La igualdad de género y el liderazgo de las mujeres, incluida su participación en puestos con poder de toma de decisión dentro de los hogares, los lugares de trabajo y las comunidades, son fundamentales para el bienestar y la prosperidad. En su nueva Estrategia de Género 2024-30 (en inglés), el Banco Mundial reconoce que el liderazgo de las mujeres mejora los resultados en una serie de prioridades de desarrollo, como la seguridad alimentaria, los servicios comunitarios, la salud infantil y la educación.
En el sector privado, una investigación de la Corporación Financiera Internacional (IFC) ha demostrado que una mayor cantidad de mujeres en puestos de liderazgo se correlaciona positivamente con mejores estándares ambientales, sociales y de gobernanza, lo que conduce a un mejor desempeño empresarial y a un crecimiento económico inclusivo. Abordar los obstáculos al liderazgo de las mujeres es una prioridad estratégica del plan de ejecución de la Estrategia de Género de IFC. Esto implica perfeccionar soluciones que ayuden a más mujeres a incorporarse a los consejos directivos, e invertir en empresas que amplíen los empleos de calidad para las mujeres, particularmente en sectores dominados por hombres. También fomenta las inversiones del sector privado en el cuidado infantil, lo que facilita a las mujeres la conciliación entre el trabajo y la familia.
Las mujeres en los puestos de liderazgo empresarial en la región
En la región de América Latina y el Caribe, casi el 50 % de las empresas privadas tiene una mujer entre sus propietarios. Sin embargo, muchas de ellas son microempresas y pymes, y la mayoría se dedica al sector minorista o al comercio en pequeña escala. Alrededor de un tercio de las pymes dirigidas por mujeres declaran tener limitaciones financieras (i) y, en general, tienen acceso limitado al crédito, los servicios bancarios y la capacitación empresarial. Además, las mujeres empresarias tienen un 10 % (i) más de probabilidades que los hombres de señalar la "escasez de empleo" como motivo para poner en marcha una empresa.
En cuanto a las mujeres en puestos de alta dirección, la proporción es mucho menor. Según un estudio de 2022 de IFC sobre nueve mercados bursátiles de América Latina, en promedio, las mujeres representan solo el 14 % de los miembros de los consejos directivos y solo el 4 % de los directores ejecutivos de empresas que cotizan en bolsa. El porcentaje de consejos directivos conformados exclusivamente por hombres oscila entre el 23% en Brasil y el 52% en Bolivia.
Las encuestas de hogares realizadas en 16 países de América Latina indican que, durante el período 2000-22, las mujeres que ocupaban cargos directivos y propietarios de empresas representaban una proporción relativamente estable del 3 % al 5 % de la fuerza laboral. Estas mujeres que ocupan puestos directivos y son propietarias de empresas se concentran en sectores dominados por mujeres, principalmente la salud y el trabajo social, la educación, y los hoteles y restaurantes (gráfico 1). Por el contrario, los gerentes y dueños de empresas hombres dominan los sectores de empleo más grandes (que emplean a dos tercios de todos los trabajadores), como las manufacturas, el comercio mayorista y minorista, la agricultura, la construcción y el transporte.
Gráfico 1: Porcentaje de mujeres empleadas, gerentes y propietarias de empresas, por sector
Fuente: Cálculos de los autores a partir de datos armonizados SEDLAC
Esto no quiere decir que las mujeres de la región estén menos calificadas para liderar. Los perfiles de las mujeres líderes de la región son altamente competitivos. En casi todos los sectores, las mujeres líderes tienen mayor nivel educativo que los hombres (por ejemplo, 69 % de las mujeres en puestos gerenciales tienen título universitario, en comparación con el 58 % de los hombres). No obstante, las mujeres líderes suelen cobrar menos que sus homólogos masculinos, y la brecha salarial —la diferencia entre el salario promedio masculino y femenino— alcanza el 4 % en el caso de los gerentes y el 11 % en el caso de los propietarios de empresas.
