Galápagos: un centro global para la conservación y el crecimiento de la economía azul

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Galápagos: un centro global para la conservación y el crecimiento de la economía azul Iguanas calentándose al sol sobre rocas volcánicas en Puerto Egas, Isla Santiago, Galápagos, Ecuador. Foto: Fabricio Teran / Sidartha / Banco Mundial

Un laboratorio viviente de la evolución

Ubicadas frente a la costa ecuatoriana, los 8000 km² de tierra rodeados por una reserva marina de 138 000 km² de las Islas Galápagos son más que una maravilla ecológica: son un ejemplo vivo de los esfuerzos globales de conservación, un motor económico para Ecuador y un símbolo del delicado equilibrio entre naturaleza y desarrollo. Los paisajes volcánicos y las especies únicas de las islas han inspirado a científicos, turistas y conservacionistas por igual, pero su relevancia va mucho más allá de sus costas.

Reconocidas como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, las Galápagos han sido durante mucho tiempo un laboratorio viviente para el estudio de la evolución y la biodiversidad. Albergan 2017 especies que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta, entre ellas, tortugas gigantes, iguanas marinas y piqueros de patas azules. Pero su importancia no es solo biológica. Las Islas Galápagos generan enormes oportunidades económicas a través del turismo y la pesca sostenible, reforzando su papel clave en el desarrollo económico y social de Ecuador, y más allá.

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Lobos marinos descansando en la Isla San Cristobal en las Islas Galapagos. Foto: Fabricio Terán / Sidartha / Banco Mundial.

 

Una visión de sostenibilidad

Dada la importancia regional y global de las Galápagos, era evidente que la protección de estas islas requería más que esfuerzos de conservación: se necesitaba una estrategia a largo plazo que integrara la protección ambiental con la resiliencia económica. Con esto en mente, el Banco Mundial emprendió diversas iniciativas para apoyar la conservación y el desarrollo sostenible, abordando desde la pesca sostenible hasta la planificación integral de la economía azul y la cooperación regional. Este apoyo desempeñó un papel clave en el acompañamiento de Ecuador en su transición hacia una economía azul resiliente y diversificada en las islas.

La pesca ha sido siempre una fuente vital de sustento para los habitantes de las Galápagos, pero la sobrepesca y los cambios ambientales han comenzado a amenazar su futuro. El reto ya no era solo conservar, sino también garantizar la sostenibilidad y la viabilidad económica de la pesca. Ahí es donde entra en juego Visión Pesquera.

Esta iniciativa buscó transformar la producción de productos del mar en un modelo de sostenibilidad, alineando las actividades económicas con la protección de los ecosistemas de las islas. Al fomentar la colaboración entre pescadores locales, el sector turístico y los tomadores de decisiones, Visión Pesquera estableció un plan para un sistema pesquero competitivo y responsable. También brindó al gobierno y a los actores locales un marco de largo plazo para gestionar los recursos marinos de manera efectiva, lo cual permite que los pescadores mantengan sus medios de vida mientras se protege la salud del océano.

Al destacar las distintas oportunidades a lo largo de la cadena de valor de los productos del mar, la iniciativa ayudó a identificar maneras de estimular el emprendimiento local—como nuevos restaurantes y pequeñas empresas—, lo que sentó las bases para la creación de empleos alineados con los objetivos de sostenibilidad.

Expandiendo la economía azul

Sin embargo, asegurar el futuro de las Galápagos requería más que una pesca sostenible. Era necesario un enfoque más amplio, uno que integrara la biodiversidad marina, los ecosistemas costeros, la infraestructura crítica y el turismo responsable dentro de un marco integral de economía azul.

La economía azul no se limita a la pesca; abarca todos los sectores que dependen de ecosistemas marinos y costeros saludables. En el caso de las Galápagos, esto significa garantizar que industrias como el turismo, el transporte marítimo y servicios esenciales como la gestión del agua puedan prosperar minimizando su impacto ambiental.

A través de varios estudios específicos sobre los sectores que componen la economía azul, el Banco Mundial evaluó el valor económico y ambiental de los recursos marinos del archipiélago e identificó necesidades críticas de infraestructura—como la mejora de la gestión de residuos y aguas residuales—, vitales para proteger el medio ambiente, apoyar a las industrias locales y garantizar el bienestar de las comunidades que dependen de estos recursos. Este análisis en profundidad jugó un papel crucial en la transformación hacia una economía azul sostenible.

Este trabajo culminó en el Plan Estratégico de Economía Azul en las Galápagos (2025–2040), una herramienta de planificación adoptada oficialmente en diciembre de 2024 por el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de las Galápagos. El plan traza una hoja de ruta integral para fortalecer y expandir la economía azul en el archipiélago, contribuyendo a equilibrar las actividades humanas con la conservación y asegurando que la riqueza natural de las islas continúe prosperando.

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Un actor clave en la conservación regional

Las islas no son solo un tesoro ecuatoriano, son un actor clave en los esfuerzos regionales de conservación. El archipiélago forma parte del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), una colaboración entre Ecuador, Colombia, Costa Rica y Panamá. Esta iniciativa fortalece la protección de la biodiversidad marina al tiempo que promueve una economía azul sostenible.

Los compromisos anteriores del Banco Mundial en las Galápagos sirvieron de catalizador para esfuerzos regionales más amplios, y hoy en día, el Banco trabaja activamente con estos países para fortalecer la gobernanza y la coordinación regional.

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 Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR). n.d. Donde trabajamos: Pacífico Este Tropical

 

Sostener el futuro: una responsabilidad compartida

En el corazón de estas iniciativas están las personas de las Galápagos. Su conocimiento, tradiciones y participación directa han sido fundamentales para dar forma a políticas que alinean la conservación con el desarrollo sostenible. Desde pescadores y operadores turísticos hasta científicos y conservacionistas, las comunidades locales son la fuerza motriz detrás para asegurar que el futuro de las islas sea tan vibrante como su pasado.

El futuro de las Galápagos depende de las decisiones que tomemos hoy. Aunque las islas se han convertido en un modelo de equilibrio entre conservación y crecimiento económico, sus frágiles ecosistemas siguen bajo presión constante. Proteger Galápagos requiere más que reconocimiento, exige un compromiso sostenido de las comunidades locales, los gobiernos y la comunidad internacional.

Las lecciones aprendidas de estas iniciativas ofrecen una guía para el desarrollo sostenible más allá de las fronteras de Ecuador, demostrando que la conservación y la prosperidad pueden ir de la mano. Trabajando juntos—con innovación, inversión y compromiso—podemos garantizar que las islas Galápagos sigan siendo no solo un símbolo de resiliencia, sino también un santuario próspero para la naturaleza y las generaciones futuras.



Claudia Serrano

Consultora ambiental del Banco Mundial

Gabriela Encalada

Especialista Ambiental del Banco Mundial

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