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El hidrógeno limpio, y en particular el hidrógeno verde, es un elemento esencial para la transición energética. Este portador energético, que se puede producir aprovechando fuentes renovables como la energía eólica y solar, podría poner fin a la dependencia mundial de los combustibles fósiles , especialmente en sectores donde es difícil reducir las emisiones, y contribuir a lograr el objetivo de cero emisiones netas.
En un momento en que los países de ingreso mediano y bajo y las poblaciones vulnerables sufren los peores efectos del cambio climático, invertir en recursos para lograr un mundo sin pobreza en un planeta habitable es más importante que nunca. El hidrógeno verde puede desempeñar un papel clave en la creación de empleos calificados en las comunidades locales, y contribuir al mismo tiempo a un aire más limpio y a impulsar la transición energética a través de inversiones públicas y privadas .
Sin embargo, los países con potencial deben primero acelerar su producción de hidrógeno limpio para atender la creciente demanda. Impulsar la producción del hidrógeno verde puede ayudar a reducir su costo y hacerlo más competitivo frente a otras fuentes de energía de uso común, como el hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles. Con la caída de los precios de las energías renovables y los avances tecnológicos, este es un momento oportuno para implementar este elemento portador de energía a una escala industrial. Se necesitan inversiones en infraestructura y apoyo de políticas para lograr este objetivo e incentivar la participación del sector privado, especialmente en los países de bajo y mediano ingreso.
Los países en desarrollo con recursos de energía renovable pueden producir hidrógeno verde a nivel local, generando oportunidades económicas y reduciendo la exposición a la volatilidad de los precios del petróleo y las interrupciones del suministro (PDF, en inglés). Regiones como América Latina y el Caribe tienen el potencial de ampliar la industria del hidrógeno verde debido a sus amplias fuentes de energía renovable. Países como Brasil, Uruguay y Paraguay, que tienen una matriz energética renovable de más del 85 %, pueden ayudar a América Latina y el Caribe a convertirse en un líder mundial en el sector de la energía limpia.
Chile: innovar de una escala experimental a una escala industrial
El Banco Mundial aprobó este año un proyecto de USD 150 millones para promover el desarrollo de hidrógeno limpio en Chile, el primero de este tipo, que apoyará el objetivo del país de lograr la neutralidad en emisiones de carbono en 2050. El proyecto incluye mecanismos de financiamiento innovadores que fomentan el uso del hidrógeno verde, estimulan la actividad económica, generan empleo y fortalecen la capacidad local.
El proyecto busca ayudar a reducir el costo de las inversiones e impulsar la industria. Para ello, se proporcionará financiamiento combinado -blended finance- y se pondrán a disposición instrumentos de mitigación para gestionar los riesgos de pago y de desempeño técnico para financiar parcialmente proyectos de producción de hidrógeno verde renovable y ayudar a movilizar capital del sector privado. A través del proyecto se busca facilitar el financiamiento para desarrollar la industria, especialmente durante su etapa inicial.
El proyecto permitirá poner en marcha una nueva industria que generará empleos verdes y cadenas de valor locales, promoverá la descarbonización en sectores donde es difícil reducir las emisiones y aumentará la competitividad de industrias locales, como la minería, el transporte pesado y de carga, y la agricultura. También creará nuevas oportunidades de exportación de productos derivados del hidrógeno verde, entre ellos el amoníaco renovable y los electrocombustibles, para apoyar una economía más verde y resiliente.
Este mecanismo, administrado por la Corporación de Fomento de la Producción de Chile (CORFO), ha movilizado recursos de otras instituciones que proporcionan financiamiento climático. Hasta la fecha ha obtenido USD 1000 millones de financiamiento concesional con la participación de organizaciones multilaterales e internacionales de desarrollo, lo que incrementa el impacto del proyecto en la movilización de capital privado.
Promover las industrias verdes en América Latina y el Caribe
El proyecto de Chile se constituye en un ejemplo para otros países en desarrollo que cuentan con recursos solares y eólicos para descarbonizar sus economías, reducir la desigualdad y promover el crecimiento verde e inclusivo . Al igual que Chile, otros países de la región están empezando a desarrollar industrias verdes, lo que contribuirá a alcanzar sus objetivos de desarrollo sostenible.
Entre ellos se encuentran Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica, El Salvador, Perú y Uruguay, que ya han elaborado estrategias o han publicado planes para acelerar el uso del hidrógeno verde y descarbonizar diversos sectores, como el transporte pesado y marítimo, la industria alimentaria y la producción de fertilizantes.
Actualmente el Banco Mundial está apoyando también al Gobierno federal de Brasil en la preparación de un proyecto de infraestructura compartida para crear un “Green Hydrogen Hub” (un centro del hidrógeno verde) en el Complejo Industrial y Portuario de Pecém, ubicado en el estado de Ceará, en la región noreste del país. Con un costo total de USD 135 millones, este será el primer proyecto de infraestructura compartida de hidrógeno verde respaldado por el Banco Mundial, y comprende la ampliación y preparación de un muelle para el transporte de amoníaco, la ampliación y preparación de un muelle para otros productos derivados del hidrógeno, y la preparación de una zona para el corredor de servicios públicos.
Acelerar la adopción del hidrógeno verde es esencial para la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono. Escalar esta industria ofrece el potencial de tener un sistema energético sostenible que pueda generar energía para el mundo sin emitir gases de efecto invernadero nocivos en una época en que es necesario crear empleos y reducir la pobreza . Agilizar las inversiones en infraestructura, el desarrollo tecnológico y el apoyo normativo será fundamental para el despliegue de esta industria y para lograr una transición justa y sostenible.
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