Un viernes por la noche, el pasado mes de noviembre, 12 alcaldes de los distritos cercanos se reunieron en el edificio de la oficina municipal en Tarapoto, Perú. Aunque apenas las lluvias se estaban intensificando en esta zona exuberante del país, los caminos locales ya estaban siendo arrasados. Estos alcaldes querían coordinar con los Institutos Viales Provinciales la utilización de tractores para contrarrestar los efectos negativos de las precipitaciones en los caminos. Uno de ellos expresó: “¿Cómo va a poder mi gente llevar uvas y café a los mercados locales si no disponen de los caminos apropiados? Nuestros productos se pudrirán y mi gente sufrirá.”
En efecto, tener buenos caminos es muy importante para las comunidades rurales. Desde hace poco más de una década, el Instituto Vial Provincial de San Martin ha estado gestionando los caminos rurales en toda la provincia. Durante todo este tiempo han estado continuamente mejorando sus capacidades en la conducción de estudios, contratando actividades de mantenimiento y respondiendo de manera general a las necesidades de transporte de la zona. Aunque no era parte del plan original, el Instituto Vial adquirió varios tractores para llevar a cabo trabajos de emergencia y mantener los caminos transitables durante la época de lluvias. Se comprometió a proveer el acceso que tan desesperadamente necesitaban las comunidades rurales. Así pues, los alcaldes distritales han destinado recursos de sus limitados presupuestos para adquirir gasolina para los tractores. Los gobiernos locales han estado trabajando conjuntamente para resolver estos problemas.
Los caminos rurales están hoy en día en condiciones mucho mejores, tras la creación de los Institutos Viales. Éstos han articulado una visión para el transporte en provincia, y ayudado a planear las inversiones en los caminos con la participación de los líderes tanto políticos como empresariales y consultores expertos. Al planificar estas inversiones, se ha puesto en evidencia la importancia de mantener constantemente los caminos, para asegurar su transitabilidad y preservar el valor de las intervenciones realizadas, como las rehabilitaciones. Para proporcionar ingresos y oportunidades de empleo para los más pobres, los Institutos Viales han organizado a las comunidades a lo largo de los caminos en microempresas, para llevar a cabo las actividades de mantenimiento básicas y necesarias, como retirar los escombros, rellenar los baches o despejar las cunetas, entre otros.
Los Institutos Viales Provinciales son una pieza clave en los arreglos institucionales para llevar a cabo una descentralización exitosa en el sector de los caminos rurales. Otra institución importante es Provías Descentralizado, (anteriormente Provías Rural), que depende del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Provías ha sido el encargado de ajustar, organizar y supervisar el presupuesto destinado a los trabajos en los caminos, y de desarrollar el conocimiento y la habilidad requerida en supervisar este subsector y apoyar su descentralización a nivel nacional.
El impacto positivo que esta organización ha tenido en las provincias es innegable, y las comunidades rurales han crecido bajo su influencia para exigir más de sus gobiernos locales. Esta renovada fe en las instituciones públicas a nivel local es lo que ha llevado a estos doce alcaldes de distrito hasta Tarapoto, a esa reunión ordinaria, para discutir cómo mantener el tráfico fluido.
Hoy por hoy, estas experiencias son comunes en todo el Perú, gracias a una serie de proyectos que el Gobierno central ha implementado con la ayuda del Banco Mundial y del Banco InterAmericano de Desarrollo. Estos proyectos no solo han rehabilitado aproximadamente 16,500 kms de carreteras desde el año 1995 asegurando que éstas reciban un mantenimiento adecuado, sino que lo han logrado de un modo cada vez más decentralizado.
Los Institutos Viales Provinciales fueron creados en las 193 provincias del Perú, excluyendo a Lima, y han sido continuamente reforzados para asumir la responsabilidad de supervisar sus caminos rurales de manera efectiva dentro de su jurisdicción. De hecho, gracias a estos esfuerzos, el sector de los caminos rurales ha sido pionero en la agenda de descentralización del gobierno, demostrando que los gobiernos locales no sólo son capaces sino que también están interesados en planear y ejecutar proyectos complejos si se les asignan los recursos y ayudas apropiadas.
Además de organizar y financiar las microempresas para el mantenimiento rutinario, los Institutos Viales Provinciales han comenzado recientemente a contratar y supervisar las actividades de mantenimiento periódico, que se llevan a cabo cada 5 años de media. Estos contratos son mucho mayores en número, y requieren mayor capacidad técnica y administrativa de la parte de los Institutos Viales, y sin embargo, hasta ahora los han ido sacando adelante. Asimismo, para mejorar sus capacidades organizativas, 85% de ellos han desarrollado un Sistema de Organización Geográfica de sus caminos que incluye también información sobre las comunidades, las escuelas y los centros de salud.
Por estar cerca de las comunidades beneficiadas, los Institutos Viales Provinciales han aumentado la sensibilidad y transparencia de los constituyentes, preservando las inversiones en los caminos y asegurando su acceso bajo cualquier condición atmosférica.
Elaborado con la colaboración de Sebastian E. Guerrero, PhD de la Universidad Berkeley.
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