El acceso a agua potable y servicios sanitarios limpios son esenciales para la buena salud. En 2008, el 40% de la población mundial, es decir 2.600 millones de personas, no tenía acceso a instalaciones sanitarias de alta calidad. Cada año mueren 1,5 millones de niños a causa de la diarrea provocada por la combinación de servicios de saneamiento inadecuados, falta de agua no potable e higiene personal deficiente.
Uno de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) es reducir a la mitad el porcentaje de la población sin acceso a servicios de saneamiento básicos para 2015. El avance ha sido lento y, al ritmo actual, el mundo no alcanzará a lograr esta meta.
Acceso a buenas instalaciones sanitarias
Si bien a partir de 1990 aumentó el porcentaje de los habitantes con acceso a instalaciones de buena calidad en todas las regiones, el número de personas que carece de ellas se elevó a causa del lento avance y el crecimiento poblacional. En África al sur del Sahara, por ejemplo, es particularmente bajo (31%). No obstante, es en Asia meridional donde vive la mayor parte de la población que no cuenta con tales servicios.
En los países en desarrollo, el 40% de la población no dispone de instalaciones sanitarias en buenas condiciones:
- El 17% practicaba la defecación en espacios abiertos, que es la práctica más peligrosa para la salud;
- El 11% utilizaba instalaciones sanitarias en malas condiciones las cuales no garantizan la ausencia de contacto humano con los excrementos, y
- Otro 11% usaba instalaciones aceptables, pero las compartía entre dos o más hogares o utilizaba un baño público.
El acceso a servicios sanitarios de buena calidad muestra las llamativas diferencias entre las poblaciones urbanas y rurales. En los países en desarrollo, el 70% de los habitantes usaba instalaciones adecuadas en las áreas urbanas, en comparación al 40% en las áreas rurales. Sin embargo, esta cifra varía entre las regiones. La brecha entre las poblaciones urbanas y rurales es de 30 puntos porcentuales o más en América Latina y el Caribe. Asia meridional y África al sur del Sahara presentan amplias disparidades –una brecha de 30 puntos porcentuales–, mientras que en Asia oriental y el Pacífico la misma es de 10 puntos porcentuales.
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