Es un hecho. En todo el mundo, las personas con discapacidad enfrentan numerosas barreras para acceder a servicios cotidianos que aquellas sin discapacidad dan por sentado. México no es diferente en este sentido: los mexicanos con alguna discapacidad tienen un 28 % menos probabilidades de completar la escuela primaria, un 62 % menos chances de finalizar una educación universitaria y un 32 % más posibilidad de estar desempleados.
La falta de espacios públicos accesibles e inclusivos es uno de los obstáculos más importantes para estas personas. Y el transporte público es el principal sector donde las desventajas para las personas con discapacidad son más visibles.
Según una encuesta nacional, el 70,9 % de los mexicanos convino en que el transporte público no cumplía con las normas mínimas para que lo usen las personas con discapacidad. Considerando que 6 millones de personas (¡y la cifra sigue aumentando!) experimentan algún tipo de discapacidad, la inclusión en este sector es un problema de larga data que debe resolverse en México.
En las últimas décadas, México ha emprendido grandes esfuerzos para aprobar leyes e iniciativas a fin de asegurar la inclusión de las personas con discapacidad. Fue uno de los primeros países que ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (en 2008); promulgó la Ley General de las Personas con Discapacidad (en 2005) y la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad (en 2011); y creó el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad.
En la práctica, sin embargo, dichas leyes no se han aplicado con suficiente rigor y muchas iniciativas no se han implementado de manera uniforme. En cambio, los avances se han producido a través de diversos actores internacionales, nacionales, locales y del sector privado, todos los cuales trabajan hacia la meta común de asegurar la plena inclusión de las personas con discapacidad.
En 2010, el Banco Mundial puso en marcha el Programa de Transformación del Transporte Urbano (PTTU) en coordinación con el Programa de Apoyo Federal al Transporte Masivo (PROTRAM). El objetivo del PTTU era apoyar proyectos de infraestructura de transporte público en diversas ciudades de México. Uno de nuestros proyectos, en concreto, mostró cómo los distintos actores en el ámbito del desarrollo pueden unirse para apoyar la incorporación de los temas de la discapacidad y la inclusión en el diseño de la infraestructura.
La experiencia de Guadalajara
Guadalajara es famosa por la música de mariachi y el tequila y es la segunda mayor zona metropolitana de México. En esta ciudad viven 118 000 personas con discapacidad. Como en muchas otras urbes del país, en Guadalajara no existían servicios de transporte público de alta calidad y había un exceso de microbuses y autobuses de mala calidad operados por el sector privado, que tenían muy pocos elementos de accesibilidad para las personas con discapacidad.
En 2015, el Gobierno de Jalisco (el estado donde se encuentra Guadalajara) decidió ampliar y modernizar la Línea 1 del Sistema de Tren Eléctrico Urbano (SITEUR) de la ciudad. En el marco del proceso de modernización, el Banco Mundial cofinanció la adquisición de 12 trenes a través del Programa de Transformación del Transporte Urbano.
Nuestra participación no solo se tradujo en financiamiento. De acuerdo con el compromiso del Banco de garantizar que la movilidad urbana y los proyectos ferroviarios incluyan a las personas con discapacidad (que se reforzó en 2018), (i) ayudamos a asegurar que la iniciativa incorporara servicios complementarios para proporcionar accesibilidad a todos los ciudadanos.
No lo hicimos solos. El Banco actuó como coordinador del Programa de Transformación del Transporte Urbano para crear un entorno propicio para programas de inclusión de la discapacidad y facilitó la comunicación entre diversos asociados, alentando a las autoridades locales a trabajar con diferentes organizaciones y a adoptar perspectivas socialmente inclusivas.
Nuestro equipo apoyó un diálogo sobre el desarrollo de un transporte seguro e inclusivo en la Línea 1 del SITEUR y reunió, junto con el ciclo del proyecto, a numerosos actores con agendas de desarrollo similares, tales como donantes internacionales y locales (incluidos otros bancos multilaterales de desarrollo), así como ONG internacionales y locales que trabajan para apoyar la seguridad vial y el transporte que integra a las personas con discapacidad.
El efecto acumulado de todo esto ha sido la adopción continua de medidas integrales para promover la accesibilidad de las personas con discapacidad en los proyectos de transporte en México. Esto queda totalmente de manifiesto en la modernización de la Línea 1 del SITEUR en Guadalajara, donde las necesidades de diferentes tipos de discapacidad se atienden con:
- Sistema Braille en todos los puestos de información del sistema.
- Itinerarios táctiles (señales de advertencia acanaladas) en los andenes.
- Mejores sistemas de anuncios automáticos.
- Ascensores en las estaciones sin entrada a nivel del suelo.
- Ambiente con acceso nivelado en los alrededores de las estaciones.
- Plataformas motorizadas para acceder a estaciones con escaleras.
- Asistencia profesional de ser solicitada.
Trabajo conjunto en pro de un transporte público inclusivo
La modernización de la Línea 1 del SITEUR se completó a inicios de este año y cuando visitamos la ciudad, pudimos ver a varios pasajeros con discapacidades de movilidad que se trasladaban de manera independiente, usando los diferentes sistemas de acceso disponibles o recurriendo a la ayuda del personal del SITEUR para acceder a las instalaciones.
Después de finalizarse las obras, representantes del SITEUR nos han dicho que el financiamiento de la Línea 1 no solo mejoró la capacidad del sistema, sino también toda la experiencia de viaje de los usuarios. En la Línea 1 del SITEUR se ha registrado un importante aumento de viajeros con discapacidad y ellos se sienten orgullosos de este logro.
Además, incluso con este aumento, el SITEUR informa que menos pasajeros solicitan servicios de asistencia, lo que indicaría que las personas con discapacidad pueden ahora moverse más libremente y sin ayuda.
Nuestra experiencia muestra de qué manera el Banco puede actuar como enlace para incorporar una perspectiva de desarrollo social en los proyectos de infraestructura, fomentando la institucionalización de las mejores prácticas socialmente inclusivas, y utilizar su influencia para reunir a diversos actores interesados en garantizar las prácticas inclusivas.
A partir de ahora, el Marco Ambiental y Social (MAS) ofrece incluso más oportunidades al Banco para usar su poder de convocatoria e introducir prácticas de desarrollo inclusivo de las personas con discapacidad: el MAS incluye claras disposiciones para resguardar los intereses de las personas con discapacidad y proporciona numerosos puntos de partida para que el Banco Mundial genere mayores beneficios y oportunidades de desarrollo para todos.
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