Qué podemos aprender en Colombia de los madereros de Chile

Disponible en:
Image
En Colombia hace años que venimos hablando de las posibilidades enormes y de las grandes ventajas que ofrecería la reforestación comercial para el país, tanto para satisfacer la demanda interna como para exportar nuestras mejores maderas.

Antes de seguir, tal vez convendría explicar qué es la reforestación comercial. Puesto de un modo sencillo, se trata de bosques comerciales. Según la definición que usamos en Colombia, son bosques plantados por el hombre con la expresa intención de utilizar la madera extraída con diferentes fines.

¿Y por qué está actividad sería rentable en Colombia? Tomen nota: nuestra posición geográfica (una ventaja climática y estratégica, por el acceso al Atlántico y el Pacífico), los altos rendimientos por hectárea que podemos lograr, la abundante disponibilidad de tierras y mano de obra, la existencia de acuerdos comerciales con las economías más grandes del planeta, por enumerar algunas razones.

Por eso tenemos que aprender de Chile. Porque ese país, prácticamente sin ninguna de nuestras ventajas comparativas  y con similar grado de desarrollo  del sector durante buena parte del siglo pasado, es hoy un día un referente mundial en exportación de estos productos.

Claro que no lo hicieron de la noche a la mañana. De hecho les tomó 20 años (1974-1994) consolidar su sector maderero. Y lo hicieron con bases sólidas como los apoyos financieros, seguridad jurídica de los predios reforestados, la creación y el fortalecimiento de entidades de investigación, fomento y apoyo.

Lógicamente, también les ha tocado lidiar con dificultades y críticas, como la concentración de tierras, el beneficio de las grandes compañías de reforestación y un marcado rezago de los pequeños productores en competitividad, además de una mayor demanda de la sociedad en general por los aspectos ambientales.

Para conocer mejor la experiencia chilena, hace algunos meses una misión de organismos de gobierno e instituciones financieras oficiales de Colombia, además del Banco Mundial, fuimos a Chile para conocer de primera mano su experiencia y extraer algunas lecciones que pueden ser útiles para Colombia.

Esta son:
  • Una política clara, que ayude a consolidar y  canalizar los esfuerzos de todos los organismos relacionados al tema forestal.
  • Normas claras que den seguridad jurídica a las empresas de reforestación y los pequeños productores.
  • Un plan sólido, con visión a largo plazo, que permita aprovechar las ventajas comparativas de Colombia e insertarse en el mercado global
Todo esto ha sido posible en Chile, gracias al papel central de coordinación que juega la Comisión Nacional Forestal (CONAF), apoyada en instituciones de investigación genética y de mercados (entre otras) para poder actuar conforme a sus capacidades y demandas.
 
Con la experiencia acumulada y el aprendizaje que aportan ejemplos como el de Chile, tal vez sea hora de dejar de hablar del enorme potencial de Colombia en reforestación comercial y comenzar a ponerlo en marcha.
 
En la misión a Chile participaron:  
 

Autores

Miguel Pinedo

Senior Rural Development Specialist

Únase a la conversación

Este contenido no se mostrará públicamente
Caracteres restantes: 1000