A comienzos de diciembre de 2020, Uruguay tenía 7500 personas infectadas y 83 muertes, una de las cifras más bajas de infecciones y fallecimientos en América Latina por COVID-19. Al mismo tiempo, el país ostentaba por lejos el número más alto de pruebas en la región, con 128 por caso detectado.
Para lograr esto, Uruguay llevó a cabo una estrategia a varios niveles consistente en centros de evaluación de COVID-19 que ofrecen pruebas a las personas independientemente de los síntomas; trazabilidad agresiva de los contactos para cada persona confirmada con COVID-19; pruebas de vigilancia en situaciones de brote; sistemas de vigilancia centinela y pruebas de hospital en regiones prioritarias, y un mejor enfoque para el testeo en las fronteras del país.
Esto puede parecer paradójico, dado que América Latina y el Caribe sigue siendo una de las regiones más afectadas por la pandemia, con cinco países en la tabla de los primeros quince. Sus efectos han sido duros y profundos: se prevé que el PIB de la región se contraiga en 7,9% en 2020; millones de niños no han podido asistir a la escuela durante la pandemia, con un efecto devastador sobre el potencial de aprendizaje y en el capital humano.
Todas las esperanzas para un regreso a cierta normalidad parecen recaer ahora en las vacunas . Hace poco, el Banco Mundial aprobó un compromiso financiero de US$12.000 millones que apunta a respaldar el financiamiento de y el acceso a las vacunas contra la COVID-19. Esta iniciativa sin precedentes ayudará a garantizar una distribución justa y equitativa de las vacunas entre los pobres y más vulnerables. Aun así, los desafíos en torno a la producción y distribución de vacunas seguras y efectivas son numerosos y es poco probable que lleguen a la mayor parte de la población mundial en 2021 . En paralelo a la distribución de las vacunas, los gobiernos deberán fortalecer aún más los esfuerzos de contención del sistema de salud pública.
Es dentro de este contexto que las estrategias de testeo proactivas y basadas en la población, como la llevada a cabo por Uruguay, se convertirán en un instrumento esencial para que los países puedan mantener abiertas sus economías y sus escuelas de forma segura el año próximo y más allá. ¿Pero qué significa todo esto y cómo funciona?
En los hechos, significa que más allá de los pacientes sintomáticos y sus contactos, se deben identificar las poblaciones prioritarias en base a muestreos para llevar a cabo el testeo regular. Estas poblaciones incluyen:
- Poblaciones vulnerables como los ancianos y aquellos que viven concentrados en ciertos lugares.
- Focos de transmisión geográfica.
- Alumnos y personal escolar.
- Sectores económicos clave, para proteger las fuentes de trabajo y la economía.
- Sectores laborales de alto riesgo como trabajadores de la salud y otros que coloquen a las personas en contacto frecuente con colegas o el público.
Identificación y testeo
Este es el principal mensaje de una guia que está siendo elaborada por el Banco Mundial con conocimientos cruciales para ayudar a los gobiernos a adelantarse a la curva de la pandemia mediante el reconocimiento de aquellas poblaciones que están siendo afectadas, dónde, cuándo y cómo, y a establecer medidas proactivas de salud pública proporcionales a la severidad de las infecciones en las diferentes comunidades.
La disponibilidad de pruebas de antígenos rápidas, precisas y asequibles permite a los gobiernos ampliar el testeo entre personas altamente contagiosas y liberar recursos clave para las estrategias de testeo basadas en la población. Estas pruebas representan un complemento importante para el actual criterio de referencia, la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa, conocida como RT-PCR por sus siglas en inglés, para la detección del SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19), que es más oneroso y toma más tiempo dado que debe ser procesado en un laboratorio. La movilización de pruebas de anticuerpo, que sirven para identificar personas que han sido infectadas por el virus anteriormente, puede ayudar a poner la mirada en los grupos de población de alto riesgo y a tomar medidas directas de salud pública proactivas para mitigar el impacto de la pandemia a futuro.
En espera de las vacunas
La guia del Banco Mundial para estrategias nacionales de testo para la COVID-19 en América Latina y el Caribe brinda consejos prácticos en base a las mejores experiencias internacionales disponibles, con el fin de que los países elaboren estrategias proactivas que les ayuden a contener la pandemia a medida que las vacunas se distribuyen entre las poblaciones más vulnerables.
La guia incluye elementos esenciales que los gobiernos pueden tomar en consideración mientras desarrollan y llevan a cabo sus estrategias de testeo proactivas:
- Disponibilidad de datos y recursos, incluida la gama y cantidad de pruebas disponibles, así como la disponibilidad de recursos humanos en el sector de la salud.
- Importancia de una buena gobernanza, uso de los mejores datos disponibles y participación de las partes interesadas en la definición de las poblaciones prioritarias a ser testeadas.
- Consideraciones clave en torno a la implementación, tales como infraestructura y capacidad de los laboratorios; confiabilidad de las cadenas de suministro; redes de transporte, así como infraestructura de vigilancia e intercambio de datos.
- Importancia de una evaluación y aprendizaje continuos para perfeccionar las estrategias a medida que estas son implementadas.
El financiamiento e implementación de estrategias de testeo proactivas y basadas en la población será esencial para contener la pandemia y atenuar su impacto negativo en escuelas y economías mientras los países amplían la distribución de vacunas seguras y efectivas. Siendo que el despliegue de las vacunas recién estaría listo en 2021, existe un riesgo importante de que los comportamientos de salud pública relacionados con la prevención del COVID-19 se erosionen. Atendiendo a que las vacunas no reducirían la transmisión de la enfermedad de forma drástica durante los meses iniciales de su despliegue, es crucial seguir invirtiendo en testeos para promover el cumplimiento de las buenas conductas y gestionar los brotes.
En última instancia, las vacunas y las estrategias de testeo son dos caras de la misma moneda: inversiones necesarias para restablecer la confianza en las sociedades, permitirles a las escuelas y la economía operar de manera segura y fomentar el crecimiento económico inclusivo para que los países puedan revertir el aumento de la pobreza causado por la pandemia.
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