La República Dominicana recibió en 2020 una cifra récord en remesas, que fueron un salvavidas para ayudar a más de 400 mil hogares durante una de las peores crisis económicas causada por la COVID-19 . Los migrantes latinos en general, y los dominicanos en particular, apoyaron a sus familias a pesar del impacto y las dificultades con el empleo que enfrentaron con la pandemia.
El Seminario Internacional semivirtual de Migración, Remesas y Desarrollo, organizado por el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Universidad Iberoamericana (UNIBE), ayudó a clarificar algunos de estos mitos sobre la relación de la migración con las remesas, la pobreza y la educación, entre otros.
Durante el seminario, expertos nacionales e internacionales abordaron los beneficios y desafíos de maximizar las ganancias de la migración, con aportes de un equipo multidisciplinario del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), y el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) de la República Dominicana.
A continuación, desmitificamos cinco aspectos en torno al impacto de la migración:
- Las remesas no reducen la pobreza. Un mito común en el tema de las remesas es que no contribuyen a reducir la pobreza y desigualdad, ya que son recibidas por las familias de los más ricos, porque son los únicos que pueden salir del país. Esto se basa en unos pocos ejemplos, más que en una prueba sustancial. La encuesta de los hogares del Banco Central de República Dominicana muestra que, sin las remesas, la pobreza hubiera aumentado de 23.4% a 25.3% en 2020. Las remesas financian además los gastos en salud y educación, alivian las restricciones crediticias para las pequeñas empresas y ayudan a amortiguar los choques adversos durante crisis y desastres naturales.
- Las remesas generan dependencia en los que las reciben. El mito plantea que las remesas generan dependencia porque las familias se acostumbran a recibir y no quieren seguir trabajando. Sin embargo, estudios demuestran que las remesas abren la oportunidad a los niños de ir a las escuelas y no tener que trabajar, y a las mujeres de ir a estudiar y no tener como única opción estar en el mercado de trabajo . Un estudio en 2020 halló que las remesas aumentan el gasto en educación en aproximadamente un 53% en América Latina. Igualmente, un estudio en 2021 en Camerún concluyó que las remesas internacionales promueven la educación de las niñas de 5 a 25 años con un efecto positivo más significativo entre las niñas en edad universitaria (18-25 años).
- Las remesas son el único beneficio de la migración. Existe el mito de que los beneficios de la migración para el país de origen solo se contabilizan en remesas. En realidad, las remesas impulsan una amplia variedad de actividades productivas y, por ende, abonan al desarrollo en las comunidades de origen cuando se crean políticas que garanticen una migración segura y ordenada. La diáspora dominicana es una de las más exitosas y unidas del mundo, favorece la transferencia de conocimiento y habilidades y es piedra angular en facilitar el comercio, turismo, tecnología, inversión, innovación y filantropía, entre otros aspectos.
- Las familias que reciben remesas las gastan en lujos y no en productos de primera necesidad. Existe un mito de que las remesas se invierten solamente en consumo suntuario y no para inversión. Al contrario, ayudan a abordar las necesidades básicas del hogar y el mejoramiento de la calidad de vida de las familias. Las familias que reciben remesas las usan principalmente para su vida cotidiana, como lo es el consumo de comida, ropa y transporte.
- Las remesas crean estancamiento económico en la sociedad. ¿La falta de competitividad ocasiona la migración o las remesas y la migración generan una falta de competitividad? Este argumento asume que los altos niveles de remesas pueden provocar un círculo vicioso de estancamiento y dependencia económicos. Un estudio en 2014 demostró que las remesas tienen un efecto positivo en las sociedades de dónde vienen los migrantes. Asimismo, a pesar de su efecto en la apreciación del peso dominicano, el dinero que envían los dominicanos en el exterior es clave para el desarrollo de sus familias y comunidades de origen.
William Swing, anterior director general de la Organización Internacional para las Migraciones, una vez dijo: “… la migración es un proceso, no un problema”. En el pasado, la migración era vista como un aspecto negativo para el desarrollo. Hoy en día se reconoce cada vez más que puede mejorar el desarrollo de los países, y no solo a través de las remesas.
La migración es fuente de múltiples oportunidades cuando existen políticas para maximizar sus beneficios. Bien gestionada, la migración tiene el potencial de mejorar el desarrollo social y económico en los países de origen y de acogida.
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