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@shomik_raj and @aldotudela7
El cuarto estaba en silencio. El grupo se encontraba sentado, pensante, con cada uno de los participantes pensando cómo resolver un problema complicado, callados. De repente, un hombre se levantó y habló en voz alta, “Tenemos que dejar algo claro, somos más los que queremos que esto pare”. Este sentimiento, expresado durante un taller realizado en la Ciudad de México, se convirtió en un poderoso punto de partida para la iniciativa en marcha que actualmente estamos realizando para entender y atacar la violencia de género en el transporte público.
La seguridad personal dentro y alrededor del sistema de transporte público [de la Ciudad de México] es un problema serio que caracteriza la experiencia de muchos en el transporte público, particularmente de las mujeres. Un estudio reciente del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal reveló que alrededor del 65% de las mujeres usuarias del sistema de transporte público han sido víctimas de alguna modalidad de violencia de género dentro del sistema o entrando a él. Sin embargo, se sabe que solo una fracción de estos eventos se reporta… lo cual nos hace pensar que el porcentaje real puede ser mucho mayor.
Evaluación de la situación: lo que los usuarios y operadores del transporte público nos contaron acerca de la violencia de género en el transporte público de la Ciudad de México
Para caracterizar y entender el problema, se llevaron a cabo una serie de encuestas, entrevistas y talleres con choferes y pasajeros (mujeres y hombres) inspirados en la metodología “human- centered design”. La información recolectada confirmó lo que ya sabíamos: únicamente una quinta parte de los eventos son reportados a las autoridades, y los servicios de transporte informales en microbús se consideran el espacio en donde las mujeres son más vulnerables. Las discusiones nos permitieron también detectar información valiosa en los siguientes temas:
Utilizando como base los datos obtenidos, estamos trabajando con el Gobierno de la Ciudad, ONG´s y operadores de servicio de autobuses para poner a prueba soluciones posibles a través de un programa piloto:
Este trabajo se está realizando con el apoyo de Energy Sector Management Assistance Program (ESMAP)
La seguridad personal dentro y alrededor del sistema de transporte público [de la Ciudad de México] es un problema serio que caracteriza la experiencia de muchos en el transporte público, particularmente de las mujeres. Un estudio reciente del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal reveló que alrededor del 65% de las mujeres usuarias del sistema de transporte público han sido víctimas de alguna modalidad de violencia de género dentro del sistema o entrando a él. Sin embargo, se sabe que solo una fracción de estos eventos se reporta… lo cual nos hace pensar que el porcentaje real puede ser mucho mayor.
Evaluación de la situación: lo que los usuarios y operadores del transporte público nos contaron acerca de la violencia de género en el transporte público de la Ciudad de México
Para caracterizar y entender el problema, se llevaron a cabo una serie de encuestas, entrevistas y talleres con choferes y pasajeros (mujeres y hombres) inspirados en la metodología “human- centered design”. La información recolectada confirmó lo que ya sabíamos: únicamente una quinta parte de los eventos son reportados a las autoridades, y los servicios de transporte informales en microbús se consideran el espacio en donde las mujeres son más vulnerables. Las discusiones nos permitieron también detectar información valiosa en los siguientes temas:
- “Es poco común empatizar entre desconocidos”. El acoso sexual no solo es prevalente, normalmente es visible para muchos, y aunque la mayoría lo encuentra incómodo, el momento cuando ‘extraños en un autobús’ establecen una comunidad y enfrentan al agresor se da sólo cuando existe o es inminente la violencia física. Choferes y pasajeros comentaron este tema de varias maneras y en uno de nuestros talleres, un pequeño grupo de usuarios intentó llegar a una posible solución para enfrentar este problema. Entre varias opciones discutidas, los participantes contemplaron el uso de medios y campañas de marketing social como una manera para alentar la comunicación entre pasajeros, creando comunidad dentro de vehículos, y “recuperando los espacios públicos”.
- “Quejarse es una pérdida de tiempo.” “Es muy difícil.” Existe un sentimiento generalizado de que no vale la pena reportar los eventos de violencia de género ante las autoridades porqué es muy tedioso y no conlleva a resultados tangibles.Dicho esto, cuando se les propuso a los participantes del taller diseñar una solución, dos de cuatro grupos se enfocaron en promover métodos para reportar eventos de manera más fácil y precisa – sugiriendo que la información precisa de dónde y cuándo suceden estos eventos podría ser de gran valor para la policía, mientras que proporcionaría información a los usuarios en la toma de decisiones para minimizar el riesgo personal. No fue sorpresa que los usuarios pusieran atención en el uso de tecnología y el papel que juega la telefonía celular en la facilitación del proceso de reporte de incidentes y solicitud de ayuda.
- “La segregación no es la solución.” Una de las principales acciones del gobierno [de la Ciudad] en respuesta a la violencia de género en el transporte público ha sido la creación de áreas dedicadas para mujeres y niños en el sistema de Metro y BRT (muchas otras ciudades en América Latina y el extranjero han adoptado medidas similares). Además, el sistema de autobuses formalizado (RTP) ha mantenido el servicio de autobuses exclusivos para mujeres y niños “Atenea”. Sin embargo, la mayor parte de los participantes considera que la segregación de usuarios es “solo un parche” – que ofrece una solución insatisfactoria que penaliza a las víctimas y no enfrenta adecuadamente el problema de raíz de índole cultural y de comportamiento inapropiado.
- “Me siento más segura” cuando la calidad del servicio e infraestructura es mejor. Los participantes consistentemente asociaron servicios de transporte público de alta calidad con experiencias de mayor seguridad. Entre las propuestas de mejoramiento se incluyeron mejores protocolos que atiendan las quejas de los usuarios, mejor infraestructura (particularmente plataformas y corredores), así como el reemplazo de sistemas de microbuses por sistemas formalizados que incluyan cámaras y policías dentro de las unidades. El reto consiste en pensar en cómo mejorar la calidad del servicio donde y cuando el sector más vulnerable en materia de seguridad lo requiere, particularmente víctimas de violencia de género. Aunque no hay duda de que se requieren mejoras en el servicio e infraestructura del transporte público (el Gobierno de la Ciudad tiene metas ambiciosas que incluyen la formalización de rutas de autobuses y mejoramiento de centros de transferencia modal) – la velocidad del cambio está atada a restricciones financieras e institucionales. En este contexto, la prioridad inmediata es identificar soluciones rápidas, por ejemplo, medidas de mejoramiento efectivas financieramente que tengan un efecto significativo en la seguridad.
Utilizando como base los datos obtenidos, estamos trabajando con el Gobierno de la Ciudad, ONG´s y operadores de servicio de autobuses para poner a prueba soluciones posibles a través de un programa piloto:
- Una combinación de medidas – marketing social, campañas de comunicación, capacitación y apoyo tecnológico – para alentar a los usuarios a unirse en contra de agresores cuando sean testigos de eventos de violencia de género.
- Aplicaciones de tecnología celular, como Harassmap en Cairo y Circle of 6, enfocándonos en soluciones que puedan ser usadas por smartphones y también celulares regulares, fomentando hasta donde sea posible el funcionamiento en celulares regulares y buscando involucrar a ONGs en el proceso para procesar la información y proveer información a los usuarios primordialmente, seguido por las autoridades locales.
- Diseño de nuevos servicios que provean a los usuarios un ambiente más seguro, como servicios de puerta a puerta en rutas y horarios clave de la ciudad – basándonos en servicios innovadores como Kutsuplus en Helsinki y Night School en San Francisco.
Este trabajo se está realizando con el apoyo de Energy Sector Management Assistance Program (ESMAP)
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