¿Sabías que en los primeros 24 meses de vida se generan 700 nuevas conexiones neuronales por segundo? Y es justamente en esta etapa de mayores aceleraciones en el desarrollo cuando se originan las más grandes desigualdades.
¿Sabías además que por cada dólar invertido en la primera infancia la tasa de retorno es de entre 4 y 9 dólares?
El Perú entendió que las respuestas a estas preguntas eran clave para lograr cambios en el país. Por ello, la inversión que realizó en los más pequeños ha dado resultados impresionantes: una reducción de la desnutrición crónica infantil de 14 puntos porcentuales en solo siete años y hoy tiene un indicador del 13%.
Para conocer los detalles del esfuerzo realizado para alcanzar tan excelentes resultados, cuatro ministros del área social de Ecuador visitaron recientemente el Perú e intercambiaron experiencias sobre cómo atacar el problema de la desnutrición en su país. El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social peruano como anfitrión, con el apoyo del Banco Mundial que facilitó este intercambio, planificó una amplia agenda de reuniones, visitas y discusiones que se llevaron a cabo durante tres días.
La experiencia peruana tiene varios factores de éxito, pero, desde mi punto de vista, tres de los más importantes son la voluntad política, el compromiso de la sociedad civil y la articulación de políticas públicas desde el nivel central hasta el nivel local.
Entre los principales instrumentos desarrollados para plasmar en la práctica esta articulación interinstitucional están: un padrón nominal permanentemente actualizado de niños, niñas y gestantes que permite el seguimiento individualizado del estado nutricional y las principales intervenciones de los programas y servicios; y el Fondo de Estímulo al Desempeño (FED) que es un mecanismo de incentivos presupuestarios a gobiernos locales para el logro de resultados en materia de desnutrición crónica infantil, basados en el padrón nominal.
Varias de estas herramientas podrían ser adaptadas al contexto ecuatoriano para reducir la desnutrición crónica infantil, que sigue siendo un desafío pendiente en Ecuador.
Otro de los problemas comunes entre los dos países es cómo implementar estrategias de inclusión productiva y laboral de las familias vulnerables que reciben transferencias monetarias, como “Juntos” en el Perú y el “BDH” en Ecuador. El Perú también ha desarrollado programas innovadores como “Haku Wiñay”, que fomenta el desarrollo de capacidades productivas y de emprendimientos rurales; mientras Ecuador apuesta por la inclusión financiera a través del “Crédito de Desarrollo Humano” para orientar la inclusión financiera. Sin embargo; esta es un área donde hay mucha evidencia por construir y aprender.
Como resultado de la visita quedan varias lecciones aprendidas y compromisos adquiridos:
- Avanzar en la construcción de un padrón nominal que permita hacer un monitoreo individual para prevenir la desnutrición crónica;
- Establecer un modelo piloto de incentivos al logro de resultados o al desempeño;
- Intercambiar experiencias innovadoras y foros de discusión sobre temas de inclusión económica y social.
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