¿Influyó la velocidad de Internet en la exposición a la COVID-19?

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Dos niñas se conectan a internet en una tablet en el patio de una casa Dos niñas se conectan a internet en una tablet en el patio de una casa

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Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de COVID-19 como una pandemia mundial en marzo de 2020, poco más de la mitad de los ciudadanos del mundo tenían acceso a Internet. La conectividad permitió a muchas personas trabajar, recibir servicios y socializar sin tener contacto físico, un factor clave a la hora de limitar la propagación del virus . ¿Se beneficiaron entonces aquellas personas con acceso a Internet de una menor exposición a la COVID-19? 

La Práctica Global de Desarrollo Digital del Banco Mundial y la Universidad de Greenwich analizaron la cuestión. Realizamos una investigación para averiguar cómo el acceso a Internet y la variación en su velocidad afectaron el cumplimiento de las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia en tres países latinoamericanos: Colombia, Ecuador y El Salvador. 

¿Por qué es esto importante? El acceso a Internet por sí solo no es suficiente para aprovechar las ventajas de las tecnologías digitales . Por ejemplo, muchos servicios públicos en línea ofrecidos durante la pandemia solo podían ser utilizados si los usuarios tenían acceso a una conexión rápida, asequible y confiable. Si bien todos estos son factores importantes, en este caso el análisis se enfocó específicamente en la velocidad de Internet.  

Los tres países informaron diferentes velocidades promedio de descarga, siendo Colombia y Ecuador los que obtuvieron mejores resultados que El Salvador (ver más abajo). Asimismo, las características de conectividad variaron significativamente entre los usuarios, con una importante diferencia en términos de asequibilidad y calidad del servicio dentro y entre los tres países. Esto representó una buena oportunidad para observar cómo las diferencias en calidad de Internet afectaron la exposición a la COVID-19 en los países en desarrollo. Esta investigación forma parte de la iniciativa Economía Digital para América Latina (DE4LAC, por sus siglas en inglés), una serie de ecosistemas digitales nacionales que utilizan datos de Ookla® Speedtest Intelligence®.

 

Velocidad promedio de descarga del Internet fijo, por departamento (megabits por segundo)

 

Average fixed internet download speed by department in Colombia Ecuador and El Salvador
                                          Fuente: análisis del Banco Mundial de los datos de Ookla Speedtest.

Los gobiernos de los tres países adoptaron una serie de políticas para limitar el desplazamiento de las personas con el fin de contener la propagación de la COVID-19, al igual que la mayoría de los gobiernos del mundo. Datos provenientes de Meta, la empresa dueña de Facebook, apuntan a una reducción sustancial de la movilidad en los tres países, llegando a un pico de 53 % en Colombia y 64 % en Ecuador y El Salvador entre fines de marzo y principios de abril. Este descenso coincidió con la adopción de restricciones más severas, que luego fueron suavizadas a principios del verano de ese mismo año. Para fines de 2020, el desplazamiento de personas se acercaba a niveles prepandémicos (ver más abajo).

 

: World Bank analysis of movement range maps from Meta’s Data for Good Program in Colombia Ecuador El Salvador
Fuente: análisis del Banco Mundial de los mapas de rangos de movimiento del programa Data for Good de Meta

Nota: la línea verde muestra la reducción de la movilidad por intervalo dentro de cierto rango estadístico. La línea punteada naranja muestra el Índice de Rigurosidad de Oxford, que mide la rigurosidad de las políticas implementadas para contener la COVID-19.


La velocidad de descarga varió de forma significativa de acuerdo al país. Por ejemplo, en El Salvador, la velocidad de descarga promedio en el departamento de La Libertad duplicó a la del departamento Morazán. En Colombia, el departamento de Bogotá mostró una velocidad de descarga trece veces más alta que el departamento con peor desempeño. Una situación similar puede observarse en Ecuador. En general, el análisis confirma los hallazgos de otros estudios: en promedio, los usuarios de Internet ubicados en áreas urbanas más densas tienen conexiones a Internet más rápidas que los individuos que viven en zonas rurales menos conectadas y más aisladas en términos digitales.  

A continuación, analizamos la relación entre la reducción de la movilidad resultante de las restricciones por COVID-19 y la calidad de las conexiones fijas a Internet. Controlamos un conjunto de variables socioeconómicas como el índice de riqueza y el PIB per cápita, entre otros. Primero, observamos que los atributos socioeconómicos jugaron un papel importante en la capacidad de cumplir con las restricciones de movimiento, y por ende en la exposición a la COVID-19 . Por ejemplo, los habitantes de áreas más densas y aquellos con un mayor nivel de riqueza se desplazaron menos. Segundo, nuestra investigación mostró que las conexiones fijas a Internet de buena calidad facilitaron la capacidad de cumplir con las restricciones de movimiento relacionadas con la pandemia. En resumen, el acceso a una conexión de Internet de calidad permite a los usuarios llevar a cabo actividades en línea y no presencialmente, algo que podría reducir el riesgo de exposición a la COVID-19.

Esta investigación muestra cómo el peso de la pandemia de COVID-19 y las medidas impuestas para combatirla se distribuyeron de forma desigual según el origen social, económico y demográfico. Recalca la importancia de contar con acceso a Internet y el papel jugado por la velocidad de la conexión, sugiriendo que un acceso deficiente y una velocidad baja podrían aumentar la vulnerabilidad ante los trastornos de salud. Si bien el papel crucial del acceso a Internet quedó claro desde el principio de la pandemia, hasta ahora no contábamos con un análisis empírico centrado en el papel específico de la velocidad de Internet, sobre todo en los países de ingreso medio y bajo.

Este estudio revela que los formuladores de políticas y los agentes privados deberían no solo concentrarse en brindar acceso a Internet, sino también en factores como su confiabilidad, asequibilidad y velocidad para lograr impactos más equitativos  en las comunidades vulnerables.


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