La violencia contra las mujeres y las niñas tiene efectos generalizados, duraderos y de gran alcance. Impide la participación plena de las sobrevivientes en la sociedad, limita el acceso a la educación y la participación económica, y socava los esfuerzos para invertir en las personas y crear capital humano. Abordar la violencia de género es fundamental para la misión del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida.
El día de hoy comienzan los 16 días de activismo contra la violencia de género. Es un buen momento para pensar en los factores que impulsan la violencia, junto con las enseñanzas que podemos extraer de estudios innovadores basados en evidencia empírica.
Muchos factores impulsan la violencia de género. Entre los más arraigados se encuentran las normas y actitudes de género perjudiciales, como las normas sociales de comportamiento tácitas que son aprobadas por un grupo.
Las normas nocivas que sostienen la violencia de género incluyen las nociones de la autoridad masculina sobre el comportamiento femenino, así como la aceptación del abuso físico contra la esposa. Estas normas son apoyadas no solo por los hombres, sino también por las propias mujeres.
Existen datos para 103 países que datan de 2005 sobre la cantidad de mujeres de entre 15 y 49 años que alguna vez estuvieron en pareja y que creen que el marido puede golpear a su mujer por varias razones: si la esposa discute con él, se niega a mantener relaciones sexuales, quema la comida, sale sin avisarle o si “descuida” a los hijos. Las normas difieren de un país a otro y entre grupos geográficos y de población dentro de los países. El gráfico muestra las actitudes hacia la violencia contra la pareja, basándose en datos del Programa de Encuestas Demográficas y de Salud (i) y encuestas de indicadores múltiples por conglomerados (i) que se encuentran en el Portal de datos de género (i) del Banco Mundial.
Los roles y normas de género que justifican la violencia contra las mujeres están profundamente arraigados en muchas sociedades. Si bien las normas predicen la perpetración de la violencia, no explican por completo los niveles de violencia de género. Por ejemplo, incluso en países donde las normas condenan la violencia contra las mujeres (como Colombia, que tiene una de las tasas más bajas de tolerancia a la violencia en este conjunto de datos), la prevalencia de la violencia infligida por la pareja puede ser alta (en Colombia, en los últimos 12 meses la violencia llegó al 37,4 %, según las mediciones de 2010).
La Feria del Desarrollo (i) —nuestra asociación con la Iniciativa de Investigaciones sobre Violencia Sexual (i)— trabaja para subsanar las carencias de pruebas y apoyar a los investigadores en sus estudios de intervenciones costo-eficientes y ampliables para abordar la violencia de género. Existen ejemplos interesantes en los que las comunidades y los países trabajan para cambiar las opiniones sobre la aceptación de la violencia.
En Nepal, por ejemplo, Equal Access International y la Universidad de Emory (i) abordan la hipótesis de que los “creadores de tendencias” pueden cambiar las opiniones y los comportamientos. Los propios miembros de la comunidad seleccionan y dirigen las actividades educativas, mientras los investigadores trazan literalmente el mapa de la transformación demostrada visualmente a medida que los hogares izan banderas para declararse “libres de violencia”.
En el Líbano, investigadores de la Universidad de Queen y del Centro de Recursos para la Igualdad de Género ABAAD trabajaron con refugiados sirios para identificar las actitudes de los miembros de la comunidad frente al matrimonio infantil. Además de los profundos impactos negativos en la salud física y psicológica, el matrimonio infantil, precoz y forzado aumenta la vulnerabilidad a la violencia contra la pareja. Este estudio innovador reveló que las mujeres y los hombres sirios tenían diferentes discursos relacionados con las causas principales de estos tipos de matrimonios. Por lo tanto, para abordar dichas prácticas, puede resultar más eficaz usar estrategias diferenciadas dirigidas a los hombres y las mujeres. Para obtener más información, vea la charla TEDx (i) dictada por el investigador principal.
La Universidad de Ibadan y el Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer, beneficiarios de la Feria del Desarrollo 2019, trabajan con una comunidad de Ibadan para medir los cambios en las actitudes hacia la coerción sexual junto con las experiencias de violencia contra la pareja, con el fin de hacer un seguimiento de los efectos de una intervención diseñada para aumentar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el hogar y fomentar relaciones más igualitarias.
El Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias realizó el primer estudio cuantitativo riguroso sobre el impacto de las transferencias de efectivo en la violencia contra la pareja en Asia meridional, analizando no solo el efecto durante el programa, sino también qué sucedió después. El programa proporcionó transferencias de efectivo o de alimentos a mujeres pobres de zonas rurales: en algunas zonas la comunicación intensiva sobre cambios en los comportamientos se concentró en mejorar los conocimientos nutricionales y en otras no se llevó a cabo ninguna intervención comunicacional.
Los investigadores encontraron pruebas claras (i) de que solo la combinación de transferencias y comunicación sobre cambios en los comportamientos condujo a reducciones sostenidas de la violencia contra la pareja, con un 26 % menos de violencia física en los 6 a 10 meses posteriores al programa en comparación con el grupo de control o el grupo que solo recibió transferencias. Esto sugiere que los programas de transferencias de efectivo pueden reducir la violencia contra la pareja, y que estos impactos se pueden mantener.
Durante los próximos 16 días de activismo contra la violencia de género, la cuenta de Twitter "GBM Gender" (i) destacará enfoques de investigación aún más innovadores.
Un desafío para los profesionales del desarrollo es incorporar en toda nuestra labor diversos estudios basados en pruebas sobre la violencia de género. Un buen punto de partida es la Guía de recursos sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, que ofrece orientación sobre cómo integrar la prevención y la prestación de servicios de calidad a las sobrevivientes de violencia en una serie de proyectos de desarrollo.
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