Chile nos demuestra nuevamente su liderazgo para confrontar al cambio climático al hacer entrega de su Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) en la conferencia mundial para el clima (COP26) de Glasgow. Establece así la ruta que tomara el país para alcanzar la meta de ser carbono neutral y resiliente a más tardar el año 2050, meta también establecida en el proyecto de ley marco de cambio climático, actualmente en segundo tramite constitucional en el Congreso.
La estrategia a largo plazo busca que todos los territorios y sectores de la economía incorporen medidas concretas contra el cambio climático en su gestión y planificación a mediano y largo plazo , así como el despliegue de un esfuerzo colectivo para la reducción de emisiones de gases invernadero consistentes con las metas del Acuerdo de Paris.
Sin embargo, la tarea es desafiante: para alcanzar la meta del presupuesto nacional de emisiones máximo para el periodo 2020-2030 de 1.100 millones toneladas de carbono definido en la Contribución Nacional Determinada (NDC) y presente en la estrategia, Chile establece límites de emisiones acumuladas por sector o presupuestos de carbono.
En busca de asegurar el cumplimiento de la ambiciosa meta, la asignación de emisiones por sector contempla las facultades de cada Ministerio sectorial y la costo-efectividad de las acciones requeridas. Es así como la asignación contempla que un 29% de las emisiones entre 2020 y 2030 corresponderán al sector Transporte, un 26% corresponderán al sector Energía, un 16% al sector de Minería (16%), un 11% al de Agricultura, un 9% al de Vivienda (9%), un 5% al de Salud y un 4% al de Obras Públicas.
¿Cómo cumplir con estos objetivos exitosamente? La clave está en toda la sociedad
El Banco Mundial apoyó a Chile durante su presidencia de la COP25, financiando varios proyectos de asistencia técnica, como el proceso de consulta participativo de la Estrategia Climática de Largo Plazo y la ambiciosa actualización de la Contribución Nacional Determinada, entre otros.
El país mostró un gran liderazgo social al desarrollar un amplio proceso participativo para la elaboración de la estrategia y la definición de objetivos y metas sectoriales en el largo plazo para 14 sectores claves de la economía definidos en el proyecto de Ley de Cambio Climático.
El proceso contempló una participación temprana y una etapa de participación formal y de robustecimiento. El Banco Mundial apoyó el diseño, implementación y análisis de la participación temprana que reunió a cerca de 2 mil expertos a nivel nacional, quienes aportaron conocimiento en la definición de objetivos y metas a largo plazo en las cuales se diseñó y se basó la propuesta de estrategia, que luego fue sometida a consulta ciudadana formal.
Tras el proceso de participación, la estrategia fue aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y presentada a la secretaría de ONU Cambio Cilmático (UNFCCC) el 3 de noviembre en la COP 26. En total, la estrategia establece 407 metas en el corto, mediano y largo plazo, entre ellas el compromiso de contar para 2050 con una matriz de generación eléctrica 100% renovable, a reducir en un 70% las emisiones del sector industria y minería y a proteger 100.000 hectáreas de humedales urbanos.
Uno de los objetivos principales de este proceso participativo temprano fue generar un sentimiento de propiedad de la visión de desarrollo limpio y resiliente a futuro y socializar las metas de desarrollo con la población chilena, ya que el compromiso deberá ser asumido por todos los habitantes del país.
Por este motivo se aseguró la participación de actores provenientes del sector público, privado, academia y sociedad civil, incorporando la representación de actores regionales, jóvenes, y la presencia de comunidades indígenas, representantes de zonas remotas y rezagadas, y con equidad de género. Los procesos participativos integraron discusiones específicas con los ministerios claves responsables de los sectores de la economía y asesorados desde el comienzo por el Comité Científico y Consejo Asesor a la Presidencia de Chile para la COP25.
Nuevas oportunidades y las ventajas de la virtualidad
Debido a la pandemia, el proceso participativo temprano se realizó de manera virtual, lo cual facilitó por otra parte, una oportunidad de facilitar mayor participación regional y comunal e integrar en una misma discusión las distintas realidades, tanto territoriales como sociales.
Este proceso logró además enfatizar la importancia de fortalecer la participación de la sociedad civil en la discusión de los impactos y oportunidades de las acciones climáticas, las necesidades de capacitación sobre el tema y un apoyo diferenciado en cómo acceder a tecnologías para la comunicación con representantes de distintas comunidades rurales y sin acceso a internet.
A través de este proceso participativo, Chile demostró que para avanzar a un desarrollo sustentable e inclusivo es muy importante contemplar procesos participativos tempranos y de co-creación del diseño de políticas públicas, escuchando posturas diversas y plurales y a su vez recogiendo opiniones sobre cómo integrar los desafíos climáticos al desarrollo para distintos sectores de la sociedad.
El Banco Mundial se enorgullece que haber aportado a una de las primeras estrategias climáticas en América Latina y el Caribe, que establece pasos concretos y detallados a nivel sectorial. La estrategia representa una herramienta importante para la planificación de un desarrollo local y nacional que integra los costos y necesidades de toda una economía, así como la identificación de las oportunidades de crecimiento en consonancia con un futuro de bajas emisiones y altamente resiliente.
Para ayudar a más países, el Banco Mundial lanzó recientemente un programa multinacional para apoyar el desarrollo de estrategias de largo plazo específicas para cada país, que permitan alcanzar la descarbonización y la resiliencia hasta 2050.
En el futuro, el Banco Mundial desempeñará un papel aún más importante en el apoyo a las NDC de los países y a las estrategias de largo plazo. Hoy está más que nunca comprometido a trabajar con sus socios, y a desarrollar e implementar instrumentos de alto impacto, para logar una recuperación posCOVID19 verde, resiliente, inclusiva, con foco en la gente y que asegure un futuro sustentable.
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