Salgo de mi apartamento en una ajetreada ciudad latinoamericana y veo una manguera sobre la acera derramando agua. Alguien olvidó cerrar el grifo luego de lavar la acera con agua potable. A las personas no parece importarles porque el agua aquí no se mide. Subo a un taxi para llegar a las oficinas de lo actores del sector del agua para discutir los resultados de un estudio sobre “Por qué es importante el agua” que estamos a punto de publicar. Durante el viaje, atravieso varios sectores de la ciudad, ríos urbanos altamente contaminados, barrios informales, industrias, cloacas a cielo abierto visibles desde el taxi y áreas inundadas debido a las intensas lluvias recientes.
Durante la reunión, uno de los puntos más cuestionados por algunos de los participantes fueron las discusiones en torno al mito de que las “mujeres y niñas que dedican horas a buscar agua es algo que ocurre en África, pero no en América Latina y el Caribe”. Ahí entendí la importancia de concientizar sobre el impacto que tienen los servicios de agua de mala calidad en comunidades rurales y periurbanas aisladas —muchas veces indígenas— de este continente, y de la imperiosa necesidad de mayores inversiones en el sector del agua para enfrentar este problema. En mi viaje de regreso a la oficina, me encontré pensando en algunos de los desafíos más importantes de la región en torno a la seguridad del agua.
América Latina posee la mayor dotación de agua per cápita en el mundo. No obstante, el acceso a un servicio seguro de agua potable sigue siendo inexistente para un 25 % de la población. Ir a buscar agua es una carga que muchas veces recae sobre las mujeres, los indígenas, los afrodescendientes y las jóvenes, particularmente en áreas rurales. Tener que caminar largas distancias, a menudo durante más de tres horas si tenemos en cuenta las sequías cada vez más frecuentes, para acopiar y llevar agua a sus familias afecta negativamente su calidad de vida, dado que en última instancia tienen menos tiempo para dedicarle al trabajo y la educación.
Mientras la oferta y la demanda de agua se adaptan a las condiciones cambiantes de la región, los trastornos climáticos y no climáticos siguen amenazando a la población que crece, empujando a millones de personas nuevamente a la pobreza y alimentando la actual crisis con niveles cada vez más altos de desigualdad e ineficiencia. Si bien las políticas sectoriales han logrado avances significativos en términos de asegurar la disponibilidad de recursos hídricos para una población en rápido crecimiento y para todos los sectores económicos, el cambio climático genera problemas a lo largo del ciclo del agua, amenazando las conquistas socioeconómicas de la región. Las cuencas hídricas de la región se deterioran a pasos avanzados, los ríos urbanos están siendo contaminados y las inundaciones y sequías recurrentes se traducen en millones de USD en daños cada año.
Actualmente, en América Latina, alrededor de 150 millones de personas viven en áreas con escasez de agua , lo que representa el 23% de la población; se prevé que estas cifras aumenten junto con el crecimiento anual de la población de ALC de 0,9%. De esta manera, el volumen de agua disponible esconde una realidad socioeconómica, mientras que la inseguridad hídrica revela la enorme brecha en acceso al agua existente en la región. Este reparto desigual del agua a menudo refleja la debilidad de los sistemas regionales de administración del agua, algo que contribuyó a un aumento en el malestar social a lo largo de la historia y también en épocas recientes.
En el Día Mundial del Agua, el informe del Banco Mundial “Por qué el agua importa: crecimiento resiliente, inclusivo y verde en América Latina” presenta la evidencia para entender por qué el agua merece ser una prioridad al más alto nivel de la agenda política de la región. Nuestro informe demuestra que el agua debe ser el foco de las políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, a medida que más países se comprometen a acelerar y asegurar un acceso al servicio de agua de forma sostenible. Mejorar la eficiencia de la administración del agua y abordar las brechas de acceso en comunidades marginales periurbanas y rurales también promovería la inclusión y el desarrollo humano.
La clave es el agua
En estos momentos inusitados de crisis económica severa, inflación alta y picos en el precio de los alimentos, fortalecer la resiliencia del sector del agua es clave para sostener la economía y mejorar la seguridad alimentaria. Es importante fortalecer la resiliencia a los trastornos climáticos y no climáticos como los eventos extremos relacionados con el agua o la pandemia de COVID-19.
Los países latinoamericanos deben desarrollar su infraestructura hidráulica y mejorar la capacidad de almacenamiento de agua, reteniendo este insumo de formas diferentes . Esto podría lograrse poniendo en marcha soluciones basadas en la naturaleza y principios de la economía circular, que también favorecerían al medio ambiente, la biodiversidad y el bienestar humano.
La región también debe ocuparse de los principales desafíos institucionales, que van más allá del desarrollo de infraestructura física. Muchos países siguen teniendo problemas para implementar un sistema robusto de administración del agua que influya sobre la gestión integral de los recursos hídricos. Esto podría resolverse creando instituciones básicas para la gestión de los recursos hídricos, modernizando los marcos institucionales existentes para mejorar la autonomía técnica, la rendición de cuentas, la transparencia y el empoderamiento y fortalecimiento de las instituciones que rigen las cuencas hidrográficas.
Las autoridades reconocen la necesidad de solucionar los problemas de eficiencia, dado que los servicios de agua dependen fuertemente del uso de fondos públicos para su operación y mantenimiento, en lugar de expansión del servicio. Es clave mejorar la eficiencia operativa de las empresas de agua y saneamiento, así como el rendimiento de los sistemas de irrigación y desagüe.
Llamado a la acción
Este informe es un llamado a la acción que busca reforzar la idea de que los desafíos antes mencionados deben ser reevaluados de manera urgente, no solo a nivel nacional, sino también a escala regional. El sector del agua en América Latina requiere de la participación y coordinación de actores de alto nivel para evaluar y elaborar estrategias específicas, especialmente en el ámbito de los cursos de agua transfronterizos en las grandes cuencas estratégicas. Dado que muchos de los desafíos mencionados son de naturaleza regional, el enfoque propuesto favorecería la incorporación más activa de actores regionales como instituciones multilaterales y agencias de desarrollo a esta agenda tan crítica de la seguridad del agua, fortaleciendo la información y las bases de datos regionales, alineando el apoyo a los países con el fin de mejorar sus sistemas de gobernanza y facilitando modalidades innovadoras de financiamiento.
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