Cuidado infantil y empleo femenino, factores clave para la reactivación de Chile

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Marisol Rain, tejedora de telar Mapuche.
Marisol Rain, tejedora de telar Mapuche.

Más de 130 mil hogares chilenos con niños y niñas pequeños no utilizan los servicios de cuidado infantil, pues consideran que estos no satisfacen sus necesidades.  El mayor peso de los cuidados recae en las mujeres, por lo que muchas de ellas han tenido que dejar sus trabajos para atender sus hogares, situación que se ha profundizado durante la pandemia.

Esta situación sucede en muchos países de América Latina y el Caribe y abordarla es especialmente importante en el marco de la reactivación económica posCovid-19, ya que aumentar la participación laboral de las mujeres es fundamental para mejorar la calidad de vida de las familias y el crecimiento económico de los países. Según recomienda un reciente estudio que ha elaborado el Banco Mundial en Chile, las estrategias de recuperación económica deberían tener un enfoque de género, que reconcilie el empleo y el cuidado infantil.  

Miremos algunas cifras sobre uso de servicios de cuidado infantil en el país. De acuerdo con datos de la Encuesta Longitudinal de Primera Infancia (ELPI) de 2017, solo un 23% de niños/as menores de dos años recibía algún tipo de cuidado formal. Según las cifras del Ministerio de Educación para 2020, la cifra es del 17%. En ambos casos, el número es muy bajo si se le compara con el promedio en la OCDE del 35%. 
 

Escenarios pre y pospandemia

En los primeros tres meses de este año, según la Encuesta Nacional de Empleo más de un millón y medio de mujeres en Chile no buscó empleo debido a sus responsabilidades familiares.  Ya desde antes de la pandemia, había más de 145 mil mujeres madres de niños y niñas menores de dos años que estaban fuera del mercado laboral (según la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN 2017). 

Si todas estas 145 mil madres pudiesen (re) integrarse al mercado de trabajo, la participación femenina en Chile subiría 2 puntos porcentuales. Incentivar que las mujeres ingresen al mercado laboral reduciría la brecha de género en participación laboral, la que, según el Instituto Nacional de Estadísticas, es de casi 23 puntos.

La evidencia internacional y de la región es clara en mostrar que los servicios de cuidado son una respuesta efectiva, tanto para promover la participación laboral de la mujer, como para estimular el desarrollo de niños y niñas. Múltiples estudios demuestran que estos programas tienen impactos positivos en participación y en horas trabajadas de las mujeres. En muchos casos, los efectos se mantienen a lo largo de la vida de la mujer. Más importante aún, el acceso a cuidado infantil de calidad garantiza igualdad de oportunidades desde temprana edad. 

Dado el contexto chileno y la experiencia de otros países, el estudio identifica cinco áreas clave de oportunidad para abordar los retos del actual sistema de cuidado infantil, con miras a la pospandemia. Cabe mencionar que iniciativas de reforma en esta dirección no son nuevas en Chile, sin embargo, han persistido dificultades para llegar a acuerdos sobre cómo debería mejorarse el sistema de cuidado infantil. Las enumeramos a continuación:

  • Modificar la legislación que condiciona el beneficio de sala cuna por parte del empleador, al número de trabajadores mujeres. La legislación actual excluye a la mayoría de las madres y padres trabajadores de este beneficio, al que sólo tiene acceso madres que trabajan en empresas con 20 o más mujeres. Esto es problemático por varias razones: refuerza estereotipos de género de las mujeres como únicas cuidadoras, y genera incentivos perversos en las empresas a contratar mujeres (o a reducir sus salarios). 
  • Explorar fuentes alternativas de financiamiento de cuidado infantil. Varios países han logrado expandir el acceso a servicios de calidad, vinculando actores no gubernamentales, por ejemplo, a través de asociaciones público-privadas.  
  • Actualizar los datos disponibles y producir diagnósticos detallados sobre los proveedores y sobre las familias usuarias. La ELPI más reciente es de 2017, y no existe información sobre las características de los proveedores públicos y privados. Además, las necesidades y preferencias de cuidado de las familias seguramente cambiarán tras la pandemia.
  • Fortalecer la coordinación entre los distintos actores públicos, parlamentarios, privados y la sociedad civil, para alcanzar acuerdos sobre el doble beneficio de las políticas de cuidado infantil: acceso a oportunidades económicas de las mujeres y desarrollo temprano en los niños y niñas.
  • Alinear la expansión del servicio a los estándares mínimos de calidad. Para asegurar la efectividad del servicio -en desarrollo infantil, participación laboral y reducción de inequidad- es esencial reconocer la calidad como una condición necesaria tanto para el bienestar de los niños y niñas, como para crear confianza en las familias.

Este estudio evidencia la relación positiva que existe entre participación laboral femenina y los sistemas de cuidados, y la pandemia sin duda ha incrementado este desafío. Por eso, parte fundamental de la agenda de reactivación económica debe enfocarse en cómo fomentar la participación laboral femenina con urgencia y terminar con restricciones al acceso a sala cuna que implican una barrera para que las mujeres ingresen al mercado laboral. 
 

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Reporte: Cuidado Infantil Como Factor Clave en la Recuperación de Chile: Consideraciones de Política en la Pos-Pandemia

 


Autores

María José Abud

Subsecretaria de la Mujer y la Equidad de Género de Chile

Virginia Brandon

Representante residente en Chile

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