Por qué Ecuador vacuna más rápido a su población que el resto del mundo

Disponible en:
Trabajador recibe la segunda dosis del esquema de vacunación en Cuenca, Ecuador Trabajador recibe la segunda dosis del esquema de vacunación en Cuenca, Ecuador

Solo basta con echar un rápido vistazo al celular para darnos cuenta de que las buenas noticias son un bien escaso en el contexto de la crisis sanitaria actual en América Latina y el Caribe.  

Por eso nos entusiasma especialmente ver noticias alentadoras, en este caso procedentes del Ecuador.

Hace apenas un año el país estaba en los titulares internacionales por el colapso de su sistema sanitario; hoy podría ser un ejemplo mundial de una campaña de vacunación exitosa. 

Ecuador es actualmente el país que más dosis diarias de vacunas administra por cada 100 personas.

Dicho de una manera más simple: en el tiempo que le ha tomado leer hasta aquí, cientos de personas en Ecuador ya estarán vacunadas contra COVID-19.  

Con este sprint, el gobierno espera inocular a 9 millones de personas – la mitad de la población del país – en apenas 100 días hasta principios de septiembre. Y todo parece indicar que lo está cumpliendo: al momento de escribir este blog, el ritmo de vacunación es de 200,000 personas diarias, lo cual llevaría al gobierno holgadamente a su meta.  

Este gráfico muestra el número de dosis diarias de vacunas contra la COVID-19 administradas por cada 100 personas, de acuerdo al país. Se muestra la media móvil de 7 días por cada 100 personas de la población total. Para las vacunas que requieren múltiples dosis, se cuenta cada dosis individual.

Obviamente la mayor disponibilidad de vacunas -gracias a la exitosa gestión gubernamental- y su eficiente distribución son las principales anclas de este auspicioso desempeño. Pero también hay razones menos aparentes, aunque igualmente importantes, por las que esta campaña puede considerarse una historia de éxito latinoamericano pese al adverso contexto regional.   

Primera razón. El titánico esfuerzo de planificación y logística, que incluyó una meticulosa coordinación entre el gobierno central y los gobiernos regionales, el sector privado, las universidades y otras organizaciones internacionales, con especial énfasis en el rol fundamental de la empresa privada en brindar su asesoría y recursos logísticos.  

Este esfuerzo dio lugar a una campaña bien estructurada con "jornadas de vacunación" segmentadas para los trabajadores del sector privado y estatal, los estudiantes y el público en general. Adicionalmente, ha habido días especiales para vacunar a grupos de difícil acceso, como las poblaciones indígenas, rurales y migrantes. La innovación también jugó un papel importante: se utilizó el registro de votantes – recientemente actualizado para las elecciones generales – y los recintos de votación para llegar a los ecuatorianos y vacunarlos.  

Segunda razón. El excepcional trabajo en equipo de las organizaciones para el desarrollo junto con el gobierno, quien lideró de manera decisiva estos esfuerzos.    Esto se tradujo en una colaboración estrecha y sin precedentes entre el Banco Mundial, el BID, la CAF, la OPS, la OMS, la UNICEF y otros organismos de la ONU, que permitió compartir nuestra amplia experiencia conjunta en vacunación con el gobierno ecuatoriano. 

Cabe recalcar que la eficacia y rapidez de este proceso ha generado confianza entre la población, lo que, a su vez, está desempeñando un papel importante en la reactivación de la economía.   

También debemos destacar que nada de lo anterior habría sucedido de forma tan fluida de no ser por una impecable transición política entre el gobierno entrante y el saliente, que redujo el efecto ralentizador que producen habitualmente los cambios de mando. 

Finalmente, no tendríamos tan buena respuesta de la población si no se hubiera hecho tanto énfasis en la comunicación pública que, como en toda crisis de esta naturaleza y magnitud, pasa a ser parte importante de la solución.  

Por supuesto que el camino que queda por recorrer es todavía arduo: Ecuador tiene que vacunar a varios millones de personas más con un renovado sentido de urgencia a la luz de las nuevas variantes del virus.  

Pero con estos primeros pasos firmes, podemos decir con certeza que el país está empezando a voltear la página de la pandemia, en un esfuerzo que merece ser replicado en otras partes de la región.  

El Grupo Banco Mundial trabaja muy de cerca con la región en su respuesta a la crisis causada por la COVID-19, una de las más severas de su historia.  En el año fiscal 2021 ese compromiso alcanzó una cifra récord de 29,000 millones de dólares destinados a  contener el impacto sanitario, económico y social de la pandemia, además de ayudar a responder a desafíos como huracanes y flujos migratorios.


Autores

Marcelo Bortman

Especialista principal en salud

Únase a la conversación

Este contenido no se mostrará públicamente
Caracteres restantes: 1000