No habrá recuperación sin maestros empoderados, motivados y eficientes

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Des élèves et une enseignante portant des masques de protection dans une classe d'école primaire pendant la pandémie de COVID-19. Des élèves et une enseignante portant des masques de protection dans une classe d'école primaire pendant la pandémie de COVID-19.

La epidemia del COVID-19 ha ocasionado interrupciones dramáticas en la educación en todo el mundo y ha tenido grandes impactos en el aprendizaje de más de 1.6 mil millones de niños y jóvenes. Las escuelas a las que asistían 117 millones de estudiantes estuvieron cerradas desde marzo de 2020 hasta septiembre de 2021 y, aún en la actualidad, muchos sistemas se encuentran solo parcialmente abiertos. Estimaciones iniciales indican que el porcentaje de niños en todo el mundo que no puede leer o escribir un texto simple a la edad de 10 años, algo que se conoce con el término pobreza de aprendizaje, aumentará de 53% en 2019 a 63% en 2021. Se proyecta  que las interrupciones en la participación escolar y el aprendizaje resultarán en pérdidas valoradas en $15 billones en términos de cómo se verán afectadas las ganancias futuras de los niños y en consecuencias de largo aliento vinculadas con el bienestar y prospectos de vida para esta generación, particularmente para los alumnos en mayor desventaja. En medio de este contexto sin precedentes y urgente, UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial han lanzado, de manera conjunta, la Misión: Recuperando la Educación 2021 enfocada en lograr que los alumnos regresen a la escuela lo más pronto posible y para revertir las significativas pérdidas de aprendizajes.

Lección de la pandemia: la educación es un esfuerzo social

Siempre se ha sabido que los maestros son impulsores fundamentales del aprendizaje de los alumnos en las escuelas. Los retos planteados por el COVID-19 tan solo han reforzado su rol irremplazable y multifacético, que consiste en facilitar y guiar el aprendizaje; apoyar el desarrollo socioemocional de los alumnos dentro y fuera del aula; asegurar un espacio seguro, saludable y empático donde los niños puedan desarrollarse; promover el bienestar de los alumnos y conectarlos con otros soportes sociales; así como funcionar como actores clave en el bienestar social y económico de la sociedad en su conjunto. A lo largo de la pandemia, hemos sido testigos de ejemplos convincentes e inspiradores de docentes que han logrado superar toda expectativa con el fin de apoyar el bienestar de sus alumnos, encontrando maneras creativas de llegar a sus alumnos, proporcionándoles apoyo socioemocional y aprovechando la tecnología de manera creativa. El contar con maestros bien preparados, apoyados y empoderados será fundamental para esta misión. 

En este contexto, UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial han unido esfuerzos en el Día Mundial del Maestro para celebrar a los docentes y el trabajo que han realizado a lo largo de la pandemia, y para emplazar a los países y la comunidad global para que prioricen el apoyo a los maestros como un pilar central en la recuperación de la educación a nivel global.

En el Día Mundial del Maestro, hemos reconocido y celebrado los esfuerzos de los maestros en todo el mundo para apoyar la continuidad de la educación bajo condiciones desafiantes e inciertas. A medida que los países buscan recuperarse de sus pérdidas de aprendizaje y reconstruir mejor los sectores educativos, los maestros tendrán un papel crítico. Es, por lo tanto, más importante que nunca que los países celebren, prioricen e inviertan en sus maestros, de manera que se encuentren preparados, apoyados y empoderados para guiar los esfuerzos de recuperación de la educación.

En esta línea, sugerimos tres prioridades en las que los países deberían enfocarse mientras trabajan para apoyar a sus maestros a lo largo de la pandemia y después:

