el trabajo del Grupo Banco Mundial en educación en Twitter (i) y Flipboard. (i)
Vea esta infografía sobre el tema del desarrollo en la primera infancia.

 


Autores

Keith Hansen

Director del Banco Mundial para Kenia, Somalia, Ruanda y Uganda

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