Gráficos del Portal de datos de género
Un nuevo informe del Banco Mundial titulado “Gender at Work” hace hincapié en la necesidad de realizar evaluaciones multidimensionales de la igualdad de género en el mundo del trabajo. Un panorama más completo del problema permite encontrar soluciones más integrales en materia de políticas.
Resulta tentador usar un único indicador para medir la posición de un país en cuanto a la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer. Nada es más atrayente que la participación en la fuerza laboral. Esta información está siempre disponible y la gran mayoría de los países la entrega cada año. De hecho, en la actualidad el Portal de datos de género cuenta con información de 183 de 214 naciones, lo cual es una excepción en el universo de los indicadores económicos sobre este tema, los que suelen ser dispares, irregulares y poco confiables. Sin embargo, esto da una impresión incompleta e incluso errónea sobre cómo les va a los países.
No cabe duda que las mujeres están muy rezagadas respecto de los hombres en materia de participación. A nivel mundial, la presencia de las mujeres en la fuerza de trabajo se ha reducido, en realidad, en dos puntos porcentuales de 57 % en 1990 a 55 % en 2012. Sin embargo, en algunos de los países más pobres del mundo, como Rwanda y Tanzanía, esta tasa es cercana al 90 %. Esto no significa que las mujeres tengan buenos empleos, trabajen en cultivos productivos, operen negocios rentables, o estén ganando lo mismo que los hombres. Por el contrario, las mujeres en Tanzanía, como en otras naciones de ingreso bajo, están más concentradas en el trabajo informal, la agricultura de subsistencia y el comercio, mientras que los hombres dominan el área del empleo asalariado y del sector formal, en particular en la manufactura, la construcción, el transporte y las finanzas.* En condiciones de pobreza extrema, la participación de las mujeres en la fuerza laboral es a menudo un reflejo de la necesidad y la supervivencia más que de opciones y oportunidades.
El gráfico 1 ilustra la importancia de una evaluación multidimensional de la posición que ocupa un país considerando a los 10 países en desarrollo más grandes de los que tenemos datos y que representan un tercio de la población mundial. En todas estas naciones, las mujeres tienen menos probabilidades de estar en la fuerza laboral y, en todas menos en Brasil, las mujeres que trabajan tienen menos probabilidades que los hombres de ser contratadas en trabajos remunerados. Cabe destacar que, en Turquía, las brechas salariales de género parecen ser relativamente pequeñas, pero hay una gran disparidad en la participación y el empleo en trabajos con un salario.
Gráfico 1. Se necesita una perspectiva multidimensional de la igualdad de género en el mundo del trabajo
Fuentes: “Gender at Work”, Indicadores del desarrollo mundial y anexo estadístico del Informe sobre el desarrollo mundial 2013 (para brechas salariales, con excepción de la de México, que proviene de Estadísticas de las Naciones Unidas).
En todas las regiones, excepto Europa y Asia central, los datos de Gallup muestran que las mujeres que trabajan tienen menos probabilidades que los hombres de ser contratadas en trabajos asalariados de tiempo completo por un empleador (gráfico 2). Estos puestos de trabajo, por lo general, están vinculados a mayores ingresos, mejores protecciones sociales y un nivel más alto de bienestar subjetivo. Del mismo modo, “Gender at Work” presenta numerosas pruebas de las desigualdades de género en términos de ingresos, tipos de empleo, sectores de trabajo, productividad agrícola, y tamaño y beneficios de las empresas de emprendedores, entre otros aspectos.
Gráfico 2. Las mujeres que trabajan tienen, en general, menos probabilidades de ser contratadas a tiempo completo por un empleador
Fuentes: “Gender at Work”, análisis de datos de la Encuesta Mundial Gallup de 2012 y promedios nacionales ponderados en función de la población.
Entre las economías de las cuales se tienen datos, el gráfico 3 muestra las importantes brechas de género que favorecen a los hombres como empleadores. Sin embargo, solo 37 países en desarrollo dieron información sobre este indicador en el periodo 2011-12. Como con tantas otras medidas clave para fomentar la igualdad de género en el mundo laboral, esto se traduce en un punto ciego para la capacidad de los países de concentrarse no solo en la participación de la mujer, sino también en la igualdad de oportunidades económicas en términos más generales. Los datos de género sobre ingresos y características de los puestos de trabajo son especialmente escasos para la economía informal, donde trabaja la mayoría de los pobres del mundo. La falta de datos de género en diferentes dimensiones del mundo del trabajo significa que hay una menor capacidad para diagnosticar problemas multidimensionales y hacer un seguimiento de los avances a lo largo del tiempo.
Gráfico 3. Las mujeres que trabajan tienen menos probabilidades de ser empleadoras en casi todos los países para los cuales se dispone de datos.
Fuente: Indicadores del desarrollo mundial.
Existe un impulso prometedor en esta materia, pero los datos de género deben convertirse en una prioridad de las políticas públicas. Con este fin, el informe pone de relieve las apremiantes brechas de datos, incluyendo el conjunto mínimo de indicadores de género definido por las Naciones Unidas. Revise “Gender at Work” para un ver un debate más amplio sobre los datos, así como las múltiples limitaciones que determinan la desigualdad en el mundo laboral, y los planteamientos normativos y del sector privado para abordarlas.
* *Ellis, A., M. Blakden y colaboradores. 2007. Gender and Economic Growth in Tanzania: Creating Opportunities for Women. Banco Mundial, ciudad de Washington.
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