¿Sabías que para el año 2050, tres de cada 4 personas vivirán en las ciudades de Colombia? No es una cantidad pequeña en un país de más de 50 millones de habitantes. Esto, sin embargo, tendrá un gran impacto en la forma en que están diseñadas las urbes del país.
Para satisfacer la demanda de servicios y espacios públicos como agua potable, alcantarillado, alumbrado público, parques, entre otros, las ciudades deben planear su crecimiento con base en las necesidades sociales actuales y evaluando nuevas formas de financiación para obtener más recursos que promuevan una mejor calidad de vida de sus habitantes a medida que estos van aumentando.
¿Pero esto qué significa? Resulta que, la planeación y el desarrollo urbano actual están llamados a considerar los 4,4 millones de hogares que hoy se encuentran en estado de vulnerabilidad, ya sea por su hacinamiento o por su baja calidad en los materiales de construcción y la poca o nula conexión con servicios públicos domiciliarios que tiene cada vivienda.
Algo que agudiza esta situación es que, el 70% de la población migrante del país se encuentra localizada en las mismas 15 ciudades capitales y medianas que integran la cifra de mayores hogares vulnerables en Colombia .
Adicionalmente, la llegada de la COVID-19 al país, contribuyó a que muchas personas perdieran su empleo y los empresarios sus clientes, lo que también generó a las ciudades una disminución en la recaudación de impuestos, aumento en el gasto de servicios como la salud, y la alteración de compra y venta de productos inmobiliarios.
Por ejemplo, en el primer semestre del 2020, el recaudo del impuesto predial municipal como fuente de ingresos propia de los municipios, se redujo en un 38% a nivel nacional, el cual es comúnmente utilizado por las ciudades para invertir en desarrollo urbano.
Para finales del 2020, se proyecta que habrá una reducción del 10 y 16% de los ingresos públicos en las grandes y medianas ciudades debido al bajo recaudo de impuestos como el de Industria y Comercio (ICA) y el Impuesto Predial, lo que afectará directamente la implementación de sus planes de desarrollo, en la construcción de infraestructura y desarrollo urbano, en la concreción de los programas para atender la emergencia sanitaria y la reactivación de la economía.
El desarrollo urbano en tiempo de pandemia
Para comprender mejor el desarrollo urbano en tiempos de pandemia, se debe tener en cuenta que no todos los municipios y productos inmobiliarios se comportan de la misma manera. Por ejemplo: la compra o venta de oficinas, servicios inmobiliarios como el bodegaje, o la vivienda, tienen costos diferentes en cada uno de los municipios; se debe evaluar la capacidad de cuántos mt2 construidos en realidad cuentan con la posibilidad de ser vendidos, esta capacidad varía por municipio y no siempre su tamaño determina el éxito de la compra o venta.
A la luz de este panorama actual, donde muchos colombianos han sufrido un impacto económico y las ciudades han visto desfinanciado su presupuesto para inversión en infraestructura, es necesario, que las alcaldías municipales evalúen nuevas fuentes de financiación para lograr mejores ciudades que se recuperen rápidamente de las consecuencias de la COVID-19, y que estén preparadas para proveer la demanda en servicios y espacios públicos para el gran número de habitantes proyectado para el 2050.
Frente a estos retos, surgen varias interrogantes: ¿cómo lograr que las ciudades garanticen el acceso a infraestructura y desarrollo urbano (vivienda; equipamientos como salud y educación; redes de agua potable, saneamiento básico; transporte) y espacio público? ¿Cómo pueden cubrir el déficit existente y la nueva demanda aumentada por la pandemia? ¿Cuáles deben ser los programas, instrumentos o mecanismos que permitan a las ciudades mitigar parte del efecto de la pandemia y garantizar el desarrollo sostenible?
No es tarea fácil, y aunque el escenario se presenta mejor en el mediano (2022 -2023) y largo plazo (2024 en adelante), no existen soluciones homogéneas; sin embargo, podemos mencionar las siguientes:
a. Recomendaciones a la gestión urbana y de financiación de ciudad
- Actualizar los catastros articulados con información de los Planes de Ortdenamiento Territorial (POTs), y evitar en el corto plazo el aumento de tarifas para impuestos municipales.
- Fortalecer el uso de instrumentos de gestión urbana subutilizados que se pueden utilizar en el corto plazo para la recuperación posCOVID-19 y que permitan financiar en parte la infraestructura.
- Fortalecer el uso de instrumentos de largo plazo que incorporan capital privado para la financiación de infraestructura urbana.
- Apoyar la estructuración de proyectos urbanos con enfoque de financiación de proyectos a largo plazo que garanticen el desarrollo por las diferentes etapas de recuperación del coronavirus.
b. Recomendaciones sobre los sistemas de información del desarrollo urbano
- Incentivar el Catastro Multipropósito, teniendo en cuenta las diferencias de los municipios (tamaño, población, si es de mayoría urbana o rural), priorizando su implementación en las áreas metropolitanas/regiones con mayor desarrollo inmobiliario.
c. Recomendaciones a los Programas de Vivienda y Desarrollo Urbano
- Fortalecer los programas de vivienda que incentiven la resiliencia de las viviendas y los barrios, y mejoren la oferta de empleo en construcción, e incentiven el dinamismo del sector (vivienda nueva diversos segmentos, mejoramiento de vivienda y de barrios, vivienda en renta en sectores consolidados, y microfinanzas para vivienda)
En el largo plazo, las finanzas municipales mejorarán, pues los municipios tienden a incrementar su recaudo frente a los tributos municipales, así como a dinamizar su desarrollo urbano. Es por eso, que se recomienda a las ciudades llevar a cabo proyectos de infraestructura de largo plazo y actualizar sus planes de ordenamiento territorial , así como implementar instrumentos subutilizados que permitan crear alternativas de financiación para el cumplimiento de sus planes de desarrollo.
Con este panorama, se espera que no solo las ciudades logren orientar su recuperación pospandemia, sino que encuentren en el desarrollo urbano una fuente de recursos para financiar y garantizar mejor calidad de vida a sus habitantes en el mediano y largo plazo.
Únase a la conversación