El primero de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) se centra en la erradicación de la pobreza y del hambre y en el trabajo digno. Estas tres metas advierten que la mala salud y la falta de educación privan a las personas de un empleo productivo. También pueden quedar atrapadas en la miseria por el agotamiento de los recursos ambientales y por la corrupción, los conflictos y el mal gobierno que causan el derroche de recursos públicos y desalientan la inversión privada. Si bien la pobreza existe en todas partes, se han logrado progresos.
Objetivo 1A: Reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas cuyo ingreso es inferior a US$1,25 al día
La extrema pobreza se define como el consumo promedio diario equivalente a US$1,25 o menos. El número de personas que vive en esta situación se ha ido reduciendo desde 1990, registrándose la mayor disminución en Asia oriental y el Pacífico. El crecimiento acelerado de India en Asia meridional podría sacar de la pobreza a varios millones más de personas. África al sur del Sahara, que estuvo estancada durante casi toda la década de 1990, ha comenzado a registrar un descenso de la cifra de habitantes que vive en estas condiciones.
La línea internacional de pobreza se revaluó de US$1,08 al día (a precios de 1993) a US$1,25 (a precios de 2005), utilizando las nuevas estimaciones del costo de vida derivadas del Programa de Comparación Internacional 2005. África al sur del Sahara será la única región con un número importante de personas en extrema pobreza que no logrará alcanzar el objetivo.
Objetivo 1B: Lograr empleo pleno y productivo y trabajo digno para todos, incluyendo mujeres y jóvenes
El incremento de la productividad es la clave para aumentar los ingresos y reducir la pobreza. En las últimas dos décadas, la producción por trabajador ha crecido más rápidamente en Asia y Europa oriental que en las economías de ingreso alto. La Región de Asia oriental y el Pacífico ha registrado los mayores avances pero aún no ha alcanzado a las economías de ingreso mediano de Europa y Asia central, América Latina y el Caribe y Oriente Medio y Norte de África. La productividad media en África al sur del Sahara sigue siendo muy baja, aproximadamente al nivel de Asia oriental y el Pacífico en 1999.
El trabajo no estable representaba algo más de la mitad del empleo mundial en 2007 y sigue siendo elevado en Asia oriental y el Pacífico, Asia meridional y África al sur del Sahara. Es más frecuente la presencia de mujeres que hombres en tales trabajos.
1C. Reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas que padecen hambre
La desnutrición mide la disponibilidad de alimento para satisfacer las necesidades energéticas básicas de las personas. El aumento de la producción agrícola ha superado al crecimiento de la población en la mayoría de las regiones, pero el alza de precios y el desvío del cultivo de alimentos hacia la producción de combustibles revirtieron la disminución de la tasa de desnutrición desde 2004–06. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) estima que el número de personas en todo el mundo que recibe menos de 2.100 calorías al día aumentó de 873 millones en 2004–06 a 915 millones en 2006–08 y podría crecer más en los próximos dos años (FAO 2009b).
El déficit de calorías es sólo una de las causas de la desnutrición. La distribución de alimentos dentro de las familias, la salud de la persona y la disponibilidad de micronutrientes (minerales y vitaminas) también influyen en los resultados nutricionales. Las mujeres y los niños son los más vulnerables. Incluso antes de la reciente crisis de alimentos, alrededor de la cuarta parte de los menores de África al sur del Sahara y dos quintas partes de Asia meridional tenían un peso inferior al normal. Por último, los niños de los hogares más pobres en los países en desarrollo tienen más del doble de probabilidades de alcanzar un peso inferior al normal que los de hogares más ricos.
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