El costo del COVID-19 ocasionado por el cierre de escuelas

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A mediados de abril, la UNESCO reportó que 192 países habían cerrado todas sus escuelas y universidades, lo que afectaba a más del 90% de los estudiantes en todo el mundo: casi 1.6 mil millones de niños y jóvenes. Si bien algunos gobiernos están empezando a ordenar a maestros y estudiantes que vuelvan al trabajo, la educación—uno de los más importantes impulsores de la inversión en capital humano—continúa estando, en gran medida, oficialmente cerrada.

Qué tanto tiempo pueden permanecer las escuelas cerradas, cómo se verá afectado el aprendizaje estudiantil, y hasta qué punto esto afectará a las poblaciones más pobres y vulnerables son preguntas difíciles de responder. Aún no se sabe bien qué es lo que va a suceder después. Las preguntas van desde si es posible que los pacientes recuperados vuelvan a infectarse hasta cuánto tiempo tomará desarrollar una vacuna viable, sacar la licencia y distribuirla. Lo que sí sabemos es que el aprendizaje, de hecho, se perderá, y que es probable que esas pérdidas no se distribuyan de manera equitativa.

Al salir perdiendo en temas de educación, los niños también salen perdiendo en relación a oportunidades futuras, donde se incluyen beneficios económicos, tales como ganancias adicionales, lo cual tiene graves consecuencias. El modelo sugiere que la pérdida en los aprendizajes durante la crisis sistémica extraordinaria ocasionada por la Segunda Guerra Mundial sigue teniendo impactos negativos, 40 años más tarde, sobre la vida de quienes fueron estudiantes en esa época. Además, el impacto del aprendizaje perdido no se limita a nivel individual: aquellas sociedades que han cerrado su educación hoy, cosecharán consecuencias significativas para toda la sociedad el día de mañana.

Teniendo esto en mente, hemos desarrollado evidencia preliminar para calcular las pérdidas potenciales de ingresos futuros como resultado de los actuales cierres de escuelas. Presentamos esto como punto de partida para ayudar a los gobiernos a tomar elecciones cada vez más informadas acerca del cierre de escuelas, y para comenzar un debate a nivel global acerca de cómo controlar y mitigar el espiral descendente económico que el COVID-19 ya está generando.

PÉRDIDAS PROYECTADAS EN LOS INGRESOS DE ESTUDIANTES Y LA ECONOMÍA

Al presentar estos hallazgos queremos enfatizar que se trata del comienzo, y no la culminación, de un proceso analítico. Hemos identificado consideraciones que complican la situación, entre las cuales se encuentran la calidad desigual del aprendizaje, las diferencias en la provisión de un aprendizaje a distancia efectivo, y otras presiones que ciertos niños tendrán que soportar, como la necesidad de encontrar trabajo para ayudar con el sustento de sus familias. Existen probablemente muchas más que no presentamos aquí, pero anticipamos que otras personas las mostrarán mediante comentarios y discusiones que se generen en este blog. Por ahora, simplemente buscamos llamar la atención sobre el nivel de sacrificio que los jóvenes se ven forzados a hacer.

Comenzamos asumiendo que cada año adicional de escolaridad equivale a un 10% adicional en ganancias a futuro. Luego utilizamos el número de meses en que la educación se vio suspendida para calcular la pérdida en ganancias futuras. Por ejemplo, si el país X cierra sus escuelas y universidades por cuatro meses, la pérdida en ganancias futuras marginales será de 2.5% por año en la vida laboral del estudiante. Aplicamos esta premisa a la economía más grande del mundo, la de Estados Unidos, y sus 76 millones de estudiantes como punto de partida. Elaboramos un modelo en torno a una vida laboral de 45 años, una tasa de descuento del 3%, e ingresos anuales promedio de US$ 53,490.

Este rápido estimado sugiere una pérdida de ganancias de US$ 1,337 por año por estudiante: una pérdida de valor actual en el aprendizaje de US$ 33,464 (63% del salario anual a tasas salariales promedio actuales). Si bien esto pareciera no representar un precio muy alto a pagar por parte de los jóvenes a cambio de la lucha contra el COVID-19, si se toma en cuenta el impacto sobre todo el país, el tema es mucho más serio. 

En este modelo, el costo para Estados Unidos de cuatro meses de educación perdida, en términos de ganancias futuras, es de US$ 2.5 billones—12.7% del PIB anual. Y debido a que más de la mitad de los estados del país han decidido mantener cerradas las escuelas y universidades por lo menos hasta el otoño, puede que muchas de estas pérdidas se materialicen. Extrapolando esto a nivel global, sobre la base de que la economía de EE.UU. representa cerca de un cuarto de la producción mundial, estos datos sugieren que el mundo podría perder hasta US$ 10 billones en la generación venidera como resultado del cierre de escuelas de hoy.

Estas cifras son preliminares y el modelo actual simple, pero plantean importantes preguntas para investigaciones futuras, incluidas estas tres que presentamos a continuación y en las que esperamos profundizar más en las próximas semanas:

  1. ¿Qué tan diferente será entre los países ricos y los países pobres la pérdida proyectada en ganancias futuras y la gravedad de sus impactos sobre los prospectos de los jóvenes?  
  2. Al interior de un país, ¿qué grupos de niños y jóvenes probablemente sufrirán en mayor medida por el impacto económico ocasionado por la pérdida en el aprendizaje y en el acceso a la educación?
  3. ¿Cómo se compara el sacrificio que están realizando los jóvenes como resultado de la educación perdida con aquel realizado por otras partes de la población?

La magnitud del daño económico acumulado debido al aprendizaje perdido demuestra el cuidado que deben tener los gobiernos al planificar sus siguientes decisiones en términos de políticas. Como muchos otros aspectos de esta pandemia, resulta bastante probable que su impacto sobre niños y jóvenes, en lugar de tratarse de un choque corto y brusco, se convierta en una larga crisis.
 
Este blog apareció primero en el blog Brookings’ Education Plus Development: https://www.brookings.edu/blog/education-plus-development/2020/04/29/the-covid-19-cost-of-school-closures/


Autores

George Psacharopoulos

Adjunct Professor - Global Human Development - Georgetown University

Harry A. Patrinos

Gerente de prácticas, Educación, Banco Mundial

Victoria Collis

Managing Director, River Path Associates

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