Esta publicación forma parte de una serie de blogs (i) relativo a los objetivos de desarrollo sostenible y los datos de la edición 2016 de los Indicadores del desarrollo mundial .
Las disparidades entre los hombres y las mujeres son menos numerosas y más pequeñas que hace 20 años, pero sigue habiendo brechas cruciales
Hemos observado un avance significativo en la reducción de las disparidades de género en las últimas dos décadas, especialmente en los ámbitos de la educación y la salud. En la mayoría de los países han disminuido las diferencias entre los niños y las niñas en relación con la matrícula y la finalización de la escuela primaria, y en la transición hacia la escuela secundaria. Y tanto las mujeres como los varones tienen una vida más prolongada y saludable. Sin embargo, persisten algunas brechas cruciales: las mujeres tienen un acceso limitado a las oportunidades económicas, y su capacidad de tomar decisiones acerca de sus vidas y actuar en consecuencia —su capacidad de acción y decisión— (i) está restringida en muchos aspectos.
Obstáculos para el logro de la igualdad de género
Estas disparidades se relacionan con normas sociales y prejuicios arraigados que limitan a las mujeres y las niñas y les impiden alcanzar su pleno potencial. En muchas economías, las mujeres enfrentan disposiciones legales que restringen su capacidad de acceso a las oportunidades, las que incluyen el requisito de obtener el permiso de su marido o presentar documentación adicional para abrir una cuenta bancaria a su nombre. La persistencia de la violencia de género es un fenómeno generalizado y esta refleja el desequilibrio de las relaciones de poder en la familia y la sociedad en general. La responsabilidad de las mujeres por el cuidado de familiares y las tareas del hogar, lo que es necesario para la reproducción social, limita el tiempo que pueden pasar en un trabajo remunerado y las pone en desventaja con respecto a los hombres.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (ODS 5) procura “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, y representa una oportunidad para enfrentar las limitaciones estructurales y cambiar las normas sociales, lo que potencialmente permitiría trazar un camino permanente para salir de la pobreza y alcanzar las metas en materia de igualdad de género establecidas en la agenda 2030. (i)
Cambiar las normas arraigadas no es fácil. Un paso clave en este proceso es crear un entorno propicio modificando los marcos legales. Los países han logrado avances importantes al promulgar leyes para proteger a las mujeres de prácticas perjudiciales: en 2016, 137 países tienen leyes sobre violencia doméstica y 149 países prohíben o anulan el matrimonio infantil . Por otro lado, muchas economías todavía tienen diferencias legales que afectan las oportunidades económicas de las mujeres. Casi el 60 % de los 188 países sobre los que se dispone de datos carecen de marcos legales que obliguen a que exista igualdad de oportunidades en las prácticas de contratación, igual salario por trabajo igual, o que permitan que las mujeres realicen el mismo trabajo que los hombres.
Los cambios en el entorno legislativo o normativo son un primer paso importante, pero no garantizan el cumplimiento o la adopción de las leyes o las políticas. Eliminar la violencia contra las mujeres —una de las metas establecidas en el ODS 5— es un buen ejemplo. Numerosos países han adoptado leyes contra la violencia doméstica, pero se estima que más de 1 de cada 3 mujeres aún sufren violencia infligida por la pareja , observándose grandes divergencias en los distintos países. Además, 14 de las 21 economías con mayor prevalencia de violencia en la pareja han promulgado leyes contra la violencia doméstica, pero estas no se han hecho completamente realidad.
Eliminar el matrimonio infantil es otra meta de la agenda 2030. A pesar de las leyes nacionales que lo prohíben en muchos países, este fenómeno sigue siendo una amenaza para la vida de los niños, especialmente las niñas. En un tercio de los países que han promulgado leyes que prohíben el matrimonio infantil y sobre los que se dispone de datos, más del 30 % de las niñas se casó antes de cumplir 18 años de edad. El matrimonio infantil guarda relación con niveles más bajos de educación, menores tasas del uso de anticonceptivos, y una fertilidad más elevada. Las niñas que contraen matrimonio a una edad precoz tienen poco poder de decisión dentro de los hogares, menor participación en la fuerza laboral y menos control sobre los activos productivos. (i)
Fuente: Encuestas demográficas y de salud; World Population Prospects 2015, División de Población de las Naciones Unidas. Nota: Último año disponible en el periodo comprendido entre 2005 y 2014.
Los ODS hacen hincapié en el acceso de las mujeres a las oportunidades económicas
Aumentar la participación femenina en la fuerza de trabajo y mejorar sus oportunidades de obtener ingresos se asocian con la reducción de la pobreza y un crecimiento más acelerado. Los ingresos, el empleo y los activos empoderan a las mujeres, y eso beneficia a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, un gran número de países carece de un marco legislativo propicio, y las mujeres están rezagadas en la mayoría de las mediciones de las oportunidades económicas.
Las mujeres tienen más posibilidades que los hombres de ser trabajadores familiares no remunerados, y de trabajar en actividades de baja productividad y en empleos informales. Las mujeres —por elección, falta de opciones o normas de género— tienden a trabajar en empleos que ofrecen horarios flexibles, permitiéndoles conciliar el trabajo con las responsabilidades domésticas. Estos empleos a menudo son inseguros, no proporcionan ningún tipo de beneficios o contratos estables, y ofrecen escasas oportunidades de desarrollo profesional y salarios más altos. Además, estas disparidades están más arraigadas en los países más pobres, enfrentando las mujeres y las niñas de los hogares de menores recursos condiciones laborales considerablemente peores que sus contrapartes más ricas.
También persisten marcadas diferencias entre la actividad empresarial de los hombres y de las mujeres. A nivel mundial, las mujeres participan en el 34 % de la propiedad de las empresas y solo el 17 % de las firmas en todo el mundo tienen una mujer en un alto cargo directivo , algo que varía de modo considerable en los diferentes países. En general, el acceso al financiamiento —otro medio para el empoderamiento económico— es un obstáculo fundamental para los empresarios en los países en desarrollo. Sin embargo, las mujeres enfrentan mayores dificultades para acceder al financiamiento. (i) Una vez más, las barreras no financieras, como los marcos legales y regulatorios restrictivos, también plantean un desafío.
Source: World Development Indicators
El alcance amplio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible representa una nueva oportunidad. La igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres ocupan un lugar central en la agenda 2030. Se trata de temas transversales, pero constituyen metas en sí mismos, lo que representa una oportunidad para enfrentar las limitaciones estructurales, como las normas sociales arraigadas y la desigualdad en la distribución de las actividades domésticas y de cuidado por las cuales no se recibe una remuneración. Con el fin de evaluar en qué medida estos compromisos se traducen en acciones significativas, debemos abordar el desafío de recopilar datos específicos sobre la cuestión de género, especialmente en las áreas donde “los datos son escasos”, como el empoderamiento económico, la participación y la capacidad de decidir y actuar, y explorar nuevas maneras de incluir a todos los miembros de la sociedad en las encuestas y las actividades de recopilación de datos.
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