Las mujeres se enfrentan con enormes riesgos en los entornos afectados por conflictos. Sin embargo, también han demostrado ser poderosos actores, ya que a través de sus acciones pueden mantener la seguridad económica, o reducir o desalentar la violencia. Bajo las condiciones adecuadas, ellas pueden organizarse para consolidar una paz duradera que haga posible el crecimiento sostenible en los países ricos en recursos. Estos son algunos de los temas que serán analizados en el panel de expertos Bendición o maldición?: Lograr que las riquezas de la Tierra beneficien a los países pobres y frágiles, que se realizará el viernes 11 de octubre de 11.00 a 12.30 en el Banco Mundial (siga el evento vía Twitter con #wblive).
En tiempos de conflicto, cuando los recursos extractivos pueden ser un factor clave, las mujeres se enfrentan a una situación paradójica. Por un lado, pueden asumir un papel económico más importante en el hogar en ausencia de los hombres. Sin embargo, su vulnerabilidad se agudiza a medida que las condiciones de seguridad se debilitan.
En la República Democrática del Congo, investigaciones recientes inéditas del Banco Mundial ilustran esta paradoja. Las mujeres que viven en zonas de minería artesanal de Kivu del Sur se han trasladado deliberadamente a áreas mineras para aprovechar las oportunidades económicas. Pero a menudo son vulnerables debido a la falta de redes sociales en estas zonas, y a una aplicación ineficaz de las leyes de protección laboral en las minas. En los casos más extremos de Kivu del Sur, esta vulnerabilidad lleva a coerción, intimidación y violencia sexual. Las mineras, como tales, corren el doble de riesgo: son mujeres en una zona de guerra y están trabajando fuera de todo marco legal en condiciones sociales, económicas y ambientales precarias.
Las mujeres como mediadoras de la paz
Sin embargo, la capacidad de acción de las mujeres también aparece incluso en estas situaciones extremas de guerra, dado que la extracción de recursos puede ser a la vez un factor que prolongue el conflicto, e igualmente una vía potencial para el desarrollo.
En Bougainville, Papua Nueva Guinea, por ejemplo, un proyecto minero mal gestionado se convirtió en el detonante central de una guerra civil que duró un decenio. Las mujeres describieron sus experiencias entre la Fuerza de Defensa de Papua Nueva Guinea y el Ejército Revolucionario de Bougainville como “una vida entre dos fuegos”. Sin embargo, estas mismas mujeres desempeñaron un papel decisivo en la finalización del conflicto.
Ellas organizaron reuniones de oración, ceremonias de reconciliación y marchas para abogar por la paz. Usaron su estatus en la sociedad matrilineal para negociar la paz tanto dentro de sus comunidades, como con las facciones en guerra. Las organizaciones de mujeres prestaron ayuda humanitaria y de emergencia a las comunidades de ambas partes involucradas en el conflicto. Aunque las mujeres no tuvieron un papel muy visible en las negociaciones formales de paz, su influencia en el fin del conflicto es ampliamente reconocida.
Este ejemplo de mujeres que actúan como agentes de cambio, en este caso como mediadoras de la paz, muestra la importancia de su participación en todo el proceso de desarrollo de los recursos naturales, lo que incluye la toma de decisiones sobre la realización de los proyectos, la participación activa en la economía minera y la resolución de conflictos. E incluso en lugares donde no hay enfrentamientos, la participación de las mujeres en las decisiones sobre el desarrollo comunitario, la distribución de beneficios y las relaciones con las empresas extractivas es fundamental para evitar las confrontaciones y promover el desarrollo sostenible y el crecimiento compartido.
El Banco Mundial intenta promover la capacidad de acción y decisión de las mujeres
Los programas del Grupo del Banco Mundial para el desarrollo sostenible de la minería deben abordar todas las funciones y aptitudes de las mujeres dentro y fuera del sector. La alfabetización, el ahorro y el desarrollo de pequeñas empresas pueden brindar a las mujeres las habilidades para aprovechar oportunidades económicas más allá de la minería. El respaldo a las mujeres y las comunidades con la entrega de opciones de atención de salud y cuidado de los niños puede ser parte de un enfoque integral para la reducción de la vulnerabilidad en comunidades donde existen actividades extractivas en zonas frágiles.
En la República Democrática del Congo, el Grupo del Banco ha apoyado la creación de una asociación nacional llamada “Mujeres en la Minería”, RENAFEM, que reúne a quienes trabajan en toda la cadena de valor de la minería, entre ellas, mineras en pequeña escala, académicas, empresarias y funcionarias gubernamentales. A través de esta red, las coordinadoras provinciales trabajan con grupos femeninos locales para difundir las leyes sobre la participación de las mujeres en la minería, conseguir donaciones técnicas para crear empresas auxiliares dirigidas por mujeres en las zonas mineras, y respaldar la atención materna e infantil para que las madres puedan trabajar con libertad en el sector minero.
De manera similar, en Tanzanía, un programa de pequeñas donaciones apoya la participación económica de las mujeres en la minería, a través de la colaboración con TAWOMA, la principal asociación nacional de mujeres mineras, uno de los nueve miembros del comité directivo de una asociación público-privada que se ocupa de la explotación de minerales en pequeña escala.
En Papua Nueva Guinea, los programas para mujeres de comunidades mineras y petroleras incluyen actividades de sensibilización sobre la violencia de género para hombres y mujeres, alfabetización y capacitación sobre desarrollo empresarial, e incluso planes, en colaboración con representantes empresariales, para ayudar a las mujeres a establecer oportunidades de negocios en el área de la iluminación con energía solar.
Un estudio del Banco Mundial en curso tiene como objetivo determinar y comprender posibles maneras para prevenir conflictos a lo largo de la cadena de valor de las industrias extractivas, (i) desde el descubrimiento de los recursos, hasta su extracción y transporte. Y una nueva comunidad mundial en línea de especialistas del Instituto del Banco Mundial (WBI) prestará especial atención a las mujeres que trabajan en la minería en zonas frágiles y afectadas por conflictos. ( https://collaboration.worldbank.org/groups/gender-issues-in-fragile-situations) (i)
Estas actividades intentan entender y abordar de qué modo la fragilidad afecta la vida y las oportunidades de las mujeres. También tienen como objetivo garantizar que estas adquieran capacidad para participar en los sectores extractivos que están en auge, pudiendo tanto tomar decisiones como llevar a cabo acciones para promover la paz. Katherine Heller es especialista en Desarrollo Social y Rachel Perks es especialista en Minería. Ambas trabajan en la Unidad de Petróleo, Gas y Minería del Banco Mundial.
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