Marie es una madre haitiana de cuatro hijos. Vive en un pueblo lejos de la ciudad y es dueña de una vaca: la principal fuente de ingresos de su familia. Un día, Marie se levanta al sentir fuertes ráfagas de viento que golpeaban su casa. Enciende la radio por si dan alguna información, pero esta no funciona. Decide salir a la calle con la esperanza de encontrarse con un vecino que le explique lo que está sucediendo. Se topa con un voluntario que sostiene un megáfono por el que grita: “¡Evacúen inmediatamente y diríjanse al refugio más cercano! Se avecina un huracán de Categoría 5”.
Marie no está muy segura de quién es ese señor - “¿Trabajará para el Gobierno? ¿Debería confiar en él?” - y además no sabe lo que significa “Categoría 5”. Regresa a su casa y piensa: “¿Debo realmente dejar mi casa? ¡Dios jamás permitiría que nos sucediera algo malo!”.
Marie no tiene mucha información pero viendo como el viento se intensifica decide que es hora de evacuar. Sin embargo, cuando ya está a punto de abandonar su casa junto a sus hijos, su hijo mayor le dice: “Mamá, no podemos perder la vaca; me quedaré para protegerla”. Con poco tiempo para reflexionar, Marie decide dejar la casa con sus tres hijos menores mientras imparte claras instrucciones al mayor.
Tras caminar unos kilómetros, ve un "tap tap" pero se da cuenta de que no tiene cómo pagar para montarse, y sigue su camino hacia el refugio más cercano. Finalmente Marie y los pequeños llegan al albergue, pero este está sucio, abarrotado y hay hombres fumando. El bebé de Marie no para de llorar y Marie se da cuenta de que no hay comida ni cobijas para sus hijos, ni tampoco agua corriente en los baños. Sin embargo, no hay otro lugar adonde ir.
Este relato es una mera ejemplificación de algunas de las dificultades a las que los haitianos se enfrentan cuando un fenómeno natural azota la isla. A pesar de los avances en términos de resiliencia a los desastres (en particular, en cuanto a preparación y respuesta en casos de desastres, y en el fortalecimiento y expansión de la red nacional de refugios), el país sigue teniendo muchos desafíos.
La ubicación geográfica de Haití hace que sea especialmente vulnerable a los huracanes, y el cambio climático no hace más que aumentar la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Además, Haití es uno de los países más deforestados del mundo, y eventos intensos como las tormentas o fuertes lluvias pueden devastar los cultivos y el sustento proporcionado por estos, dificultando y postergando la recuperación. Entre 1961 y 2012, el país sufrió más de 180 desastres que causaron la muerte de más de 240.000 personas.
Algunas de estas muertes se podrían haber evitado si las personas hubiesen evacuado a tiempo a un lugar seguro. Sin embargo, tal y como vimos en la historia de Marie, existen múltiples obstáculos que interfieren a la hora de tomar decisiones en un contexto de emergencia. En una investigación cualitativa realizada por el Banco Mundial en Puerto Príncipe, Nippes y los departamentos del Sur, se identificaron cinco principales obstáculos a la hora de evacuar:
- A menudo la población no recibe los mensajes de alerta (fallo en los sistemas de alerta), lo que conlleva un problema de alcance producto del las limitaciones en los fondos organizacionales y gubernamentales.
- Cuando la información sí llega, a veces los mensajes no están adaptados a un formato comprensible para el haitiano medio y esto crea confusión en las personas ya que no saben qué hacer ni adonde ir, ni tampoco sienten la urgencia de evacuar (Lenguaje confuso).
- En el caso de que la información llegue y se entienda, algunas personas no internalizan el nivel de riesgo. No solo resulta difícil entender que un huracán (evento de baja probabilidad) azotará tu casa (estado de negación), sino que también se tiene miedo a perder el ganado si se abandona el hogar (Descuento hiperbólico).
- Incluso si las personas detectan y asumen el nivel de riesgo, a veces hay desafíos estructurales que impiden que evacúen. Muchas personas no tienen un refugio cercano a sus hogares o acceso a transporte, lo cual hace imposible prestar atención a las advertencias (falta de recursos).
- Además, las personas que en el pasado han tenido malas experiencias en los refugios colectivos podrían resistirse a evacuar. A menudo las experiencias en los refugios colectivos son desagradables ya que estos son inseguros y frecuentemente carecen de recursos y de una gestión adecuada (experiencias negativas).
Este trabajo analítico representa un logro compartido del equipo de Gestión de Riesgo de Desastres y la Unidad de Mente, Comportamiento y Desarrollo (eMBeD) del Banco Mundial, en apoyo a los esfuerzos del gobierno haitiano para fortalecer su resiliencia ante desastres por fenómenos naturales. La iniciativa recibió el respaldo de la Unión Europea y del Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación en el marco del Programa de Reducción del Riesgo de Desastres Naturales UE-ACP.
Los conocimientos obtenidos a través de este trabajo han sido integrados en el diseño del Proyecto de Fortalecimiento de la Gestión del Riesgo de Desastres y Resiliencia Climática. Este proyecto proporciona oportunidades significativas para el fortalecimiento de las capacidades de preparación ante desastres y la respuesta de emergencia, la construcción y rehabilitación de refugios, y la diseminación de prácticas de resiliencia en el sector de la construcción. Toma en consideración las diferentes mentalidades y creencias de la población e incluye simplificaciones del Sistema de Alerta Temprana (EWS) con imágenes destacadas, proporcionando directrices claras sobre evacuación y señalando las consecuencias para ayudar reaccionar ante el nivel de riesgo.
La incorporación de una perspectiva comportamental en el proyecto tiene como resultado la reducción de las barreras sociales, psicológicas y estructurales que a menudo dificultan los sistemas de reducción de riesgo de desastre.
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