¿Qué ha funcionado para cerrar estas brechas de género en liderazgo empresarial?
El acceso al financiamiento, la tecnología y la capacitación es esencial (i) para alentar a las mujeres a convertirse en emprendedoras y a mejorar las operaciones comerciales de propietarias de negocios. El programa Banking on Women (Apostar por las mujeres) de IFC (i) ha facilitado más de USD 4.000 millones para financiar a mujeres y a pymes lideradas por mujeres en la región, a través de inversiones y proyectos de asesoría con instituciones financieras. En Guatemala, a través del proyecto DIGITAGRO del Banco Mundial, se desarrollaron herramientas digitales para conectar a las pequeñas agricultoras con una iniciativa nacional orientada a utilizar agricultores familiares como proveedores de comidas escolares. Luego de la campaña, la proporción de mujeres que informaron saber cómo registrarse como proveedoras se incrementó en un 21 %, la venta de productos de origen animal se incrementó en un 12 % y los precios recibidos por las agro-emprendedoras se incrementaron en un 31,5 %. En México, un programa de capacitación en habilidades blandas y conocimientos empresariales ofrecido a mujeres emprendedoras (Mujeres Moviendo México), dirigido por el Laboratorio de Innovación de Género de América Latina y el Caribe (LACGIL), ha resultado en un aumento significativo en sus ganancias.
Se va acumulando evidencia sobre enfoques que aumentan la proporción de mujeres líderes en empresas. A través de análisis de mercado, fortalecimiento de la capacidad y orientación, IFC ha ayudado a promover el liderazgo empresarial diverso e inclusivo (i). Por ejemplo, algunos programas de capacitación ya han ayudado a fortalecer la capacidad de socios locales, lo que llevó a que en Colombia el número de mujeres en los consejos directivos aumentara del 16 % en 2019 al 18,5 % en 2021. Un programa de tutoría en Brasil también ha prosperado. El programa, que ahora capacita a su novena cohorte, anunció un 64 % de colocación en los consejos directivos después de su finalización. El programa Empresas Mexicanas X la Equidad (EM-X) de IFC reunió a 17 empresas que emplean a más de 450.000 personas en México para aprender sobre liderazgo inclusivo y asumir compromisos con el género y la inclusión económica en sus operaciones. Como resultado, una empresa estableció su primer programa de tutoría para mujeres, otra introdujo metas para las mujeres en puestos de liderazgo y otra introdujo datos desglosados por sexo sobre los miembros de su consejo directivo.
Las mujeres son indispensables como líderes empresariales si queremos lograr la igualdad de género y el liderazgo inclusivo en el desarrollo económico. América Latina y el Caribe ha dado algunos pasos hacia adelante, pero persisten las disparidades. Es necesario implementar más iniciativas para lograr un mayor equilibrio de género en liderazgo empresarial, brindar apoyo a las mujeres para que desarrollen su potencial de liderazgo y proporcionar a las mujeres líderes el acceso que tanto necesitan a los recursos financieros y las redes de apoyo.
El LACGIL, parte de la Práctica Global de Pobreza y Equidad, trabaja en conjunto con las unidades del Banco Mundial, agencias de ayuda y donantes, gobiernos, organizaciones no gubernamentales, empresas del sector privado e investigadores académicos. Este trabajo fue financiado en parte por el Mecanismo Coordinador para la Igualdad de Género (MCIG), un fondo fiduciario de múltiples donantes administrado por el Banco Mundial para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer a través de la experimentación y la creación de conocimiento para ayudar a los gobiernos y al sector privado a enfocar las políticas y los programas en soluciones escalables con resultados sostenibles. El MCIG es respaldado por las generosas contribuciones de Alemania, Australia, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Irlanda, Islandia, Letonia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Suiza, la Fundación Bill and Melinda Gates y el Fondo Filantrópico Wellspring.
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