Esta desaceleración ha tenido impacto en distintos ámbitos, tanto en las sub-regiones, como a lo largo de la distribución del ingreso. La figura arriba ilustra esta tendencia al comparar el crecimiento general de los ingresos (en el eje horizontal) y el crecimiento de los ingresos del 40 por ciento más pobre en las distintas sub-regiones en dos períodos diferentes.
La figura ilustra dos conclusiones principales. En primer lugar, el último período muestra tasas de crecimiento más bajas. En segundo lugar, las tasas de crecimiento del 40 por ciento más pobre han caído más en términos relativos. El gráfico muestra que en periodos más recientes, los puntos en la gráfica están más cerca de la línea punteada de 45 grados, donde el promedio de crecimiento y el crecimiento del 40 por ciento más pobre son iguales. En otras palabras, el crecimiento ya no es tan beneficioso para los pobres (indicado por estar a la izquierda de la línea de puntos) como lo fue en los años anteriores. Y en el caso de México, el crecimiento observado del ingreso en el período más reciente está a la derecha de esta línea, lo que indica que el crecimiento para el 40 por ciento más pobre fue menor que para el resto de la población.
Esta desaceleración vuelve más desafiante la meta de continuar reduciendo la pobreza. Vale la pena recordar que en la última década, aproximadamente el 70 por ciento de la reducción de la pobreza en la región fue impulsada por el crecimiento de los ingresos y no por la redistribución de la renta. Por lo tanto, será crucial amortiguar el impacto de la desaceleración en los pobres y vulnerables, garantizando que el acceso a servicios básicos y oportunidades no se vea comprometido. Igualmente importante será reactivar el crecimiento con el fin de continuar con las importantes mejoras sociales que la región alcanzó en la última década.
Nota: Este blog es parte de la serie 'lacfeaturegraph' del equipo del LAC Equity Lab. Para acceder a publicaciones anteriores, por favor ingresar al enlace aquí.
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