Cuando tenía 13 años, mi profesora de literatura, Estela, propuso a la clase el siguiente ejercicio: observar dos dibujos y escribir una historia sobre cada uno de ellos. Miré los dibujos: uno era de un hombre con traje y corbata que cargaba un maletín y usaba un lindo reloj. El otro era del mismo hombre, pero tenía barba crecida, ropa rasgada y zapatos gastados. Escribí la primera historia sobre un hombre exitoso con una familia increíble, y la segunda sobre un hombre pobre, triste y sin amigos. Estela pareció decepcionada y me preguntó si las personas se definen por su ropa. Ese día, mi profesora habló sobre prejuicios y yo aprendí algo que no olvidaré jamás.
Casi todos recordamos al menos a uno de nuestros maestros o profesores. Esa mujer u hombre que dijo algo que nos marcó positivamente cuando éramos niños o adolescentes. Esa persona que hizo algo memorable, que enseñó a partir del ejemplo, que nos planteó desafíos, o que simplemente nos ayudó a convertirnos en mejores personas.
El Día Mundial de los Docentes, que se celebra cada 5 de octubre, se centró este año en el derecho a la educación, y eso significa el derecho a docentes calificados. "El trabajo de un maestro no es enseñar pasivamente, sino garantizar que todos los estudiantes en el aula aprendan", dijo Jaime Saavedra, quien está al frente de las Prácticas Mundiales de Educación del Grupo Banco Mundial, durante una reciente visita a Uruguay. "Esta es una gran responsabilidad".
La calidad del docente es el determinante escolar más importante del aprendizaje de los estudiantes. Eso no es solo una simple afirmación. La diferencia entre el impacto de un mal y un buen docente en los resultados de los exámenes de un estudiante es equivalente a uno a dos años de escolarización. La evidencia sugiere que varios años consecutivos de buenos docentes pueden contrarrestar las deficiencias del aprendizaje en estudiantes de menores ingresos y mejorar significativamente los resultados de los estudiantes a largo plazo.
"La crisis de aprendizaje es, en esencia, una crisis de enseñanza", dijo Ezequiel Molina, economista del Equipo de Innovación y Conocimiento Global de la Práctica Mundial de Educación del Banco Mundial.
Sin embargo, identificar cuáles son los buenos docentes no es fácil.
Investigaciones recientes demuestran que las características de un docente, tales como la educación formal, los años de experiencia (más allá de los dos primeros), las habilidades cognitivas y el rendimiento en el examen de ingreso a la profesión solamente explican una pequeña fracción de la fluctuación en el aprendizaje de los estudiantes.
“Aunque se necesitan mejores prácticas de enseñanza para enfrentar la crisis de aprendizaje, la mayoría de los sistemas educativos en países de ingresos medios y bajos no las monitorean regularmente, ya sea porque no reconocen la importancia de tales prácticas o porque no saben cómo hacerlo adecuadamente", reflexionó Ezequiel Molina.
Pero entonces, ¿cómo identificar a un buen docente? ¿Cómo mejorar las prácticas de enseñanza en un país? ¿Cómo distinguir entre docentes efectivos y aquellos que no lo son?
Una respuesta es la herramienta Teach. Ezequiel, quien lidera el equipo detrás de esta nueva herramienta de observación en el aula, explicó que Teach fue desarrollada para enfrentar estos desafíos.
En primer lugar, es la primera herramienta para medir de manera holística lo que sucede en el aula teniendo en cuenta no sólo el tiempo empleado en el aprendizaje sino, lo que es más importante, cómo enseña el profesor. En segundo lugar, Teach captura las prácticas que fomentan las habilidades cognitivas y, por primera vez, socioemocionales de los niños. En tercer lugar, la herramienta se desarrolló teniendo en mente a los países de ingresos medios y bajos. Finalmente, Teach incluye un conjunto de herramientas que facilita la recolección de datos, el análisis y la validación de los puntajes.
Teach testeada en más de 1,000 aulas en Mozambique, Pakistán, Filipinas y Uruguay, así como con videos de otros 12 países de medianos y bajos ingresos.
En Uruguay, el Banco Mundial y el gobierno ya han puesto a prueba como parte de una estrategia más amplia para mejorar las prácticas de enseñanza en la educación inicial y primaria a través del Proyecto de Mejora de la Calidad de la Educación Inicial y Primaria.
A través de la observación, la herramienta evalúa variables como la cultura en el aula (cómo crean los maestros una cultura propicia para el aprendizaje), la enseñanza (cómo enseñan de una manera que profundiza la comprensión de los estudiantes y alienta el pensamiento crítico y el análisis), y si logran fomentar o no las habilidades socioemocionales. Un docente que trata a todos los estudiantes con respeto tiene una mejor calificación que uno que grita constantemente o pone a los estudiantes en evidencia por su distracción. Un docente que se asegura de verificar que todos los estudiantes están entendiendo la lección obtiene puntuaciones más altas que aquel o aquella que simplemente hace preguntas de autoreporte ("¿Lo entendió?" "¿Está siguiendo?"). Aquellos maestros que ayudan a los alumnos a comprender que el fracaso y la frustración son una parte normal del proceso de aprendizaje tienen una mejor calificación en comparación a aquellos que regañan a los alumnos por cometer errores.
Los comportamientos se clasifican como bajos, medios o altos, según las interacciones observadas en dos observaciones de aula de 15 minutos cada una. Estos puntajes preliminares se traducen en una escala de cinco puntos que cuantifican las prácticas docentes.
La herramienta se lanzará pronto. El manual estará disponible en inglés, francés, español y portugués.
La aspiración es mejorar las capacidades de los docentes, brindarles sugerencias y ayudarlos para que puedan convertirse en esa persona memorable que dejará una huella en los niños y niñas de su clase. Al igual que mi profesora Estela.
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