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"Agua" y América Latina son dos conceptos indivisibles. El vasto territorio de la región pierde sentido sin el azul transparente de sus lagos, sin lo impetuoso de sus cataratas o sin la profundidad del caudal de sus ríos. A pesar de esta riqueza natural, la región enfrenta varios desafíos para poder gestionar el agua de tal forma que sea accesible a todos los ciudadanos y que contribuya así a un mejor saneamiento de la población.
Para encontrar soluciones a estos retos, expertos en gestión del agua de todo el mundo se reunirán en Estocolmo, Suecia, en la mayor reunión anual sobre temas hídricos en el mundo. Para nosotros, personas relacionadas con el agua y el saneamiento, la Semana Mundial del Agua es un evento importante y también una buena oportunidad para evaluar el desempeño de América Latina y el Caribe (ALC) en cuanto a satisfacer las necesidades de agua y saneamiento de su población de manera sustentable.
El saneamiento y el acceso al agua tienen un papel integral en la agenda de crecimiento verde de los países, y es fundamental para la salud humana, el desarrollo económico y la sustentabilidad medio ambiental. Es imposible imaginar un futuro verde e inclusivo sin agua potable, saneamiento para todos, agua para el comercio y la industria, protección ante inundaciones urbanas, y ríos, lagos o zonas de la costa. Esta visión del sector del agua es posible para la mayoría de los países de la región, siempre que se establezcan reformas institucionales urgentemente.
En el contexto latinoamericano, la agenda de crecimiento verde e inclusivo se traduce en los siguientes objetivos por sector:
- Servicios de agua eficientes y accesibles a todos
- Servicios de agua limpios y sustentables que protejan el medio ambiente, que gestionen el agua como un recurso natural escaso, y que incorpore el agua en la industria urbana
- Servicios de agua preparados para responder a desastres naturales y a las consecuencias del cambio climático, especialmente inundaciones.
Para lograr los objetivos anteriores es necesario el compromiso de toda la sociedad, así como continuar incidiendo en las reformas institucionales del sector y en los lazos entre medio ambiente, recursos hídricos y gestión urbana. Un buen ejemplo de esta visión es la agenda del agua que está aplicando México.
Si examinamos la dimensión de inclusión en el sector del acceso al agua, ALC espera superar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), exceptuando la sección de sanidad rural. Las estimaciones para el 2015 son:
- 99% de acceso urbano seguro a agua, contra el 98% marcado en los ODM
- 84% de agua potable en el ámbito rural, contra el 80%% marcado en los ODM
- 92% de mejora en el saneamiento urbano, contra el 90% marcado en los ODM
- 60% de mejora en el saneamiento rural, contra el 70% marcado en los ODM
Estos niveles de acceso son esperanzadores, especialmente tomando en cuenta la rápida urbanización y choques económicos de las últimas dos décadas. Las mejoras en los servicios de agua lograron proveer a 70 millones de nuevos usuarios desde el 2000. A pesar de ello, aún existen millones de personas sin acceso. Esta brecha resulta de la combinación de inversiones inadecuadas y de una baja eficiencia de varios servicios hídricos.
Servicios de agua eficientes y económicos
Mientras la región tiene servicios de agua de primera línea, la mayoría no funcionan bien ni financiera ni operacionalmente. Las causas varían, pero muchos países están aún reformando los sectores hídricos y fijando políticas, tarifas, regulaciones, estructuras industriales, ajustes financieros y distribución de subsidios. Por ejemplo, Colombia y Chile crearon agencias de regulación sólidas para controlar el sector. Además, México descentralizó los servicios de agua de 2.438 municipalidades, y cada estado tiene ahora su propia agencia del agua.
El tratamiento de efluentes es clave para la salud de nuestros ríos y áreas costeras
La falta de tratamiento adecuado para los efluentes urbanos es una de las principales causes de la contaminación generalizada de los ríos y áreas costeras en la mayoría de las ciudades de la región. Actualmente, los países de ALC recogen y tratan menos de la mitad de sus efluentes cloacales. La mayoría de las megaciudades de la región, incluyendo la Ciudad de México, Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro y Lima, está ampliando sus sistemas de recolección y construyendo nuevas plantas de tratamiento.
La ciudad de Bogotá, por ejemplo, vierte todos sus efluentes en el río Bogotá, pero apenas el 20 por ciento recibe tratamiento primario. Como resultado, el río Bogotá está considerado como biológicamente muerto, y representa una amenaza ambiental y de salud pública. Como respuesta, el Banco Mundial está trabajando junto a Colombia en la limpieza del río.
El cambio climático y sus efectos en el suministro de agua
La capacidad de garantizar un suministro de agua fiable, a pesar de las crecientes inundaciones y sequías en la región, es uno de los motores esenciales detrás del crecimiento inclusivo y sustentable. Por suerte, está surgiendo un nuevo abanico de herramientas — cada vez más viable económicamente —que permiten abordar el tema de la escasez. Estas opciones varían desde medidas clásicas de conservación — mediante precio, aparatos de bajo consumo de agua y campañas de concientización pública — hasta el desarrollo de fuentes alternativas como la desalinización, reciclado de agua, y recogida de aguas pluviales. Además, las lluvias en áreas urbanas generan enormes cantidades de agua que deben administrarse adecuadamente si una ciudad pretende evitar calles inundadas, congestión de tráfico, daños a la propiedad y muchas veces pérdida de vidas.
¿Sorpresa desagradable? Tal vez no. El costo de invertir en servicios verdes e inclusivos para todos
La mayoría de los países de América Latina será capaz — dentro de una generación — de construir un futuro que incluya agua potable, saneamiento adecuado para todos, una adecuada protección ante inundaciones, suficiente agua para uso industrial y comercial, así como ríos, lagos, áreas costeras y pantanos saludables. ¿Cómo lograr estos objetivos?
El costo normal de suministrar agua y saneamiento a todos aquellos que actualmente carecen de ellos varía de US$200 a US$500 por persona. En la mayoría de los países esta cifra es asequible. Si el costo está a su alcance, ¿por qué entonces hay tantas personas sin un acceso adecuado?
Los desafíos a la hora de brindar estos servicios a las personas que carecen de ellos son más que nada sociales e institucionales, dado que la mayoría vive en áreas rurales o en comunidades a las afueras de los centros urbanos, frecuentemente no son muy bien atendidas.
Resulta que la prestación de un servicio nuevo es apenas la mitad de la ecuación. Los usuarios urbanos pueden contar con el servicio, pero muchas veces es de baja calidad y por lo tanto les representa un costo adicional. El caso de Chile puede servir de guía; el país abordó el problema mejorando la eficiencia de su propia empresa y de los servicios de agua y saneamiento hasta alcanzar un nivel cercano a la OCDE con una inversión de alrededor de US$200 por residente urbano.
Como hemos visto, en América Latina se está mejorando la cobertura de agua y saneamiento. En cambio, aún vemos mucho espacio para el crecimiento. Si los países de América Latina invierten en un crecimiento eficiente, inclusivo, con capacidad de recuperación, y ambientalmente saludable, también llamado "crecimiento verde", el futuro del agua y el saneamiento en la región luce brillante.
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