El mundo se aleja peligrosamente del objetivo de desacelerar el ritmo del cambio climático. El aumento de las temperaturas afectará especialmente a los países en desarrollo y las economías emergentes, pero estas naciones son las menos preparadas para enfrentar las consecuencias.
Según estimaciones, estos países necesitarán USD 2,8 billones anuales de aquí a 2030 para lograr que las economías alcancen un bajo nivel de emisión de carbono y proteger a sus poblaciones de los impactos del cambio climático. Sin embargo, los flujos mundiales de financiamiento climático ascienden hoy a USD 1,3 billones anuales, y solo una fracción se destina a las economías emergentes.
Con los presupuestos gubernamentales ya muy limitados, el sector privado tendrá que desempeñar un papel cada vez más importante para subsanar este déficit, proporcionando hasta el 80 % del financiamiento necesario. Sin embargo, muchos inversionistas institucionales, bancos mundiales y gestores de activos —que en conjunto administran aproximadamente USD 400 billones— siguen renuentes a ingresar en los mercados emergentes debido a los riesgos reales y percibidos y la cantidad insuficiente de proyectos financiables. Hoy en día, las inversiones climáticas en los mercados emergentes representan solo una quinta parte de las necesidades estimadas.
Un ejemplo es África. A pesar de ser la región más vulnerable al clima (i), atrae solo el 2 % de la inversión mundial en energía limpia, y se proyecta que tendrá un déficit de USD 2,5 billones (i) en financiamiento necesario para hacer frente a la crisis climática. Lo anterior se debe a la falta de transparencia y de normativas adecuadas, la insuficiencia de proyectos financiables y el mayor riesgo de inversión.
No obstante, estos desafíos no son insalvables. Los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras de desarrollo pueden trabajar de manera conjunta con los Gobiernos con el fin de crear un entorno más propicio para la inversión privada e impulsar la transición verde, generar empleos y apoyar a las economías.
He aquí cinco formas de desbloquear el capital para inversiones en acción climática:
Desarrollar normas para aumentar la confianza de los inversionistas y evitar el falso ecologismo. Junto con las mejoras de las regulaciones nacionales, las normas internacionales pueden ayudar a impulsar la inversión. Por ejemplo, los Principios de los Bonos Verdes (i), las directrices ampliamente aceptadas para la emisión y presentación de informes sobre este tipo de instrumentos financieros, han ayudado a catalizar un mercado de casi USD 1 billón, cuyo capital se destina a la energía renovable, la infraestructura verde y la agroindustria sostenible. La orientación, el fortalecimiento de las capacidades y las inversiones que demuestran lo que es posible lograr sirven para acelerar los mercados. En solo dos años, las directrices sobre financiamiento azul de la Corporación Financiera Internacional (IFC), por ejemplo, han ayudado a desbloquear USD 1500 millones para préstamos y bonos azules, reduciendo la contaminación marina y apoyando la salud de los océanos, al tiempo que generan una creciente demanda de dichos instrumentos financieros.
Desarrollar una cartera de proyectos climáticos a largo plazo con el fin de crear nuevos mercados. Para facilitar el ingreso de capital privado a los mercados emergentes, los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras de desarrollo deben trabajar con los Gobiernos de los países. Juntos, pueden identificar las barreras del mercado y promover reformas que incentiven a los inversionistas en iniciativas climáticas y fijen un precio al carbono. También deben apoyar a los precursores y los proyectos de demostración en la preparación de los proyectos. Por ejemplo, la labor de IFC con las empresas de servicios públicos de agua ha mejorado la resiliencia del suministro para 60 millones de personas en las economías en desarrollo a través de asesoramiento, productos de inversión e intercambio de conocimientos. Lo anterior crea oportunidades para futuras inversiones comerciales en el sector del agua.
Compartir datos de respaldo para abordar el riesgo de inversión percibido. Los inversionistas necesitan datos sobre las tasas de incumplimiento de pagos y recuperación de las inversiones para gestionar el riesgo y tomar decisiones informadas. Con el fin de comprender mejor los mercados en los que es difícil encontrar información crediticia fiable, el Consorcio Global Emerging Markets (GEMs) (la base de datos sobre riesgos de los mercados emergentes) (i) publicó información por primera vez, como un paquete completo, que abarca décadas sobre las tasas de incumplimiento y recuperación de los préstamos privados, soberanos y subsoberanos en los países en desarrollo. IFC también realizó un análisis integral (PDF, en inglés) de las tasas de cesación de pagos de su cartera de préstamos otorgados a empresas. Estas estadísticas sugieren que las inversiones del sector privado en los mercados emergentes no son tan riesgosas como muchos inversionistas podrían creer. Este tipo de información es fundamental para movilizar las inversiones privadas en los mercados emergentes, y abordar una de las recomendaciones principales del Grupo de los Veinte (G20).
Hacer que la inversión en el clima en los mercados emergentes sea más asequible y menos riesgosa. El financiamiento combinado, que comprende asignaciones pequeñas de donantes o fondos en condiciones concesionarias para reducir el costo de los proyectos de demostración iniciales y mitigar el riesgo de los proyectos, movilizando al mismo tiempo financiamiento comercial para el desarrollo, puede ayudar al logro de este objetivo. La experiencia de IFC indica que cada dólar de financiamiento en condiciones concesionarias no solo genera USD 7 en inversiones adicionales, sino que también ayuda a crear mercados en múltiples sectores. En el ámbito de las viviendas verdes, por ejemplo, IFC aprovechó USD 100 millones de fondos de donantes para desbloquear USD 80 000 millones de inversiones en 100 países. Atraer financiamiento privado para los países más pobres es particularmente difícil, pero herramientas como el Servicio de Financiamiento para el Sector Privado de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) facilitan esta tarea. Este mecanismo permite a IFC, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones y los coinversionistas emprender proyectos de mayor riesgo y reducir el costo de las inversiones climáticas que no hubiera sido posible de otro modo.
Diseñar plataformas innovadoras para los inversionistas privados. Los mecanismos de inversión personalizados pueden ayudar a los inversionistas institucionales a alcanzar sus objetivos de riesgos y beneficios y canalizar, al mismo tiempo, capital hacia una economía con cero emisiones netas. También pueden exponer a los inversionistas internacionales a nuevos mercados a medida que aprenden y adquieren confianza. Por ejemplo, durante la última década, la plataforma de la cartera de préstamos sindicados de IFC ha recaudado más de USD 16 000 millones de inversionistas institucionales y compañías aseguradoras de créditos, y su Programa de Carteras de Cofinanciamiento Administradas One Planet —la primera cartera del mundo de préstamos para mercados emergentes alineada con el Acuerdo de París— ha recaudado y comprometido USD 2500 millones hasta la fecha.
Movilizar la inversión privada en los mercados emergentes requerirá que los Gobiernos, las instituciones financieras de desarrollo y los inversionistas privados unan fuerzas, junto con los donantes soberanos y filantrópicos, para acelerar la transición hacia un crecimiento resiliente y con bajas emisiones de carbono. El objetivo de una economía mundial próspera e inclusiva en un planeta habitable vale la pena.
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