Antigua, Guatemala.
En esta ciudad colonial, una muestra viva de la cultura maya, rodeada de cerros y volcanes, los cancilleres de las Américas han logrado en apenas tres días algo que parecía, si no imposible, bien difícil: un espacio de diálogo interamericano para construir una nueva estrategia continental en la lucha contra el narcotráfico.
En el corazón de la antigua ciudad imperial, los asistentes se alejaron del enfoque caracterizado como ¨la guerra a las drogas", y se adentraron en nuevas vías para combatir el flagelo del tráfico de drogas y el crimen organizado.
Mientras algunos países favorecen la despenalización de ciertas sustancias, otros aducen que la medida no se puede adoptar unilateralmente, sino que debe ser parte de una política integral que abarque desde la prevención hasta la prohibición y el fortalecimiento de los sistemas judiciales.
Así las cosas, y en base al informe presentado por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, por encargo de la cumbre de las Américas de Cartagena 2012, las delegaciones de las Américas acordaron abrir un diálogo al más alto nivel para lograr una política regional común contra las drogas.
En efecto, el informe se ha convertido en el referente del debate al cuantificar los costos humanos, económicos y sociales del tráfico ilegal de estupefacientes, así como las opciones para crear un camino que tome en cuenta las diferentes realidades regionales, tanto en materia de producción, distribución, lavado de activos y consumo.
Quienes pronosticaron un clima de conflicto en esta 43 Asamblea General de la OEA pueden haberse llevado un chasco. Más bien en un clima de respeto mutuo se verificó un franco debate sobre la base del principio de la responsabilidad compartida.
El secretario de Estado estadounidense John Kerry hizo un llamado a un amplio y honesto debate, lo que contribuyó a establecer un clima favorable. Por su parte, varios países latinoamericanos fustigaron la política basada en la represión como eje de la estrategia anti-drogas y abogaron por un enfoque integral, hecho que refleja un consenso básico.
Asimismo hicieron un llamado a la prevención, a poner en práctica políticas de salud y tratamiento a las víctimas de la droga, involucrando a todos los actores gubernamentales y privados en la búsqueda de soluciones. Y lo que es clave: ligaron la búsqueda de un nuevo enfoque en la estrategia anti-drogas a la necesidad de dar un paso adelante en la mejora de la seguridad ciudadana en la región. La percepción de inseguridad se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo, y afecta a toda la región de una manera u otra.
En fin, y al decir de Insulza, Antigua refleja el primer capítulo de un debate que continuará al más alto nivel, y de una manera integral.
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