El racismo es un tema pendiente en Bolivia. Pueblos indígenas, afrodescendientes y otras comunidades vulnerables sufren discriminación todos los días y en diversos contextos, públicos y privados. Esta exclusión evita que una amplia porción de la población pueda ejercer sus derechos plenamente y que, además, enfrente desigualdades estructurales.
Este es el marco que dio vida al primer Concurso Nacional de Microcuentos “Si tus ojos vieran mi historia”, organizado por la oficina del Banco Mundial en Bolivia con el objetivo de generar reflexión y conversación sobre la discriminación y sus consecuencias a través de la literatura. Quisimos que esta introspección se produzca -apelando a las artes como una vía que permite un diálogo social honesto- no solo desde la palabra, sino, fundamentalmente desde las emociones.
Quisimos también que sea una actividad ampliamente participativa promoviendo las contribuciones de escritores a lo largo y ancho del país y desde los 18 años en adelante. Esta participación se hizo evidente en los 632 microcuentos recibidos de los nueve departamentos del Bolivia.
Cada una de las palabras escritas en estos relatos es una muestra de lo que piensa y siente la sociedad boliviana, del sufrimiento profundo que causa el racismo , pero también de la esperanza de eliminarlo en las nuevas generaciones para alcanzar el pleno desarrollo del país.
Para el jurado, conformado por escritores y artistas bolivianos de renombre (Elvira Espejo, Mauricio Murillo y Rodrigo Urquiola), no fue tarea fácil escoger las obras ganadoras. Evaluaron el manejo del lenguaje, la escritura, el estilo y la capacidad de instaurar una narración completa con recursos limitados por la extensión; además, verificaron la pertinencia de los relatos con el objetivo del concurso. Tras arduas jornadas, seis microcuentos obtuvieron los tres primeros lugares en las dos categorías (escritores noveles de 18 a 23 años y escritores aficionados de 24 a 99 años).
“Yo, Julio Tarqui” de Ernesto Flores Meruvia (18 años) es la historia de un albañil migrante aymara que huye de la realidad bailando cuecas (género musical tradicional) en un sitio donde todos son iguales. “Aprender a hablar” de Marcio Aguilar Jurado (30 años) que trata la experiencia de una trabajadora del hogar que logra liberarse de un pasado impuesto, social y familiarmente, reinventándose desde el lenguaje y la palabra; son los cuentos que se hicieron del primer sitial.
“Fausto y el olvido” de Sebastián Moscoso España, “33 variedades de papa” de Wara Moreno Barroso, “Viaje a Chile” de Mariana Villa Luna, y “Perfume de las manos” de Elvia Andia Grageda; completan la lista, relatando con vehemencia y sensibilidad experiencias reales que ocurren cualquier día y en cualquier lugar del país. Estas y todas las obras literarias que participaron en el concurso logran que el lector pueda ponerse en los zapatos del otro y comprenda su situación.
El racismo no es un cuento, es un problema profundo y estructural que no se soluciona de la noche a la mañana. El reconocimiento de esta situación y sus conexiones históricas es un primer paso fundamental para curar a las sociedades en el mundo.
Pero, no sería suficiente el reconocimiento, si no buscamos impedir que acciones racistas continúen ocurriendo; las evidentes y públicas, y las que se entretejen y normalizan en los actos cotidianos. Todos tenemos la responsabilidad de aportar y dar pequeños pasos en un camino largo. Confiamos que esta iniciativa fue uno de esos pasos.
Cuentos ganadores del primer lugar en ambas categorías
Categoría A (18 a 23 años)
Primer lugar: Ernesto Flores Meruvia con la obra “Yo, Julio Tarqui”
Categoría B (24 a 99 años)
Primer lugar: Marcio Aguilar Jurado con la obra “Aprender a hablar”
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Página oficial del Concurso de Microcuentos "Si tus ojos vieran mi historia"
Video: Conoce a los ganadores:
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