Cada persona -niño, joven o adulto- estará en condiciones de aprovechar las oportunidades educativas ofrecidas para satisfacer sus necesidades básicas de aprendizaje. —Declaración Mundial sobre Educación para Todos, Jomtien, Tailandia (1990).
La educación es un poderoso instrumento para reducir la pobreza y la desigualdad, mejorar la salud y el bienestar social y sentar las bases del crecimiento económico sostenido. En un mundo cada vez más complejo y dependiente del conocimiento, la instrucción primaria, como puerta de entrada a niveles superiores de enseñanza, debe ser la primera prioridad.
Desde 1990 el mundo ha prometido que todos los niños podrían terminar un ciclo completo de educación primaria; la tasa de finalización de este nivel (el porcentaje de cada grupo etario) brinda una medida clara del avance hacia esta meta.
Para alcanzar el segundo objetivo de desarrollo del milenio (ODM) que consiste en lograr la educación primaria universal para 2015, los sistemas escolares con baja tasa de finalización deberán capacitar a sus maestros, construir aulas y mejorar la calidad de la enseñanza. Lo más importante es que eliminen los impedimentos para la asistencia, tales como las cuotas que se cobran a los estudiantes y la falta de medios de transporte y aborden la preocupación de los padres por la seguridad de sus hijos.
Los países de las regiones de Asia oriental y el Pacífico, Europa y Asia central y América Latina y el Caribe están cerca de matricular a todos los niños en edad de recibir instrucción básica. Sin embargo, en 2006 eran aproximadamente 72 millones los que no asistían a la escuela en todo el mundo. Existen menos probabilidades de que los menores de escasos recursos estén inscriptos. No obstante, en los países en desarrollo más pobres, una gran proporción de infantes de hogares más pudientes tampoco están matriculados.
Además de la matriculación, 50 naciones en desarrollo han logrado la educación primaria universal y otras siete están en vías de hacerlo. Europa y Asia central y América Latina y el Caribe han sido las regiones más exitosas en cumplir este objetivo. No obstante, 38 países, en su mayoría de África al sur del Sahara, no avanzaron conforme a lo previsto y están muy lejos de alcanzar la meta.
Las tasas de alfabetización de los jóvenes de los países en desarrollo son más altas que las de los adultos. Aunque se produjeron cambios importantes en Oriente Medio y Norte de África y en Asia meridional, hay más analfabetismo de niñas que de niños en todas las regiones con excepción de América Latina y el Caribe, una diferencia que se hace más patente en Asia meridional y África al sur del Sahara.
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