Las personas piensan rápido y a menudo automáticamente. Responden fuertemente a incentivos sociales y usan modelos mentales o visiones de mundo específicas para interpretar la información que reciben y las percepciones que se forman. ¿No deberíamos entonces tener en cuenta sus comportamientos al diseñar políticas?
La respuesta a esta pregunta se dio en el Informe sobre el desarrollo mundial Mente, Sociedad y Comportamiento, en el cual se demostró que un entendimiento más realista del comportamiento humano y de la elección puede hacer que las intervenciones en desarrollo sean mucho más eficaces.
Tomando esto como punto de partida, pusimos en marcha dos iniciativas paralelas que se centraron en encontrar maneras de estimular y apoyar a los equipos del Banco Mundial en incorporar conocimientos del comportamiento en sus proyectos. Los dos modelos tenían un enfoque similar: encontrar equipos con interés, integrarse como miembros en los equipos, diagnosticar un problema de comportamiento dentro del proyecto, proponer soluciones potenciales y probarlas de manera rigurosa.
Actualmente, las iniciativas cuentan en conjunto con más de 80 proyectos informados desde la perspectiva de comportamiento en desarrollo en 50 países y abarcando una amplia gama de sectores: salud, educación, género, medio ambiente, agua y saneamiento, inclusión financiera, empleo e impuestos. Abordamos situaciones relativamente simples como aumentar el cumplimiento tributario en Centroamérica y tan complejas como reducir las preferencias de los padres por tener hijos varones en Georgia, donde esta tendencia distorsiona la proporción del sexo de los bebés al nacer.
Resultados positivos
Nuestros proyectos han producido resultados positivos y duraderos. Tomemos el ejemplo de Perú, donde existen grandes brechas en los resultados de los exámenes académicos entre estudiantes de hogares de ingresos altos y bajos. Una solución tradicional para abordar este problema sugeriría invertir más en la formación de profesores y materiales de aprendizaje. En cambio, el equipo diseñó un programa de mentalidad de crecimiento para cambiar las creencias y los modelos mentales de estudiantes y educadores por igual. Una evaluación de impacto mostró que una simple sesión de 90 minutos incrementó los resultados de las pruebas en 0,2 desviaciones estándar, que equivale al efecto de tener padres con tres años más de educación. El costo de la intervención fue de USD$0.20 centavos por estudiante, lo que permitió que el piloto alcanzara a 50.000 estudiantes en el primer año. En la actualidad, el mismo proyecto también está siendo implementado en Indonesia y Sudáfrica, alcanzando a más de 500.000 estudiantes.
Usted podría preguntarse por qué este tipo de intervenciones no se aplican a más proyectos. De hecho, cuando nos comprometimos a trabajar con los equipos del Banco Mundial, encontramos un gran apetito por este tipo de ideas pero muy poco tiempo para que las pudieran desarrollar en su trabajo. En nuestra jerga, los equipos tenían un
bajo ancho de banda cognitivo, ocupándose de demasiadas tareas y, por lo tanto, centrándose en objetivos y plazos inmediatos. Entonces, aunque la mayoría de las veces sabían dónde y cómo actuar (en términos del enfoque hacia el comportamiento), sólo necesitaban un pequeño empujón de nosotros para ayudarles a realizarlo. Y así lo hicimos.
Integrar – e MBe D
De cara al futuro, nuestro apoyo está siendo coordinado y simplificado. El éxito prometedor de los dos equipos ha llevado a la creación de uno nuevo, Integrar: mente, comportamiento y desarrollo, (eMBeD, por sus siglas en inglés) para incorporar y ampliar el uso de las ciencias del comportamiento en las operaciones del Grupo del Banco Mundial. El nuevo equipo ayudará a diagnosticar un amplio conjunto de factores psicológicos, sociales y económicos que influyen en la toma de decisiones y que pueden ofrecer soluciones rápidas y de bajo costo y así aumentar drásticamente los impactos de los proyectos.
Nuestras aspiraciones
A medida que nos integramos en los proyectos, también esperamos crear capacidad dentro del Banco Mundial para usar el conocimiento del comportamiento en toda la institución de manera orgánica, rentable y práctica. Además, continuaremos esforzándonos por encontrar maneras en las que las ciencias del comportamiento puedan ayudar a resolver problemas complejos, tales como los desafíos en torno a la crisis de refugiados y la violencia de género.
También queremos fortalecer la capacidad de los gobiernos, tal como lo hicimos con el Ministerio de Educación del Perú, al cual apoyamos para establecer un laboratorio de innovación costo-efectivo, el
MineduLab. Hoy en día, el MineduLab está ejecutando más de 15 intervenciones para reducir los prejuicios de los profesores, mejorar la motivación de estudiantes y profesores, así como aumentar el compromiso de los padres.
Finalmente, queremos crear un mecanismo único donde cualquier institución o persona pueda encontrar soluciones con una perspectiva de comportamiento que puedan adaptarse a sus necesidades. Visite nuestra página web o suscríbase a nuestro boletín para mantenerse conectado. Nos complacerá poder ayudarlo.
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