El mapa de crecimiento económico y social de la región quedó más claramente demarcado tras la realización del último de una serie de diálogos sobre el futuro de América Latina en el marco del proyecto “Desarrollo, Cohesión Social y Democracia”.
Liderado por el ‘think tank’ chileno CIEPLAN, con el respaldo del Banco Mundial, la Unión Europea, la FIIAPP y el PNUD, entre otros, los diálogos recorrieron la región en busca de consenso sobre la ruta que debe seguir la democracia latinoamericana tras dejar atrás la crisis económica fortalecida en lo económico pero con una deuda pendiente en lo social. Los diálogos visitaron Paraguay, El Salvador, Colombia y concluyeron su periplo en la República Dominicana esta semana.
El análisis comparado y la contrastación de distintas experiencias políticas y económicas en la región han marcado el debate en este nuevo encuentro de diálogo de políticas públicas.
Durante su discurso de apertura, el presidente Leonel Fernández resumió la esencia del debate de la siguiente manera:
“Ciertamente en las últimas tres décadas ha habido un progreso, un reforzamiento de la democracia, del Estado y de las instituciones, pero es insuficiente en cuanto a las expectativas que tiene la ciudadanía”, afirmó Fernández.
Tras repasar los experimentos con distintos modelos de desarrollo económico y social que ha ejecutado la región en las últimas décadas, Fernández señaló que el gran desafío de América Latina hoy es cómo superar el fundamentalismo del neoliberalismo y del neopopulismo.
“Tal vez la respuesta está en ambos, en cómo vincular el Estado y el mercado. Pero lo que está claro es que no puede haber bienestar sin Estados fiscalmente fuertes”, dijo.
Como en “diálogos” anteriores, la discusión de Santo Domingo se ha centrado en los tópicos de investigación que el proyecto de CIEPLAN ha venido impulsando.
Por una parte, se ha intentado desentrañar la relación entre política económica y fortalecimiento democrático.
En este sentido, por ejemplo, se han analizado los datos del ‘Latinobarómetro’ acerca de la relación entre crecimiento económico y aprobación de la democracia que existía en la región.
Hasta comienzos de los años 2000, la correlación entre ambas variables indicaba que en momentos de crisis bajaba el apoyo ciudadano al sistema democrático en la región, lo que, sin embargo, no fue el caso en durante la última crisis financiera internacional.
¿Qué hay detrás de esa constatación? ¿Han madurado nuestros sistemas? ¿Ha aprendido la región a enfrentar las crisis desde el punto de vista económico, pero también social? Las respuestas a estas preguntas son motivo de un estudio más profundo pero por lo pronto se puede concluir que la región estaba mejor preparada para soportar la crisis, tanto desde el punto de vista económico como social.
También se ha analizado la relación entre cohesión social y desarrollo. En este tema, el consenso es claro en relación a la necesidad de implementar y, sobre todo, de mantener en el tiempo, políticas sociales que apunten a derrotar la pobreza y que, crecientemente, adopten una perspectiva universal y garanticen determinados mínimos de protección social para todos los ciudadanos. Lo cual, entre otras cosas, tiene implicancias fiscales.
Por una parte, se ha destacado la trascendencia que ha tenido el creciente gasto social en la región y la mayor efectividad de las políticas. Pero, por otro lado, se ha alertado acerca de la principal amenaza a la cohesión social que existe en la región, que es la inseguridad ciudadana y los altos grados de violencia.
Finalmente, cabe destacar la discusión acerca de la calidad de la política. La constatación es clara: existen altos grados de consenso técnico en una serie de materias de desarrollo y cohesión social. Sin embargo, esos consensos muchas veces no tienen un respaldo político que permita llevarlos adelante.
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