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Este año trae consigo dos puntos vitales para el desarrollo sostenible: 20o aniversario de la Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas en Río de Janeiro y el 25o aniversario del Informe Brundtland, Nuestro futuro común.
Hasta la fecha, ¿Qué tanto hemos avanzado desde que el concepto de desarrollo sostenible entró en la agenda política mundial? Para decirle de manera simple, no lo suficiente…
La reciente crisis financiera —aún en curso— sirve como un telón de fondo dramático y desafiante a la cumbre Río+20 que se llevará a cabo en junio. El informe de la ONU de febrero de 2012 realizado por el Grupo de alto nivel sobre la sostenibilidad mundial, Gente resiliente en un planeta resiliente, describe de manera muy clara las acciones que los gobiernos deberían tomar en Río+20. En nuestra opinión, el papel del sector empresarial es crucial.
Debido a su creciente poder, y la correspondiente reducción en la capacidad de muchos gobiernos de prestar diferentes servicios, el sector privado enfrenta cada vez más presión para guiar el esfuerzo en pos de un cambio sistemático. Además, el sector empresario comenzó a darse cuenta de que no puede seguir funcionando para beneficio exclusivo de sus accionistas sin prestarle mayor atención a las condiciones sistémicas que determinan y respaldan su éxito a largo plazo.
Algunas de las economías más grandes del mundo muestran señales aparentes de estrés. Las recientes protestas sociales apuntan a un desencanto con el actual sistema político y económico, reflejo de una creciente desconfianza en líderes de todo tipo. Esta ira colectiva se vincula a asuntos relacionados con la sostenibilidad y la supervivencia.
La humanidad está viviendo por encima de sus posibilidades naturales. Tenemos una deuda con las generaciones futuras y con la Tierra en sí.
Nueva hoja de ruta para la sociedad
El Proyecto Regeneración (i), una iniciativa de colaboración multifacética de GlobeScan y SustainAbility, busca establecer una hoja de ruta para alcanzar el desarrollo sustentable en la próxima generación, centrándose en particular en el papel del sector privado.
Lester Brown, presidente del Instituto de Políticas para la Tierra (i), habla de una ambiciosa hoja de ruta llamada Plan B, una alternativa al Plan A porque “ya no podemos continuar de esta manera.” El Plan B implica una reducción de las emisiones de carbono de 80% para 2020 (y dice 2020, no 2050, la meta más común asociada normalmente a este tipo de reducción de emisiones), estabilizando a la población mundial en no más de ocho mil millones, erradicando la pobreza, y restaurando los sistemas de apoyo naturales de una economía, como son los bosques, suelos, pastizales, acuíferos y zonas de pesca.
Es evidente que necesitamos una visión alternativa para el desarrollo —un plan u hoja de ruta que allane el camino hacia lo que Vandana Shiva llama “un nuevo tipo de estabilidad” caracterizado por “sólidas economías locales basadas en la biodiversidad, con democracias activas y vitales y culturas diferentes.”
¿Dónde entra el sector privado en esta visión? Durante la Cumbre de la Tierra de 1992, muchos en el sector privado comenzaban a aprender sobre los desafíos de la sostenibilidad y muchas veces ni siquiera formaban parte de la conversación. En la década de 1990, cuando y si el sector empresarial tomaba medidas, muchas veces era acusado (y condenado) de “ecoblanqueo”.
Los negocios como actor clave
Hoy en día, el mundo de los negocios es un actor clave. Bill Ford, presidente ejecutivo de Ford Motor Company, explica, “el papel del mundo empresarial en la agenda global realmente cambió, y creo que para mejor... si uno retrocede veinte años, las empresas eran el enemigo.” La dirigencia empresaria comienza a asumir el desafío de encabezar el cambio.
De acuerdo a la última Encuesta de Sostenibilidad realizada por GlobeScan y SustainAbility, los expertos apuntan a una nueva generación de compañías que están a la cabeza de la transición hacia un desarrollo sustentable, incluyendo a Unilever, GE, Interface, Marks & Spencer y Natura. Estas compañías no solo han articulado una visión integral junto a un fuerte desempeño, sino que también han sido capaces de incluir de manera efectiva a sus accionistas en esta visión.
El desafío a futuro será difundir la visión de unas pocas compañías líderes en el resto del mundo empresarial, que muchas veces permanece estático. Achim Steiner, director ejecutivo del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, reconoce este desafío. Dijo, “el discurso económico global se sustenta en la competencia y por lo tanto en el conflicto.
Todo el tiempo hablamos de situaciones de suma cero y nunca de lo que se puede lograr a través de objetivos compartidos.” Las empresas del siglo veintiuno tendrán que estar conscientes de los límites del planeta, y estar dispuestas a crear modelos nuevos que tomen en cuenta la biodiversidad y los recursos naturales.
El Proyecto Regeneración busca entablar una conversación entre dirigentes empresarios y partes interesadas clave de todo el mundo en torno a los temas de desarrollo sustentable más acuciantes, en particular la manera en que se relacionan con el sector privado. Esperamos poder crear una hoja de ruta que le muestre al sector privado cómo fortalecer la capacidad de adaptación y fomentar el cambio en los años y décadas venideras. Esperamos que el año próximo se una a nosotros.
Lindsay Clinton es gerente de SustainAbility en Nueva York y miembro del equipo del Proyecto Regeneración. Durante 2012, el Proyecto Regeneración explorará la situación pasada, presente y futura del liderazgo en sostenibilidad. Visite www.theregenerationproject.com.
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