photo credit: photo courtesy Tomasz Sienicki/Wiki Commons
Es una verdad universalmente reconocida que...casi la mitad de los consumidores de tabaco muere de manera prematura. Eso equivale a 6 millones de personas, o 1 de cada 10 muertes en el mundo, cada año. Esto, en sí mismo, tal vez no convierta al cigarrillo en un problema mundial de desarrollo. No obstante, el hecho de que su consumo en la mayoría de los países de ingreso mediano y bajo vaya en contra de las tendencias del desarrollo global -que por lo demás son generalmente positivas en relación con la pobreza, el hambre y la mayoría de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM)-, nos debe hacer reflexionar, sobre todo en el Día Mundial Sin Tabaco (31 mayo).
La mayor parte de las mejoras en materia de salud avanza en secuencia, comenzando en los países ricos y luego siguiendo en las naciones en desarrollo (por ejemplo, la vacunación, la erradicación de enfermedades, la esperanza de vida). El tabaquismo podría convertirse en una lamentable excepción: justo cuando las tasas se están reduciendo drásticamente en los países ricos, existe la amenaza que aumenten de modo considerable en las economías emergentes.
En la próxima generación, la mayoría de los países en desarrollo podrá disfrutar de una oportunidad única en la vida de la humanidad: la población en edad de trabajar superará brevemente en número a los jóvenes y ancianos. El tabaco amenaza con interferir en los esfuerzos por hacer de esta la generación más sana, mejor alimentada, y mejor capacitada de la historia y explotar todo el potencial de esta “ventaja demográfica”.
Pero, un momento: ¿no es el consumo de tabaco una cuestión de elección racional de individuos informados que, a pesar de ser conscientes de sus efectos nocivos para la salud, quieren seguir disfrutando de sus cigarrillos? ¡Basta ya con el Estado niñera!
La respuesta corta es NO, NO, y NO.
El mito de la “elección racional” es especialmente atroz en la cuestión del tabaco. Según qué estadísticas se analicen, entre el 80% y el 90% de los fumadores comienza a consumirlo antes de los 18 años. Como cualquier padre sabe, el cerebro de un adolescente sigue siendo una “obra en proceso”, (i) y casi todas las sociedades han considerado necesario y oportuno limitar el acceso de los jóvenes a las sustancias nocivas. En el lenguaje económico, los adolescentes, incluso más que los adultos, minimizan exageradamente las posibles consecuencias futuras de las acciones de hoy.
Está bien, dicen los escépticos, pero una vez que un individuo se convierte en adulto, él o ella conocen seguramente los peligros para la salud y pueden dejar de fumar.
La realidad es que a pesar de la gran cantidad de información que está disponible en los países ricos, los consumidores de tabaco —especialmente los pobres— de países de ingreso mediano y bajo a menudo no son conscientes del peligro que representa este hábito en sus diferentes formas.
Así como las empresas tabacaleras de las naciones ricas alguna vez describieron el acto de fumar como glamoroso —¡o incluso saludable!— en las economías emergentes actuales no se dispone muchas veces de datos fiables sobre el tabaquismo. Además, a estas alturas ya se sabe que, en el mejor de los casos, la capacidad de la información para cambiar el comportamiento es limitada, y más aún en el caso de las conductas adictivas.
Este último punto está dirigido a los que dudan y preguntan: “¿Acaso los fumadores plenamente informados no eligen persistir a pesar de conocer sus riesgos?” Una vez más no, no es tan simple. Varias encuestas mundiales sugieren que cerca del 80% de las personas que fuman quiere dejar de hacerlo, y la mayor parte lo ha intentado más de una vez. Desafortunadamente, más del 85% de los que tratan reincide, y la mayoría lo hace en una semana. La razón es simple: el tabaco es una sustancia altamente adictiva. (i) La literatura biomédica compara el tabaquismo con la adicción a drogas ilícitas como la cocaína y la heroína.
La forma más rápida de reducir el número de adolescentes que empiezan a fumar es aumentando bastante el precio del tabaco y disminuyendo progresivamente su asequibilidad. Sí, hay cuestiones a considerar cuando se sube el precio del tabaco que voy a tratar en otro blog. Mientras tanto, recuerde que hoy, como todos los días de este año, entre 82.000 y 99.000 jóvenes de todo el mundo -la mayoría de ellos pertenecientes a países de ingreso mediano y bajo-, comenzarán a fumar, y la mitad morirá prematuramente a causa de este hábito. Cualquier cosa que afecte el futuro es un problema de desarrollo de primer orden.
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