En solo dos horas se puede ir de Guatemala a Panamá, uniendo de extremo a extremo la región de Centroamérica en un vuelo comercial. Estas distancias cortas entre países representan oportunidades y beneficios. No obstante, para algo tan crítico como la asistencia humanitaria de un país a otro, la región todavía enfrenta retos logísticos y burocráticos que impiden capitalizar a pleno estas ventajas.
¿Cómo trabaja Centroamérica para hacer más expedita la asistencia intrarregional que beneficie a las poblaciones afectadas por desastres?
La respuesta articulada entre los países de la región y la llegada ágil y oportuna de la asistencia humanitaria en contextos de desastres y emergencias pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte para muchas comunidades . Y esto es especialmente relevante en Centroamérica, la segunda región del mundo más expuesta y vulnerable a los desastres, que muchas veces afectan a varios países en forma simultánea , como se ha visto con el impacto causado por los huracanes Eta y Iota en 2020.
Con un trabajo histórico de coordinación regional, Centroamérica ha logrado plasmar una visión de Gestión Integral de Riesgo de Desastres (GIRD) como elemento clave del desarrollo humano sostenible, así como el desarrollo de mecanismos de colaboración para apoyarse solidariamente en la atención a los desastres.
Ejemplo de esto es el trabajo del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC), que coordina la aplicación del Mecanismo Regional de Ayuda Mutua ante Desastres (MecReg), y que en 2019 realizó un simulacro regional y puso a prueba el funcionamiento de esta articulación.
Es gracias a este y otros esfuerzos que se ha logrado pensar en las distancias regionales como un elemento que puede salvar vidas. Estos ejercicios y las acciones que constante e históricamente se han realizado demuestran que, así como la región tiene diversas potencialidades, siguen existiendo mejoras por hacer, siendo parte de estas el fortalecimiento de la asistencia humanitaria regional.
Varios actores, un objetivo
El Banco Mundial, a través del Programa Japón-Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR), junto con la NASA están contribuyendo a estos procesos liderados por el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), y en particular el CEPREDENAC, actualizando los instrumentos administrativos, capacidades y procedimientos de preparación y respuesta ante desastres, dentro de los que se incluye la revisión, aprobación y propuesta de las plataformas y mecanismos mencionados.
Como parte de este trabajo se está elaborando una Hoja de Ruta y un Plan de Inversión para abordar las necesidades de mejora en los sistemas nacionales de Preparativos y Respuesta (P&R), y en los mecanismos regionales de apoyo.
Tanto a nivel regional como multisectorial, esto implica que los sistemas nacionales de atención a emergencias activen sus redes territoriales, generen alertas, posicionen equipos y movilicen capacidades reactivas ; sin perder de vista las particularidades de cada contexto nacional y local.
El trabajo conjunto también ha utilizado tecnologías disruptivas e instrumentos de observación de la tierra, que permiten mejorar los escenarios de riesgo, los planes de gestión, la coordinación de la asistencia humanitaria y los procesos de recuperación posdesastre.
La reciente LV reunión de jefes de Estado y Gobierno del SICA se ha hecho eco de estos esfuerzos con la adopción del acuerdo que instruye que el SICA y CEPREDENAC junto con actores regionales y el Consejo de Ministerios de Relaciones Exteriores deben “establecer procedimientos y protocolos para asegurar que la asistencia humanitaria sea ágil, expedita y oportuna ante alertas tempranas y emergencias”. Alcanzar los niveles esperados de preparación, respuesta y asistencia humanitaria regional, implica:
- El refuerzo, actualización y modernización del marco jurídico e institucional que regula las condiciones para la asistencia humanitaria internacional y para la preparación y respuesta en general.
- El fortalecimiento, modernización y desarrollo de la información necesaria para responder a la gestión reactiva, su generación, tratamiento, almacenamiento, análisis y distribución.
- El desarrollo, refuerzo e inversión en infraestructura de emergencia, considerando criterios de inclusión y la dimensión regional transfronteriza.
- La movilización de recursos internos y externos para garantizar el equipamiento adecuado y necesario para la respuesta y la asistencia humanitaria, considerando las necesidades presentadas por la COVID-19.
- La inversión en el desarrollo de capacidades del personal de respuesta y asistencia humanitaria.
Este compromiso es clave para alcanzar una Centroamérica más resiliente e inclusiva. Así, continuaremos fortaleciendo procesos que reflejan las lecciones aprendidas y los desafíos del riesgo complejo representados por las características multiamenaza que incluyen tanto desastres de origen natural, como la emergencia sanitaria de la COVID-19 y las vulnerabilidades de cada población que afectan de manera diferenciada por sus características sociales, económicas, geográficas, entre otros.
Únase a la conversación