  1. Bienestar de los maestros. Los maestros no pueden liderar la recuperación de la educación si no se encuentran saludables, seguros y confiados. Si los sistemas no logran garantizar el bienestar general de los maestros, el riesgo de perder maestros eficientes se incrementará, al igual que la posibilidad de que profesionales de alta calidad terminen optando por trabajos fuera de la docencia. Un paso clave que los países deben tomar es priorizar la vacunación de los maestros. Otra prioridad importante consiste en garantizar el bienestar emocional y psicológico de los maestros. Los estudios muestran que ha aumentado el desgaste de los maestros con la pandemia. Garantizar el bienestar de los maestros mediante una remuneración adecuada y condiciones laborales apropiadas resulta esencial, al igual que asegurar que puedan regresar a escuelas saludables y seguras.
  2. Garantizar un desarrollo profesional de alta calidad para los maestros, así como el aprendizaje a lo largo de sus carreras. El trabajo de los maestros, que ya era complejo antes de la pandemia, se volverá aún más desafiante. Los maestros necesitarán estar listos para realizar análisis formativos para evaluar las pérdidas de aprendizaje y para apoyar el aprendizaje; para desarrollar planes de lecciones correctivas dirigidas y secuenciales; para brindar un importante apoyo social y emocional a los alumnos; y para hacer todo esto de manera innovadora, aprovechando métodos a distancia, híbridos y presenciales. Es, por lo tanto, más importante que nunca que se oigan las voces de los docentesy que sean apoyados en sus propios aprendizajes y desarrollos a lo largo de cada fase de sus carreras, desde la inducción previa al servicio hasta las continuas oportunidades de desarrollo profesional que se presentan en el aula. Para mejorar el aprendizaje estudiantil, el desarrollo profesional de los maestros debe ser personalizado, enfocado, práctico y continuo.  
  3. Aprovechar la tecnología de manera efectiva para el aprendizaje. La pandemia ha revelado el potencial – y las limitaciones – de la tecnología para apoyar una educación de calidad para todos. La tecnología puede tener un rol crítico  para ayudar a los maestros a evaluar las pérdidas de aprendizaje, hacer seguimiento del progreso y desarrollar planes correctivos, así como para enseñar al nivel adecuado. Para cosechar beneficios, los países deben garantizar que los maestros no solo tengan acceso a tecnologías adecuadas, sino que además deben apoyar y capacitar a los maestros en el desarrollo de capacidades a ser utilizadas de manera eficiente. A medida que tales capacidades se desarrollen, será importante contar con la flexibilidad necesaria para cubrir las necesidades de los maestros.

Hemos observado tres principios clave que los países podrían seguir y que definirían cómo tomar acción en cuanto a estas tres prioridades:

  • Primero, el diseño de las políticas y planeamientos para la recuperación del aprendizaje debería comprometer directamente a los propios maestros. Las voces y puntos de vista de los maestros resultan esenciales para garantizar que las decisiones educativas incorporen las perspectivas de los maestros y el contexto sobre el terreno. A medida que los países elaboran sus estrategias sobre cómo enfrentar los retos postpandemia y recuperan sus pérdidas de aprendizaje, deberían incorporar de manera activa a los maestros y basarse en sus perspectivas.
  • Segundo, las políticas docentes deben diseñarse tomando en cuenta una perspectiva de sistemas. Apoyar a los maestros de manera efectiva a lo largo de sus trayectorias profesionales requiere de sistemas efectivos, coherentes y bien articulados y no de estructuras aisladas o soluciones únicas. Una política docente efectiva debe desarrollarse con una visión clara y metas finales clave en mente, que además se encuentre en línea y conectada con otros niveles del sistema para lograr un cambio sostenible y duradero.
  • Y, finalmente, resulta esencial que estos esfuerzos estén guiados por una visión orientada a reconstruir mejor. La información muestra que ya existía una crisis global de aprendizaje aún antes de la pandemia del COVID-19. Regresar al status quo significaría repetir errores del pasado. Para revertir las pérdidas de aprendizaje originadas por el COVID-19 y cumplir con los objetivos planteados en el ODS4, los líderes en educación necesitan enfocarse en desarrollar mejores sistemas educativos, que sean más equitativos, eficientes y resilientes. Esto incluye hacer de la carrera docente  una profesión atractiva, mejorar la preparación de los maestros y mejorar la selección e implementación de políticas.   

En UNICEF, UNESCO y el Banco Mundial, creemos que estas tres prioridades estratégicas y principios guía resultan críticos para apoyar a los maestros de manera efectiva en el futuro postpandemia y para garantizar que los maestros puedan sobresalir. Finalmente, apoyar la preparación, desarrollo, aprendizaje y empoderamiento de los maestros a lo largo de toda su trayectoria profesional resulta necesario para desarrollar sistemas educativos sólidos, resilientes, equitativos y efectivos en el periodo de recuperación y a futuro.

Para mayor información y recursos sobre la manera como nuestras tres organizaciones están apoyando a los maestros en la recuperación de la educación a nivel global, por favor visitar los sitios web de UNESCO, UNICEF y del Grupo Banco Mundial.


Autores

Stefania Giannini

Assistant Director-General for Education, UNESCO

Robert Jenkins

Jefe de Educación y director asociado, División de Programas, Unicef

Jaime Saavedra

Director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial

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